La izquierda está en los jóvenes brigadistas

J. Enrique Olivera Arce



Una vez aprobada en sus términos la llamada Reforma Energética o de la industria petrolera por el Congreso de la Unión, más allá de sus alcances legales y lo que en los hechos la corrupción e impunidad den lugar en el manejo del patrimonio energético de la Nación, queda a la conciencia de cada mexicano el juzgar y calificar tanto la actuación ética y moral de las señoras y señores legisladores, como de los integrantes del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, encabezado por Andrés Manuel López Obrador.



Quién ganó y quien perdió en el largo proceso legislativo, es irrelevante. Cuando al final queda confirmado una vez más que diputados y senadores –salvo muy pocas y honrosas excepciones- lejos de representar a la ciudadanía, a sus entidades federativas o a sus electores, sirven, primero, a intereses concretos de la partidocracia en el poder y, segundo a sus propios apetitos e intereses de índole política y económica. Lo que piensen o dejen de pensar quienes en las urnas les elevaran a la calidad de legisladores, les tienen sin cuidado; haciendo nugatorio cualquier intento por avanzar en la vida institucional y democrática de México.



Para quienes lo hemos vivido a lo largo de muchos años, la mediocridad y servilismo legislativo no causa extrañeza, pero tampoco nos libra de algunos resquicios que aún quedan de capacidad de indignación y vergüenza. La frustración de varias generaciones que no hemos sabido o querido dejar en los jóvenes un legado de patriotismo y compromiso, la llevaremos a flor de piel hasta la tumba. Correspondiendo a las nuevas generaciones el rescate de la lucha por la democracia y el poder popular, de mejor manera y con mejores instrumentos, si así lo consideran pertinente. Si no, sus descendientes habrán de reclamarlo; como hoy a los viejos nos lo echan en cara millones de jóvenes mexicanos que, de cara al tiradero, están viendo canceladas esperanzas y expectativas de vida digna con un mínimo de decencia y bienestar.



Hace unos días, Saramago se preguntaba: ¿Dónde está la izquierda? Lo mismo podríamos preguntarnos en México. Responder a tal interrogante, es harto difícil, pero en mi caso, la respuesta es casi automática: no está en los partidos políticos, ni en la intelectualidad elitista y acomodaticia, ni en el periodismo subordinado, ni mucho menos en un Congreso de senadores y diputados; la veo en esa pléyade de jóvenes impetuosos, impertinentes, cara dura, que calificando a Felipe Calderón Hinojosa con el epíteto de Espurio”, respondiendo al llamado de Andrés Manuel López Obrador tomaran en sus manos la defensa de la soberanía nacional y el rescate de la industria energética, hoy secuestrada por la corrupción e impunidad. A ellos, mi reconocimiento; en ellos, mi postrera esperanza de un México mejor.



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Es la terca realidad. Todos vamos en el mismo barco


J. Enrique Olivera Arce



Quien mejor que el gobernador del estado para tranquilizar las encrespadas aguas de la incertidumbre frente a la crisis económico financiera global. Como bien señala en su mensaje difundido hoy miércoles por la tarde en “gobernantes.com”. Mal haría si con su sapiencia, experiencia y conocimiento a profundidad de los retos y oportunidades a que nos enfrentamos, se dejara llevar por el desánimo y la parálisis en la conducción de su gobierno.

Como el Maestro Fidel Herrera Beltrán lo destaca, la crisis económica y financiera cuyas ominosas señales indican que habrá de prolongarse más allá del corto plazo, requiere de gobernantes –presentes y futuros- con pleno conocimiento de la economía. Del presupuesto, de los ciclos financieros y de las estrategias que serán necesarias para darle certidumbre y viabilidad a las familias veracruzanas.

Entre estos gobernantes visionarios, el de Veracruz se anota. Enfatizando que está más que hecho para responder a los retos y los riesgos que a las condiciones bonancibles, porque conoce la historia y la fortaleza de nuestra sociedad y por haber tenido claridad en muchos temas de lo que ocurriría en los ciclos de la economía internacional y en la economía norteamericana. Bajo este supuesto, es que hace un llamado a los veracruzanos todos a mantener la calma y a confiar en su gobierno; sabedor de que Veracruz esta blindado por el buen manejo de las finanzas públicas, asegurando que vamos a salir bien librados de la contingencia financiera.

Acostumbrados la mayoría a ver el árbol ignorando el bosque, las palabras de optimismo y aliento del gobernador Herrera Beltrán deberían ser suficientes para no dejarnos vencer ante la adversidad, haciendo de la crisis en México y en el mundo aliciente para valorar nuestras fortalezas que son más que nuestras debilidades, así como nuestra entereza como pueblo tanto para enfrentar los retos como para salir avante. Desafortunadamente y sin ánimo de minimizar el obligado mensaje y compromiso de nuestro gobernante para con los veracruzanos, pesa más en el ánimo ciudadano una terca realidad que insiste en que todos vamos en el mismo barco, que hace agua y que no encuentra puerto seguro.

