Los ejes del debate


J. Enrique Olivera Arce



Dos temas siguen siendo el centro de atención de la clase política y los medios: los esfuerzos de Calderón Hinojosa por legitimarse ante el pueblo de México, y la elección interna del PRI.


En mayor o menor medida, tanto en la capital de la república como en el interior del país ambos temas son motivo tanto de una amplia difusión como de debate y posicionamiento partidista, ocupando la primera plana de la prensa escrita y los horarios triple A de los medios electrónicos. En el caso del presidente de México, las medidas adoptadas por este en los primeros 75 días de su gestión no terminan de cuajar, antes al contrario, una a una parecen revertirse negativamente siendo cuestionadas no sólo por sus críticos y destacados analistas políticos, sino por una mayoría popular afectada en su bolsillo, que atribuye al gobierno calderonista tanto el alza en el costo de la vida como la diferenciación que hace entre quienes producen la riqueza de este país y los miembros de las fuerzas armadas.


En justicia cabe reconocer que el aumento del 46 por ciento en los ingresos de la tropa es más que merecido, si consideramos la enorme distancia que en materia salarial históricamente ha existido entre la oficialidad y el personal bajo su mando. Más ello no deja de causar malestar en una población que frente a la carestía de bienes y servicios básicos, ve incrementado el salario mínimo en apenas un 4 por ciento. Aumento que en escaso un mes está superado por la inflación derivada del alza de la tortilla, la leche, el huevo, y algunas legumbres que concurren a la dieta de la mayoría de los mexicanos.
La opinión cada vez más generalizada es que Calderón no puede gobernar sin el soporte de las fuerzas armadas.


El desplante mediático frente a la delincuencia organizada ha quedado en eso. Y por si fuera poco, el anunciado programa de siembra de 250 millones de árboles, anunciado en Tabasco, y el de rescate de los recursos costeros y de la actividad pesquera en Sinaloa, más que verse positivamente como estímulo a la producción y el empleo, se contempla como desplante demagógico por parte de un presidente de la república que no tiene la menor idea de lo que está hablando, tanto en términos técnicos y financieros como en lo que representa la movilización y organización social que estas tareas demandan. Amen de los obstáculos que para su implementación opone la arraigada corrupción, intereses creados, y el burocratismo que impera en las diversas agencias responsables en los tres ordenes de gobierno.


Por lo que respecta a la elección interna del PRI en la que resultara ganadora Beatriz Paredes, el tema rebasa el ámbito de esa fuerza política, ocupando y preocupando a toda la clase política. De una acertada conducción en el proceso de rescate de un partido dividido, que perdiera en el camino la cohesión, principios y discurso que le identificaban con las mejores causas del país, depende en mucho el futuro político de México. Rescatar de las ruinas a un partido que está y no está en todo el país, no es tarea fácil. El primer obstáculo deviene de la pérdida de su carácter de partido de estado. Sin la rectoría del presidente de la republica en turno, los hilos del poder centralizado están diluidos, fragmentados en tantos pedazos como gobernadores priístas lo ejercen en sus feudos.


El caso de Veracruz es paradigmático. Frente al poder de decisión del CEN del PRI se opone la fuerza centrífuga del poder local. Frente a la necesaria unidad en torno a la recién electa directiva nacional del instituto político, se impone la tendencia independentista del primer priísta de la entidad, que antepone el interés de su administración al interés del conjunto nacional.


Y decimos que es paradigmático en tanto que Fidel Herrera por primera vez en su historia política, está obligado a navegar contra la corriente. Acostumbrado a navegar con los vientos a favor, manteniendo estrechas relaciones con el titular del poder ejecutivo federal y con la dirigencia de su partido, hoy se ve alejado del ánimo presidencial y, pese a que se afirme lo contrario, enfrentado coyunturalmente a la nueva dirigencia nacional del institucional. Estando más que obligado a refugiarse en el estrecho coto de poder que le da su investidura y su autoridad política sobre priísmo veracruzano. En este inédito escenario se pone a prueba su tradicional visión y capacidad operativa y serán los resultados de la próxima elección local los que le permitan arribar a buen puerto en el 2010.