Más allá de nuestras fortalezas, la profundidad de la crisis y la amenaza nada velada de una recesión en los Estados Unidos de Norteamérica, no hace excepciones. Mucho menos cuando la economía de México está atada al centro económico financiero de un mundo que se derrumba. Baste saber, sin tener formación en las ciencias económicas, que los primeros efectos coyunturales en México se expresan en desempleo e inflación, una desatada especulación propiciatoria de la devaluación del peso frente al U.S. Dollar; en la reducción de las reservas, remesas, y divisas provenientes del turismo; la volatilidad en la bolsa de valores; la pérdida de más de 50 mil millones de pesos en el sistema de ahorro para el retiro, y la limitada oferta crediticia para atender restricciones históricas de liquidez de la pequeña y mediana empresa, urbana y rural. A lo que habría que agregar que frente a la crisis, el campo mexicano se encuentra desmantelado y sometido a políticas públicas que muy poco hacen para su recuperación. Si pese a todo, Veracruz es la excepción y cuenta con la fortaleza necesaria para revertir en provecho propio una tendencia que es general, que bueno, nos habremos salvado.
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Veracruz esta blindado por el buen manejo de las finanzas públicas. Es por ello que estoy seguro que vamos a salir bien librados de la contingencia financiera.

está más hecho para responder a los retos y a los riesgos que a las condiciones bonancibles, parte porque conozco la historia y la fortaleza de nuestra sociedad, y parte porque tuvimos una claridad que ahora a muchos sorprende en muchos temas de lo que ocurriría en los ciclos de la economía internacional y en la economía norteamericana; parte por que sé y conozco más a fondo a todos los actores productivos, sociales, económicos y políticos de Veracruz, sé que esta es, de verdad, una gran oportunidad para todos


Por eso, digo y subrayo: contrario a los que muchos piensan, creo que es la gran oportunidad, estoy convencido parte porque quizá mi entrenamiento está más hecho para responder a los retos y a los riesgos que a las condiciones bonancibles, parte porque conozco la historia y la fortaleza de nuestra sociedad, y parte porque tuvimos una claridad que ahora a muchos sorprende en muchos temas de lo que ocurriría en los ciclos de la economía internacional y en la economía norteamericana; parte por que sé y conozco más a fondo a todos los actores productivos, sociales, económicos y políticos de Veracruz, sé que esta es, de verdad, una gran oportunidad para todos

La crisis económica y financiera, que seguramente será de mediano y largo plazo, requiere gobernantes -presentes y futuros- con pleno conocimiento de la economía, del presupuesto, de los ciclos financieros y de las estrategias que serán necesarias para darles certidumbre y viabilidad a las familias veracruzanas.

Veracruz esta blindado por el buen manejo de las finanzas públicas. Es por ello que estoy seguro que vamos a salir bien librados de la contingencia financiera.











No hay oportunidad que valga ni crisis que no nos ponga de rodillas

J. Enrique Olivera Arce


Si para alguien crisis es igual a oportunidad, no es precisamente para el gobierno del Sr. Calderón Hinojosa que, lejos de aprovechar la oportunidad para fortalecer a la banca de desarrollo, y con ello impulsar el rescate del campo, pequeña y mediana industria, así como darle un respiro al mercado interno, opta por ofrecer “toda la liquidez que sea necesaria”, a la banca privada ya en manos del capital extranjero.

Así, bajo la tesis de que “es necesario no interrumpir la canalización de crédito a la actividad productiva”, se ofrece a contribuir al rescate de la banca internacional, la que por cierto ha dado la espalda a la tareas de desarrollo de México; caracterizándose por restringir el financiamiento a la fábrica nacional, canalizando en gran medida el crédito al consumo del que obtiene pingües ganancias que, a su vez, transfiere a las casas matrices en sus países de origen.

Pero no sólo eso, tiende la mano a un sistema financiero que siéndonos extraño, contribuye de manera puntual a la especulación, al deterioro de la paridad cambiaria del peso frente al U.S. Dólar, y al despilfarro de las reservas monetarias, en perjuicio de la economía nacional.

Si en su momento el presidente López Portillo afirmara que no nos volverían a saquear, nacionalizando la banca, Calderón Hinojosa abre las puertas a un nuevo saqueo entregándose a la banca extranjera. Si esto es parte de su “plan anticrisis”, ya podemos imaginarnos lo que sucederá cuando la lumbre nos llegue a los aparejos. Por lo pronto, queda de manifiesto una vez más que quienes nos gobiernan comulgan con la fórmula de rescatar a los ricos a costillas de los pobres, importándoles un carajo el destino de la Nación. Lo que mal empieza mal acaba, dice la conseja popular, en tanto que ya diversos gobiernos estatales, a la rebatinga, se disputan los despojos del país.

Crisis igual a oportunidad, proverbio chino sólo aplicable a los chinos, que de la crisis globalizada del capitalismo sabrán sacarle ventaja, en tanto son los principales acreedores de la técnicamente quebrada economía norteamericana. En México seguiremos atados a Washington, al U.S. Dólar, y a un modelo neoliberal de desarrollo del cual la mediocridad y la corrupción no nos permite aceptar que está liquidado. El mal es de raíz y frente a ello no hay oportunidad que valga ni crisis que no nos ponga de rodillas.

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Demagogia en tiempos de crisis

Por J. Enrique Olivera Arce



La demagogia en tiempos de crisis, no engaña a nadie, se revierte contra quien la practica, exhibiéndolo, cuando menos, de torpe, como nos fuera dado observar en el Congreso local con la propuesta de Doña carolina, la diputada con aspiraciones de más, de reducir las dietas de sus colegas. Cuidándose, eso sí, de que no se toquen compensaciones, gastos de representación y gestoría, viáticos e ingresos extraordinarios por comisiones especiales, etc... ¿Usted estaría de acuerdo, Sra. Guillaumin, si la propuesta de la Sra. Gudiño aplicara a todos los ingresos que percibe un diputado, incluyendo aquellos que tienen asignados quienes participan en la coordinación del pacto para la gobernabilidad? Seguramente que no, es más, ya habría puesto el grito en el cielo y movilizado en su defensa a lo que queda del PRD.

Si realmente la diputación local, entendiendo el alcance de la crisis financiera internacional y como repercute esta en los bolsillos de sus representados, se dedicara a lo suyo, legislando en consecuencia para que la austeridad, la mesura y el buen juicio fuera aplicable a toda la administración pública estatal y municipal, eliminando lo superfluo en el ejercicio del gasto corriente y reorientando la inversión pública al rescate de la planta productiva, los veracruzanos no sólo revalorarían el papel del Congreso, le colgarían una medalla a cada diputado.

Pero no es así. Por más que se afirme que las señoras y señores diputados únicamente son “mandaderos” de sus representados, sacándose de la manga iniciativas que ni vienen al caso, que no son consultadas con los electores, ni contribuyen a mejorar la alicaída economía de la entidad, el valor que el pueblo le asigna a nuestro Congreso local deja mucho que desear; considerándosele simple extensión del poder ejecutivo estatal. En este marco de valoración, el desplante demagógico de Doña Carolina, en eso queda. Como medida tendiente a coadyuvar a hacerle frente a la crisis económica, ni perjudica ni beneficia, pero eso sí, socialmente confronta sin necesidad al Congreso con la ciudadanía en tanto exhibe la grosera distancia entre lo que gana un diputado y lo que perciben hombres y mujeres de a pie. Lo digo yo y no soy de ninguna manera “su vocero”.

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La crisis mundial del capitalismo no es ilusión

Por J. Enrique Olivera Arce


“La cruda realidad es que los países en desarrollo deben prepararse para una disminución del comercio, los flujos de capital, las remesas y la inversión interna, así como una desaceleración del crecimiento”

Robert Zoellick, Presidente del Banco Mundial




Xalapa, Ver., Octubre 13 de 2008.- En tanto que el Fondo Monetario Internacional advierte que la crisis es grave, será prolongada y que ya se está al borde de una recesión generalizada que podría desembocar en una crisis humanitaria, destacando que por su profundidad “no tiene soluciones domésticas, es de todo el mundo y tiene repercusiones en todo el mundo” (como ya lo prueba la caída en el precio del petróleo, el que un país entero como Islandia se haya declarado en bancarrota y otro, Inglaterra, haya estatizado de facto el sistema bancario), en México el Sr. Calderón Hinojosa a destiempo afirma que “si bien llevará tiempo revertir la crisis financiera a escala mundial, su gobierno enfrentará los momentos difíciles y, una vez que pasen, nuestra economía será más fuerte, generará empleos y crecerá más rápido”. Para ello sea posible, el residente de Los Pinos ha propuesto ampliar el gasto en obra pública, agilizar el ejercicio de los recursos gubernamentales, construir una nueva refinería, impulsar a las pequeñas y medianas empresas y quitar trabas al comercio con la desregulación y desgravación arancelaria.