Beatriz Paredes lo sabe. Con menor o mayor diferencia, cada uno de los gobernadores priístas no cederá tan fácilmente en la restauración del poder centralizado. A ellos estará dirigida su política de apertura y reconciliación, tendiendo los puentes que sean necesarios para alcanzar la ansiada unidad. Del éxito de esta tarea consideramos dependerá la viabilidad de rescate y reconstrucción del PRI a nivel nacional, que le permita aspirar a recuperar el poder presidencial en el 2012.








Criptograma fidelista


J. Enrique Olivera Arce




Concluyó la elección de presidente y secretario general del CEN del PRI. No así las especulaciones, rumores y sesudas interpretaciones en torno a las consecuencias que para Veracruz tienen los resultados del democrático ejercicio comicial. Lo mismo entre los círculos políticos en sus diferentes niveles y cercanía con la cúspide del poder, que entre analistas, comentaristas y demás yerbas que participamos en los medios electrónicos y de prensa escrita.


Las declaraciones del gobernador sobre el mentado ejercicio, son ahora el centro del debate. El críptico mensaje con el que Fidel Herrera se refiere al proceso electoral del 2010, lo justifica. Sólo el y nadie más que el, sabe que quiso decir, al deslizar la posibilidad de que el PRI en Veracruz haga una alianza con una de las “formaciones políticas más prestigiosas de la historia de la nación”, para ganar la elección de diputados locales y alcaldes.


El inobjetable triunfo de Beatriz Paredes, pasa a segundo plano frente a la criptografía que oculta las verdaderas intenciones del primer priísta del estado. Su repercusión, sólo comparable con lo retorcido del lenguaje empleado, fue más allá del terreno tricolor, alcanzando las filas de los partidos opositores, y sin duda de los medios. ¿Qué quiso decir?, nos preguntamos todos. ¿A que formación política prestigiosa se refirió. Sin duda no al PANAL, de reciente creación; ¿Al PAN? Sin duda no, puesto que está descartado por ser la fuerza política que más cerca está de arrebatarle el pode al PRI, además de que constituiría una aberración histórica la sola idea de una alianza con este partido.


Con Convergencia tampoco, pues uno de los objetivos del priísmo es impedir que Dante Delgado y sus huestes pudieran superar al PAN en las urnas y lograran la ansiada gubernatura.


Sólo queda el PRD y sus canibalescas tribus. ¿Será este remedo de partido político la formación política más prestigiosa en la historia de la nación? Si atendemos a que Arturo Hervis ha sido a últimas fechas protagonista en las pasarelas armadas por Fidel Herrera Beltrán, podría pensarse que así es.


Y así, de boca en boca, van corriendo las diversas interpretaciones a lo expresado por el gobernante. Habiéndose armado, en unas cuantas horas, una bola de nieve que va creciendo a velocidad vertiginosa.


Para el veracruzano común, el de a pié, el contenido del mensaje es todavía mas desentrañable. ¿A que formación política en la historia de la nación se refirió tío Fide? Cuando es más que sabido que de todos los partidos políticos nacionales, ninguno reúne el perfil para considerarse prestigioso. Antes al contrario, ninguno se hace merecedor a la credibilidad y respeto de la ciudadanía.


Y claro, no falta quien se quiere pasar de vivo y, afirma que el mensaje es muy claro. El gobernador ha querido trasmitir la idea de que lo que busca es dividir a los partidos opositores, dejar que se desgreñen entre sí, dejando el camino libre al PRI para que con el suficiente tiempo se prepare para ganar la elección, en el presente año y en el 2010. Ejemplificando lo anterior con el apapacho de que son objeto Arturo Hervis y el “Pipo”, a los que se les hace creer que tienen posibilidades de remontar la corriente y llegar bien posicionados al 2010, provocando con ello una cena de negros en el blanquiazul y una orgía de caníbales en el perredismo. A la vez que se trabaja intensamente para dividir a Convergencia con la zanahoria de las alcaldías. Tortuosa interpretación esta que hace del mensaje una pieza de arte critográfico.


Lo cierto es que la derrota de Enrique Jackson y con ello la derrota de Fidel Herrera, que le aposto a éste y no a Beatriz Paredes, ha quedado oculta tras esta singular cortina de humo. Lo que sigue se develará en su momento. Hoy por hoy, las expectativas ya están puestas en el 2010, y en la convicción del primer priísta del estado en que el PRI, sólo o en alianza con el verde, por sentado se da por derrotado.


















*Triunfa Beatriz Paredes.

*Habrá reacomodo de fuerzas políticas al interior del PRI en la entidad.


J. Enrique Olivera Arce



El Partido Revolucionario Institucional, eligió este domingo a su nueva dirigencia, con miras a recuperar su fuerza política, menguada desde el 2000. De acuerdo con la Comisión Nacional de Procesos internos del PRI, la fórmula integrada por Beatriz Paredes y Jesús Murillo Karam, presidenta y secretario general respectivamente, ganaron con 9.410 votos de un padrón de 17.705 consejeros considerados, considerándose abrumador el triunfo de la ex gobernadora de Tlaxcala.


A reserva de que se de a conocer el sentido del voto de los consejeros veracruzanos, por la mañana una vez concluida la votación en el edificio del CDE en la Av. Ruiz Cortines, las preferencias del voto parecían estar divididas, no obstante que se percibiera que existía “línea” para votar a favor de Enrique Jakcson. Escuchándose comentarios en el sentido de que Beatriz Paredes no satisfacía las expectativas de cambios de fondo al interior del partido. Incluso un alto funcionario, en su calidad de consejero, expresó que la ex dirigente nacional de la CNC y ex Secretaria general del PRI, durante su gestión no aportó nada positivo a favor de los campesinos ni contribuyó a la unidad del partido.


Otro consejero expresó que Beatriz Paredes no tiene nada que aportar al fortalecimiento del partido, y no contar con capital político en cantidad y calidad como para superar a Enrique Jackson en la votación, toda vez que éste último tenía todo el apoyo de la profesora Elba Esther Gordillo, lo que aseguraba la tranquilidad del magisterio en las entidades federativas, facilitando las tareas de renovación de la estructura partidista.


Por el contrario, quienes se inclinaban a favor de la ex candidata al gobierno del Distrito Federal, señalaban que Enrique Jackson nunca ha ganado una elección y que, de salir triunfador, el PRI entraría en una nueva etapa de decadencia y división.


Personas ajenas a los consejeros veracruzanos manifestaron estar satisfechas con el resultado de la elección. Considerando que cuenta con una sólida ideología priísta, experiencia organizativa y el apoyo de la mayoría de los gobernadores de filiación tricolor, entre ellos Enrique Peña Nieto, Gobernador del Estado de México, al que ya se considera como el más viable para portar los colores del partido en la elección presidencial del 2012.


A diferencia de otras ocasiones, el ambiente se antojaba festivo a pesar del frío. Quizá porque la convocatoria no salió de las oficinas del novel presidente del CDE del institucional, a quien consideran los viejos priístas como un cero a la izquierda.


Es de esperarse que con el triunfo de Beatriz Paredes, en Veracruz se de un reacomodo de las fuerzas políticas, que incidirá en la tónica a adoptar en la preselección y selección de candidatos a las diputaciones locales y alcaldías, así como en las presuntas alianzas del PRI con el PRD y el Partido Verde, para frenar las aspiraciones del PAN y Convergencia para el 2012.


Lo que queda claro es que el voto de los consejeros veracruzanos se dio dividido, pese a la percepción en contrario. Si acaso existió línea a favor de Jackson, esta no funcionó.






“Tan cerca de Estados Unidos y tan lejos de Dios”



J. Enrique Olivera Arce




Por si fuera poco para México ser víctima de flagelos como corrupción, pobreza y delincuencia organizada, en ese orden de importancia, y estar sujeto a los vaivenes del precio de un recurso estratégico que está por agotarse, como el petróleo, al que por cierto hemos dilapidado y dejado de utilizar como palanca para el desarrollo, hoy tiene que enfrentarse a una nueva amenaza: el terrorismo internacional que presuntamente ha puesto sus ojos en nuestro país.

Si bien es cierto que no está confirmado y además existen dudas sobre la veracidad de las amenazas de Al Qaeda sobre los países que abastecen de petróleo a los Estados Unidos de Norteamérica, considerando la situación actual de la geopolítica mundial dominada por los grandes intereses petroleros, es más que obligado atenderlas. Estando condenados a seguir la suerte de nuestros vecinos del norte, por su cercanía, dependencia económica y su reiterada intervención, el lazo más estrecho que nos une hoy día, para bien o para mal, es el ser proveedores del oro negro, cada vez más escaso en el planeta, sea verídica la amenaza o no, es indudable que estratégicamente el tema debe ser preocupación permanente del Estado como asunto prioritario de seguridad nacional.