De autorizar el Congreso de la Unión el plan anticrisis” del calderonismo, empezaría a operar en los primeros meses del próximo año, empatándose con el proceso electoral federal intermedio en el que el panismo en el gobierno está dispuesto a triunfar a como de lugar y por los medios que sean necesarios, para asegurarse una mayoría legislativa. Luego la pregunta obligada: ¿Cuál será el orden de prioridades a considerar por el gobierno federal para los próximos cinco meses? ¿Paliar los efectos en puerta de la crisis global con la unidad y consenso nacional? ¿El fortalecimiento de la estructura político electoral del PAN, para asegurar el triunfo que desea y necesita Calderón Hinojosa, profundizando la polarización de la sociedad?

Esto en medio de una realidad incontrovertible: el país que pretende gobernar el Sr. Calderón no es el que conocemos y vivimos la mayoría de los mexicanos y mucho menos el que contemplan los gobernadores priístas. Basta un ejemplo:

En este inquietante contexto de crisis global, el maestro Fidel Herrera Beltrán asegura que en Veracruz reina la confianza y la certidumbre, contándose con una economía fuerte y finanzas públicas saneadas; al mismo tiempo que el oficialismo priísta, al margen del escenario de la crisis y por todos los medios a su alcance, da por descontado que para la elección del 2009 obtendrá carro completo gracias a la acertada conducción del gobernador y sus altos índices de popularidad.

Lo cual indica, por lo menos en lo que se refiere a nuestra entidad, que el gobierno federal y el veracruzano transitan por caminos distintos y a ritmo diferente. Para el primero la ruta es escabrosa, incierta en sus primeros tramos, aunque espera sea tersa en el mediano y largo plazo. En tanto que para el segundo, no se vislumbran escollos en la ruta, se mantiene paso y ritmo y todo es miel sobre hojuelas, tanto en lo económico como en lo político.

¿Cómo espera entonces el Sr. Calderón homogeneizar y concentrar esfuerzos para que todo el país avance sobre la misma ruta y con el mismo ritmo? Esto lo deja ya en manos del Congreso de la Unión, que deberá encargarse de la distribución del pastel presupuestal privilegiando, en teoría, el interés más general de la Nación por sobre los intereses particulares de entidades federativas y quienes las gobiernan. Lo que nos remite a los próximos dos meses de intenso y complicado jaloneo político en torno al presupuesto de ingresos y egresos para el 2009, con el agregado de que ello se empata con el dictamen y aprobación, en su caso y con claros tintes privatizadores, de la controvertida reforma petrolera.

Por cuanto a hombres y mujeres comunes, la mayoría absoluta de este país, ajenos al ajedrez cupular, mareados por tanto triunfalismo mediático, y alimentados más con desinformación que con información veraz y objetiva, el único punto de referencia válido para palpar la profundidad de la crisis es el bolsillo. Indicador que ya anuncia que más allá de los planes anticrisis del gobierno federal y el optimismo absurdo de la clase política veracruzana, la realidad se impone. Por simple sentido común se infiere que a un país con 40 millones de seres humanos en condiciones de pobreza y una población ocupada que en promedio no percibe más de cinco salarios mínimos –muy mínimos por cierto-, no le puede ir mejor que a Islandia, en una crisis planetaria que rescata a los ricos y socializa las pérdidas castigando a los pobres.

En este escenario, ¿a cual México debemos acogernos en los próximos meses para mantener la paz y concordia a que se refiere el gobernador Fidel Herrera Beltrán en sus discursos? La crisis no espera y la desesperación domina, cuando el consejero más íntimo del pueblo es el estómago vacío.

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La razón de la sinrazón en el PRD



El señor don Juan de Robres,con caridad sin igual,hizo hacer este hospital;y también hizo los pobres.

Tomás de Iriarte.