La Secretaría de Gobernación sobre el particular ha informado que el gobierno se mantiene atento y nuestras fuerzas armadas dan seguridad a toda la infraestructura petrolera nacional. Sin embargo, el contenido de tal declaración es de dudarse. Baste como ejemplo los constantes dolores de cabeza que para PEMEX representan las tomas clandestinas con las que particulares ordeñan los ductos, y la laxitud que prevalece en las medidas de control que se aplican en las instalaciones petroleras.

Por otra parte, también es sabido que tecnológicamente nuestras fuerzas armadas no están preparadas para afrontar ataques terroristas con armas sofisticadas, de la índole que suelen utilizar los grupos terroristas que encabeza Al Qaeda. Ni los servicios de inteligencia del gobierno, hasta ahora incapaces de frenar a la delincuencia organizada, están a la altura de circunstancias de naturaleza tal como las presuntas amenazas vertidas. Constituyendo éstas un reto que parece superar toda posibilidad de evitar que en su momento se hicieran efectivas.

Surge entonces otra amenaza, de otra índole no menos grave. La intervención de las agencias antiterroristas del vecino país del norte, e incluso de especialistas de las fuerzas armadas norteamericanas, que, en una acción de autodefensa, no dudarían en asistir al gobierno mexicano para preservar el flujo ininterrumpido de petróleo, como prioridad estratégica para sus intereses. Al mismo tiempo que fortalecerían sus mecanismos de control fronterizo, haciendo más agresiva su política en contra de los migrantes mexicanos y centroamericanos; corriendo de facto su frontera hasta el sur de nuestro país, como parece que ya está ocurriendo.

Dada la gravedad de las presuntas amenazas, el tema de la soberanía nacional, el migratorio, e incluso el combate a la delincuencia organizada, pasarían a segundo plano. Privilegiándose la seguridad de la infraestructura petrolera con el auxilio de nuestro vecino del norte. Posponiéndose la atención a los grandes objetivos nacionales de crecimiento económico, combate a la pobreza y desarrollo, propiciando una nueva escalada en el camino del retroceso.









No hay peor ciego que el que no quiere ver

J. Enrique Olivera Arce







Inmerso Como está en la pugna interna de selección de quienes ocuparán los cargos de presidente y Secretario general del CEN del PRI, el priismo veracruzano sigue aferrado a la idea de que su mejor capital político para la contienda del presenta año para la elección de diputados locales y alcaldes, es el intenso trabajo desarrollado por Fidel Herrera Beltrán a lo largo de sus dos años de mandato. Olvidando la lección que en las urnas recibiera en el proceso electoral del año anterior.







A lo largo de este último proceso, independientemente de cómo se manifestara la elección presidencial, específicamente en lo que toca a la elección de los diputados federales veracruzanos, desde este espacio se hizo hincapié en que no basta el trabajo cotidiano de un mandatario, obligado constitucionalmente a trabajar para todos los veracruzanos, sin distingo partidista, para inclinar la balanza a favor del institucional. El trabajo personal de Fidel Herrera Beltrán no sustituye por sí mismo una responsabilidad que compete a dirigencias y militancia.

Si alguien fue responsable de la debácle en el 2006, no fue el gobernador del estado, y eso debe quedar bien claro para el actual CDE del PRI. En la derrota tuvo mucho que ver la falta de visión de la dirigencia estatal y el exceso de confianza en la aceptación, cercanía con el pueblo y popularidad del gobernante, aunado a una pésima selección de candidatos. No la inclinación ideológica ni el compromiso de la militancia para con su partido.

Jamás se comprendió la nueva realidad del país y de la entidad, en lo que se refiere al reacomodo de las fuerzas políticas influenciadas por el peso específico de los candidatos presidenciales y la guerra sucia que se diera en torno al proceso. La inercia impulsada por el triunfo del partido en el 2004, y el posicionamiento a base de trabajo de Fidel Herrera Beltrán frente a la mala herencia del alemanismo, conformó la debacle.