Por J. Enrique Olivera Arce



Cuando más debilitado a lo largo de su historia se encuentra el capitalismo, más imposibilitado para la izquierda el poder derrotarlo. La paradigmática República Popular China, faro socialista del mundo contemporáneo, con capacidad social, económica, financiera y militar para derrotar a su enemigo histórico, depende de éste para sobrevivir. En la actual crisis global, sin el mercado capitalista de occidente, China fallecería víctima de sus propias contradicciones internas.
Lo anterior viene al caso como paradoja aplicable a la crisis del PRD, atendiendo a las declaraciones vertidas por el senador perredista y también dirigente de Nueva Izquierda (NI) en el Distrito Federal, René Arce, quien valorando los resultados electorales del PRD en Guerrero, declarara a los medios que “el FAP ya cumplió su ciclo, por lo que se debe sustituir por un nuevo frente de izquierda que agrupe y coordine a todas las fuerzas progresistas del país”.
Afirmación razonable del senador, en tanto que la estructura perredista dominada por las corrientes afines a “los chuchos” y el movimiento nacional de resistencia pacífica que encabeza Andrés Manuel López Obrador, dentro del cual se ubican Convergencia y el PT, llegaron al punto de considerarse enemigos irreconciliables. Nada tienen ya en común, y en tanto que el lopezobradorismo se apunta un triunfo al reconocer Calderón Hinojosa parcialmente la validez de las tesis y propuestas del gobierno legítimo para afrontar la crisis sistémica global, los “chuchos” acumulan derrotas en el único terreno que saben jugar, el del pragmatismo, la conciliación, la componenda, la traición, y el oportunismo electoral.
La sinrazón de las declaraciones de René Arce, estriba en que al romper lo que queda del PRD con el Frente Amplio Progresista, se queda solo, sin autoridad moral y política para integrar un nuevo frente nacional de izquierda, sujeto a las limosnas que le otorgue el PRIAN y bajo la voluntad de Calderón Hinojosa y Manlio Fabio Beltrones, allanando el camino para su desaparición como fuerza política, víctima de sus propias contradicciones.
El PRD, en la actual circunstancia política, con una dirigencia impuesta y con un cascarón ayuno de base social del apoyo, sin la fuerza acumulada del movimiento nacional de resistencia, no es nada ni tiene nada que le permita asegurar su permanencia como eje aglutinador de una izquierda a la que de motu propio renunció. Habiendo calculado mal la correlación de fuerzas dentro de la cual actúa, pretendió derrotar a su enemigo cuando de éste depende para sobrevivir. Hoy tendrá que pagar la consecuencia de su desatino. Así se dan las circunstancias políticas, o se van haciendo, como bien dice Dante Delgado, quien por cierto, con visión de largo plazo, está construyendo su propia circunstancia al lado de Andrés Manuel.
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Simplemente cabal estupidez

Por J. Enrique Olivera Arce



“(…) tomar medidas extraordinarias sería anticiparnos a algo que todavía no pasa”… Expresó el secretario panista de economía, Gerardo Ruiz Mateos, ante diputados federales en referencia a la crisis financiera global, agregando: “Si se toman medidas será hasta “ver cuál es el impacto del sistema financiero americano a los bolsillos de los mexicanos”.

Por su parte, el subsecretario de hacienda Alejandro Werner, frente a la crisis recomendó: “Todas las familias, empresas, instituciones financieras y gobierno vamos a tener que ser muy prudentes para hacerle frente (a la crisis), y que nuestra economía compense lo más posible a través de fuentes internas esta caída y que salgamos fortalecidos de este episodio, aprovechando estos momentos para empujar e ir para adelante en los cambios necesarios que nuestro país tiene que llevar a cabo. Lo más importante a nivel familiar es ser prudentes, ahorrar para cualquier contingencia que se vaya a presentar en el futuro”.

Como si el depauperado salario de la fuerza laboral de nuestro país, permitiera a la familia contar con excedentes monetarios para ahorrar.

Frente a tales expresiones no se sabe ya a ciencia cierta si desde las cúpulas del poder se piensa que el pueblo es pendejo, o si el deterioro del país ha llegado a tal extremo, que quienes dicen gobernar impunemente incurren en ligereza por mala fe, ignorancia, o simplemente gozan de cabal estupidez.

Para infortunio de México, ambas cosas están imbricadas. Sólo un pueblo que se resiste a ver más allá de sus narices, incurriendo en masoquismo extremo, acepta, sin más, que se desprecie de tal manera su inteligencia. Contribuyendo a ello la mayoría de los medios de comunicación y los que nos decimos periodistas, que bombardeamos a la sociedad con expresiones tan ligeras y faltas de razón, que en un país medianamente culto se nos impediría ejercer tan noble oficio. ¿O acaso pensamos en lo que decimos, por ejemplo, cuando afirmamos que el mandatario estatal en turno es el “jefe de las instituciones”? Socavando con tal expresión los principios básicos de gobernabilidad democrática y división de poderes. ¿O que éste, es el que manda?, aceptando, sin mayor trámite y lo que es peor, inculcándolo en los lectores, la falsa idea de que el subordinado es el pueblo y no a la inversa.

Planificar es prever escenarios futuros para anticipar, prepararse y actuar en consecuencia. Renunciar a ello por parte de la administración pública, por comisión u omisión, es un crimen contra el Estado. Sólo al primer círculo panista se le puede ocurrir la ligereza y estupidez de concebir y declarar que no hay necesidad de “anticiparse sobre algo que todavía no pasa”. Para Gerardo Ruiz Mateos, improvisado secretario de economía sin más méritos que ser del equipo de cuates de Calderón Hinojosa, el gobierno tomará medidas frente a la crisis económico-financiera global, cuando la desesperación popular desborde la ya deteriorada gobernabilidad del país.

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El pueblo calla pero no olvida

J. Enrique Olivera Arce



Desde un destacado columnista que le calificara como show, hasta el secretario de gobierno que minimizara la relevancia social y de política interna de un hecho insólito -a todas luces triste y lamentable- en suelo veracruzano, nadie, en los círculos políticos y mediáticos de la entidad, interpretó el verdadero significado de la inmolación del luchador social y líder agrario Ramiro Guillén Tapia; eso reflejó tanto el silencio de la burocracia partidista como el tratamiento a la información por los medios y opinión de diversos comentaristas. Hubo necesidad de que un hombre, conocedor del trasfondo espiritual de la conducta humana, alzara su voz para destacar y entender un hecho ya conocido y comentado en el mundo entero.
Sí. Únicamente el Arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios, dijo que la muerte del dirigente indígena es una “llamada de atención a las autoridades para que tengan oídos y ojos abiertos a la realidad, siendo urgente hacer justicia y evitar que más personas recurran a medidas desesperadas para ser escuchados”.
Pueden ser muchas las voces justificando la actuación de las autoridades estatales y federales, en este caso específico o en otros similares. Fundamentadas o no, lo cierto es que en todo el país empiezan a surgir “llamadas de atención” que no pueden echarse en saco roto, ignorándolas o minimizándolas. Hoy, a cuarenta años de la masacre del 2 de octubre del 68, otro hecho insólito lo recomienda: un joven brillante, tras recibir de manos del Sr. Calderón Hinojosa en Palacio Nacional un valioso reconocimiento por su desempeño académico, cara a cara, de frente, le espetó a la máxima autoridad de este país el epíteto de “espurio”. Guardada la necesaria proporción, entre el acto voluntario del dirigente campesino auto inmolado y el atrevimiento del joven galardonado, no existe diferencia. El valor para manifestar el descontento social frente a un gobierno sordo y omiso les iguala.
¿Qué pasa en México? Es lo que deberían preguntarse las autoridades frente a hechos que hablan por sí solos de un país sin rumbo, víctima de la pobreza y la desigualdad, sumido en la corrupción, la impunidad, la desconfianza y el burocratismo. Pero también, para nuestro infortunio, en un cada vez mayor grado de indiferencia y deshumanización en amplios sectores de la población.
El Arzobispo Reyes Larios, por diplomacia o por no lastimar la imagen del gobierno que preside su amigo, Fidel Herrera Beltrán, se quedó corto. La “llamada de atención”, equivale a un “ya basta” y así se interpreta en los sectores más desprotegidos, especialmente en las comunidades indígenas cuya paciencia se agota, tras quinientos años de espera de un trato justo que nunca llega.
He escuchado algunos comentarios en los que se señala “que el mal ya está hecho, la noticia de la inmolación de Ramiro Guillen Tapia ha dado la vuelta al mundo para desprestigio de Veracruz”. U otros que consideran que “lo ganado por el gobernador con la promoción de la entidad en los círculos internacionales del poder económico y financiero, se derrumbó en unas horas a causa de un loco”. “Miguel Ángel Yunes capitalizará a su favor la pifia de la secretaría de gobierno”. “Ante la cercanía del proceso electoral del 2009, hay que meterle billete para parar el escándalo”.
La pobreza de la política veracruzana así se expresa. Por encima de los intereses de las mayorías, sus carencias y sus actos desesperados, se impone el discurso vano; el falso baño de pueblo; los intereses particulares o de grupo de una minoría insensible y falta de visión, que todo lo tasa en votos y componendas.
Frente a ello, con la complicidad del silencio de los medios, la interpretación del Arzobispo quedará como una puntada anecdótica de la ultraderecha clerical. Para el pueblo común, para los indígenas, el sacrificio de Guillen Tapia es un hito más en la larga cadena de la memoria histórica de los mexicanos. El pueblo calla pero no olvida, así se refrendó ayer, 2 de octubre, a 40 años del genocidio.
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Nadie ni nada está a salvo

J. Enrique Olivera Arce


Con la desinformación como lugar común en una sociedad como la veracruzana, en la que los medios de comunicación privilegian la imagen del poder, su entorno y su discurso como verdad absoluta, difícilmente para hombres y mujeres comunes nos resulta comprensible el alcance de la crisis financiera norteamericana, su incidencia en el resto del mundo, y su impacto en la economía global, motor del sistema capitalista imperante. Para esta mayoría, el único indicador a nuestro alcance es el impacto que el fenómeno tiene sobre nuestra magra economía familiar. Y aún así, para muchos, el daño al bolsillo se atribuye al afán desmedido de ganancia del tendero de la esquina o, para los más avispados, a un gobierno que no vela por el interés de la ciudadanía.

Tal construcción lógica no carece totalmente de sentido. Tradicionalmente la población es víctima de comerciantes abusivos y lo sabe. Así como también en el imaginario popular, existe clara consciencia de que la clase gobernante tiende a beneficiar a quien más tiene en perjuicio de los más necesitados, correspondiéndole a la mayoría el rascarse con sus propias uñas; enfrentada a un gobierno que le es extraño, o bien lo juzga como su enemigo.