Hoy, en los prolegómenos de la contienda electoral que desembocará en septiembre con la elección de la diputación local que conformará la LXI Legislatura, y los 212 alcaldes en la geografía política veracruzana, el CDE del PRI manifiesta cerrazón y olvido, persistiendo en la misma actitud triunfalista del pasado, dejando en manos del gobernador la inclinación de la balanza, y renunciando al compromiso de reinvención y actualización del partido que, entre otras cosas, exige participación activa de la militancia en la toma de decisiones; privilegiando horizontalidad por sobre un autoritarismo vertical y antidemocrático.

No se quiere aprender de la experiencia y, lo que es peor, tampoco se acepta la visión, las ideas y propuestas, de aquellos priistas que observan con mayor claridad el panorama.

No hay peor ciego que el que no quiere ver. En el pecado se llevará la penitencia. En septiembre el PRI degustará nuevamente el sabor de la derrota.

Entre chascarrillos y bromas de mal gusto


J. Enrique Olivera Arce



Que fácil resulta ignorar el pasado frente a un chascarrillo. Bastó una nueva pifia literaria de Vicente Fox para hacerlo víctima del escarnio público, levantando con ello la cortina de humo tras la que se pretende ocultar la realidad de un sexenio perdido, y lo que sigue. Los grandes problemas nacionales pasan a segundo plano. El debate mediático se centra en torno a la estupidez supina de quien se precia de nunca haber leído. Soslayándose la herencia de ineficiencia y corrupción y deterioro, que dejara a los mexicanos un pésimo presidente de la República.

Por eso, cuando el presidente Calderón Hinojosa opone el pasado al futuro, soslayando el presente, no se sabe a ciencia cierta si se refiere a dejar atrás al país dividido, fragmentado, y a la deriva que hereda de su antecesor, ó constituye un anticipo de lo que será el México a construir sobre cimientos inexistentes. Un chascarrillo más, ahora en boca de quien está obligado a expresarse con claridad frente a un pueblo que espera rumbo y conducción. Pues sólo en broma se puede concebir, a la luz del concierto internacional, que un país pueda aspirar a ser la quinta potencia económica del planeta, con sólo desearlo, borrando por decreto el pasado, y soslayando un pesado presente que nos mantiene anclados en el inmovilismo y con alto riesgo de deslizarnos en el tobogán del retroceso.

País de chascarrillos, caricatura de lo que somos y lo que aspiramos a ser en los próximos cincuenta años, cuando de un plumazo aceptamos el fin de las ideologías que cual dogma religioso, se nos pretende imponer desde las alturas. Ni izquierdas ni derechas, dice Calderón. El pasado no existe. De lo que debemos estar convencidos y así lo debemos aceptar, es que el pueblo de México votó por el futuro. Por un mañana incierto en el que mecidos por las olas neoliberales, al vaivén del mercado, cerramos los ojos a la historia para dejarnos llevar en el carruaje de la pretendida opulencia que habrá de depararnos el mantenernos uncidos a un capitalismo en decadencia.

Broma cruel, pero al fin broma, para los millones de compatriotas, sin empleo, sin esperanzas, sin expectativas de mejores condiciones de existencia. Chascarrillo de mal gusto para quienes hoy, hoy, hoy, viven atados a la miseria, a la insalubridad y a la ignorancia.

Y para no quedarse atrás en la estulticia, diputados y senadores proclaman que los consejeros del IFE deben ser relevados, hacer maletas y retirarse al rancho, por no ser dignos de confianza. El comal le dice la olla, pues si alguien merece desconfianza son los que se dicen hacedores de las leyes. Que se vallan todos, sería la solución.

Cortinas de humo de un falso debate, ante la incapacidad para enfrentar un presente nacional que exige con urgencia achicar la nave y enderezar rumbo, empezando por la erradicación de corruptelas, impunidad y opacidad en el quehacer gubernamental. Que por cierto no se logra por decreto.

Si el tratar de ocultar el sol con un dedo en el concierto internacional, escondiendo nuestras miserias con una mano atrás y otra adelante, es desverguenza, qué podría decirse en lo interno, cuando reír y llorar son sinónimos, al festinar el entierro del pasado y el advenimiento del pensamiento único, que en nuestra pluralidad nos hace iguales frente a los designios del poder.