Sin embargo, la cosa no es tan simple. El capitalismo, como sistema dominante a nivel planetario, determina e interactúa en la vida y hacienda de todos, desde el más rico hasta el más pobre. Nada escapa a sus designios. Lo abarca todo y está en todo, hasta en lo más baladí como el que una persona decida cortarse el cabello o aplaudir a su político preferido. Parafraseando al insigne tecnócrata que opera como secretario de hacienda de la administración del Sr. Calderón Hinojosa, si el sistema es afectado por un catarrito, por contagio lo hace extensivo a toda la humanidad. Imaginémonos entonces que sucede cuando el centro neurálgico del sistema a nivel global, como lo es nuestro vecino del norte, padece pulmonía.

Nadie ni nada, está a salvo. La primera en verse afectada es la economía, la generadora de riqueza, satisfactores, empleo y reproducción de capitales. Se frena y retrocede el crecimiento económico de empresas y países; cunde el desempleo y se abate el poder real de compra de los consumidores, disminuyendo índices de bienestar y de nivel de vida de la población; exacerbando contradicciones como la desigualdad en ingreso y oportunidades e incrementándose los niveles de pobreza; desatención a la salud, a la educación y formación de nuevas capacidades. Arrastrando consigo en su caída a la política, al gobierno, y a la vida social en general. Todo imbricado en un todo globalizado. Razón de más para ocuparse y preocuparse por estar, si no vacunado contra la neumonía, cuando menos informado en previsión a lo que viene.

La política, o politiquería como bien corresponde calificarle, hoy no es lo sustantivo en Veracruz, ni nuestra entidad es el ombligo a contemplar en el espejo como podría apreciarse en la prensa diaria. Formamos parte de ese todo sistémico global. Quien asevere que estamos blindados y que, a contracorriente, la crisis mundial del capitalismo y su expresión neoliberal, nos hace lo que el viento a Juárez, cuidado, seguramente miente. Por cierto, la bursatilización si es deuda y no escapa a los efectos de la crisis general.

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¿Dónde quedó la política?

J. Enrique Olivera Arce



Perdidas esencia y formas, en Veracruz la política política brilla por su ausencia. En el desorden administrativo, el rumor, el chisme y la calumnia, laten con fuerza en Veracruz. No hay político, servidor público o tema que se libren de la especulación, la maledicencia o el correveidile con oscuras intenciones. Lo que se publica en los medios es una cosa y otra, muy diferente, lo que corre de boca en boca en comederos y cantinas. El propio gobernador del estado ha denunciado que en la internet, es víctima de rumores y calumnias con la aviesa intención de demeritar su desempeño.

La normalidad política en la que se respetan tiempos, se guardan las formas y se atiende al acomodo de las diversas fuerzas sociales en conflicto, es cosa del pasado. La incongruente y anticipada contienda electoral deja a la política en segundo término, privilegiándose el chisme en una cruenta lucha de todos contra todos. Nadie está a salvo, víctimas o victimarios se confunden en una cada vez más manifiesta tendencia al vacío de autoridad que lo mismo va del centro a la periferia que de la periferia al centro.

Se pensaba que el poder y el control del gobernante en turno por sobre todas las fuerzas políticas de la entidad, era omnímodo. No se mueve una hoja sin el conocimiento o la determinación del Maestro Fidel Herrera Beltrán y sin embargo, la realidad veracruzana desmiente tal supuesto. Ni se vive en una isla en la que no pasa nada, ni todas las fuerzas y corrientes políticas, lo mismo en los partidos de oposición que en el seno mismo del oficialismo priísta, responden a control alguno. Cada quién para su santo, es la consigna y, frente al desorden existente y una división de poderes diluida, la vida política en la entidad es caldo de cultivo propicio para el crecimiento desbordado del chascarrillo de mal gusto.

El fenómeno no es privativo de Veracruz, el desorden, el triunfalismo sin sustento, y el vacío de poder que se origina en el núcleo panista del (des)gobierno federal, repercute en todas las entidades federativas. La corrupción, la impunidad y la desinformación, campean por doquier. Se perdieron las formas, y, con ello, el respeto, confianza y credibilidad de las instituciones. Nunca como ahora en los últimos 50 años se presentara tan endeble el estado de derecho y la gobernabilidad.

Mal de muchos, consuelo de tontos. Si al Sr. Calderón se le denigra a mansalva, no debe sorprender que a Fidel Herrera Beltrán se le haga víctima de calumnias, chascarrillos y chismes mal intencionados, se dice en los corrillos cortesanos. Cuanti más a funcionarios estatales de primero y segundo nivel, cuya ineptitud y proclividad a ser diligentes mandaderos, lo justifica.

El chisme sustituye a la política. Frente a la ausencia de información veraz y de compromiso para con el país y la entidad, se evade el debate, las propuestas fundadas, la autocrítica y crítica constructiva; el quehacer político se encierra en el círculo vicioso del auto elogio mediático, quien paga más, más aparece. La imagen mediática substituye a la acción consecuente, lo mismo del político que del servidor público. El perro se persigue la cola tras perder la brújula, y el mordisco falaz de la diatriba cierra el círculo perverso. Así se hace y se vive hoy la política en Veracruz.

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Seguridad pública y prevención de desastres

J. Enrique Olivera Arce



Mientras se derraman ríos de tinta y se agita insistentemente el tema de la seguridad pública -o personal vista desde la percepción de la psicosis colectiva que genera la llamada “nota roja”-, la madre naturaleza se encarga de señalar en donde está la prioridad social que objetivamente debe ser objeto de privilegio en el diseño de políticas públicas. Si hechos aislados de violencia criminal movilizan a todo un pueblo, justificando la asignación de crecientes presupuestos a las fuerzas del orden, con mayor razón debería ponerse énfasis en la prevención de desastres naturales que afectan a miles de familias en su integridad física, bienes materiales y fuentes de empleo. Más si estos desastres son resultado, por comisión u omisión, de la ingerencia de la mano del hombre en la modificación del medio natural.

Sin meternos en honduras por lo que a la modificación del régimen climático global se trata, el fenómeno de las inundaciones en extensas zonas de los estados de Veracruz y Tabasco, no es nuevo ni es algo que nos tome por sorpresa. Desde años atrás la contingencia se ha vuelto recurrente y la reacción gubernamental ha sido reactiva, sin que se tomen las medidas pertinentes para aliviarla. Basta recordar la inundación de Villahermosa en octubre del año pasado, que mantuvo a la capital tabasqueña por más de un mes bajo el agua y a su población en permanente zozobra. En Veracruz, ya ni se diga.

A decir de los expertos, el problema es eminentemente técnico y su corrección viable. Requiriéndose, en primer término, un notable esfuerzo de planeación y ejecución de obras de infraestructura hidráulica, reordenación y reubicación de asentamientos humanos, así como medidas de rescate y conservación del medio ambiente, especialmente en zonas costeras. El diagnóstico de los expertos se hizo público durante el encuentro que tuviera lugar en el Instituto de Ecología de Xalapa en 2006, señalándose no solamente las áreas geográficas consideradas de alto riesgo como consecuencia del cambio climático, también se especificaron las razones por las cuales éste fenómeno global tendría mayor incidencia en las costas del Golfo de México y las medidas preventivas y correctivas a adoptar para mitigarlo. La prédica se sembró en tierra estéril, para las autoridades pasó desapercibida la advertencia.

Si bien, por lo que toca a Veracruz, la administración pública hace meritorios esfuerzos por proteger a la población; el gobernador Herrera Beltrán personalmente se avoca a ello como dan cuenta puntual los medios de comunicación, la magnitud de los daños hace insuficiente y a destiempo dicha tarea. Cuando menos en los cinco últimos años, el problema ha rebasado la capacidad de la sociedad veracruzana para prevenirlo y tomar las medidas idóneas para evitarlo en la medida de lo posible.

Se ha establecido por parte de las autoridades estatales todo un sistema de protección civil para casos de desastre que se complementa con el sistema federal para el rescate de la población afectada, así como para el resarcimiento de daños, que en lo sustantivo opera ex post, como reacción inmediata frente al desastre, pero que resulta a todas luces insuficiente en la medida en que no se actúa preventivamente sobre muchas de las causas por las que la naturaleza desbordada, cobra factura por aquellos errores u omisiones de una sociedad que es a la par víctima y victimaria.
Si de seguridad se habla, habría que jerarquizar prioridades y actuar en consecuencia. El azote de la delincuencia está visto responde a situaciones éticas, morales e ineficiencia de las fuerzas del orden, que podrían corregirse con medidas administrativas de relativo bajo costo. Para el caso de desastres que afectan a miles de familias de manera recurrente, año con año, el esfuerzo por aplicar es de orden técnico, fruto de una visión planificadora de largo plazo. Indudablemente de un alto costo, sin embargo, a la larga, resulta más caro a la sociedad el destinar anualmente miles de millones de pesos en atención ex post al desastre que prevenirlo con oportunidad.

En términos políticos, desastre es oportunidad que reditúa en el corto plazo. En términos sociales y económicos y en el marco del desarrollo sustentable, su prevención con visión de largo aliento es tanto urgente como necesaria, aunque políticamente no parezca conveniente.

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