El pragmatismo electoral como vía al bipartidismo

J. Enrique Olivera Arce



Sin pretender de ninguna manera coincidir con el panismo veracruzano, que a coscorrones pretende legitimar la anti política del Sr. Calderón Hinojosa en materia de seguridad, mi muy personal percepción me permite afirmar que el tema de la unidad frente a las amenazas del crimen organizado, una vez partidizado, en nuestra entidad ya se volvió, para unos, chisme de comadres, dimes y diretes, en tanto que para otros, intercambio cupular de posicionamientos electoreros y pugna por el botín que representa el incremento presupuestal al fortalecimiento de las fuerzas del orden. Lo cual indica que, en última instancia, las cosas quedan como están sin que en el corto y mediano plazo puedan observarse cambios significativos que propicien el retorno a la tranquilidad ciudadana, hoy enferma de psicosis colectiva.

Toda vez que se insiste en atacar consecuencias sin avanzar en el combate a las causas profundas del deterioro del tejido social, y que nadie pone freno a las televisoras que con su programación profundizan la pérdida de principios y valores éticos y morales en el seno de la familia, dejemos el tema en manos de los expertos y que sean estos los que se entretengan y entretejan hipótesis, especulaciones y opiniones sin fundamento y, nosotros, a otra cosa mariposa.

La tendencia al bipartidismo en México, impulsada por la reacción en su afán de emular la llamada “democracia” que norma la vida política de nuestros vecinos del norte, pese a la resistencia que se le opone en amplios círculos de la sociedad, parece avanzar a pasos agigantados; correspondiendo a las cúpulas de la partidocracia operar en tal sentido.

Predominando el pragmatismo electoral por sobre ideologías, principios y programas de acción, la tendencia al bipartidismo se expresa en las llamadas “alianzas” entre los diversos partidos políticos con registro de alcance nacional. Los partidos grandes le apuestan a una mayoría de votos y, por ende, al control del poder formal y a una mayor tajada de las prerrogativas pecuniarias que todos los ciudadanos les otorgamos, en tanto que la morralla aspira a no perder las migajas del pastel. Así las cosas, el PAN y el PRI cuentan con sus respectivos satélites a beneficiar, incluido lo que queda del PRD, formando dos grandes bloques electorales que se disputarán las diputaciones federales en el 2009 y la silla presidencial en el 2012. En tanto que en nuestra entidad, se disputarán la gubernatura en el 2010.

Muy al estilo norteamericano, con diferente nomenclatura pero pragmáticamente igualados en intenciones y objetivos, lo relevante es que ambos bloques le apuestan a la continuidad del modelo neoliberal y sus desgastadas y obsoletas políticas públicas, persistiendo en dar la espalda a una apabullante realidad que a gritos expresa el fin del agotamiento del modelo a escala mundial. Si para algunos ingenuos, la confrontación entre ambos bloques tiene trasfondo ideológico, es que aún no han entendido que la diferencia entre uno y otro, es que “el primero va a misa de siete, en tanto que su oponente asiste a la de ocho”.

Igual, si para algunos ingenuos el PRD representa a la izquierda y, por tanto, no se incluye como parte integrante de los bloques señalados, este remedo de partido político, ante la pérdida de credibilidad, confianza, militantes y simpatizantes, y bajo la consigna de “más seguro lo comido”, para sobrevivir una temporadita más no ha dudado en acallar a las tribus que le conforman, dictándoles nuevo rumbo: O nos aliamos al PRI o nos lleva el carajo. Así, bajo esta tesitura, el partido del sol azteca, o lo que queda de este, se alinea pragmáticamente con el bloque mayoritario, y no con el que encabeza Calderón Hinojosa, al que ya contemplan como perdedor, para salvar lo que se pueda.

Convergencia y el PT, conservando aún sus afectos a favor del movimiento social de López Obrador, no han dicho esta boca es mía, con relación a los comicios venideros y, por tanto, aún no se les ubica en ninguno de los dos grandes bloques. Si se mantienen en congruencia con su postura y labor en pro de la defensa del petróleo y la soberanía nacional, podrían constituir un tercer bloque marginal de centro izquierda, que no por ello modificaría la actual tendencia al bipartidismo. El tiempo nos dirá si el peso específico de una alianza entre estos dos pequeños partidos, con una base social de apoyo sustentada en los ciudadanos sin compromiso partidista, tiene la fuerza necesaria para evitar la consolidación del modelo norteamericano en nuestro país.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com


¿Unidad para qué?

J. Enrique Olivera Arce

Desde lo más profundo de la descomposición del sistema económico y político de la Nación, se llama a la unidad de todos los mexicanos para hacerle frente a la escalada de violencia en que incurre el crimen organizado. Retóricamente suena bien y efectivamente, sólo con la unidad se puede ir al rescate y reconstrucción de un tejido social en crisis en el que todos estamos involucrados. Sin embargo, no son pocos los que desgarrándose las vestiduras claman por ello llevando agua a su molino. Para estos, unidad, es la consigna de moda y el especular sin sustento alguno sobre los responsables de la condenable agresión a inermes ciudadanos en Morelia, es la tarea. Pareciendo discordante y fuera de lugar el que mediáticamente desde el PRI surja la pregunta: ¿Unidad para qué?

Interrogante contra corriente que resulta por demás lógica, cuando al mismo tiempo el Secretario de Gobernación afirma que no habrá cambios en la estrategia del gobierno federal en el combate a la delincuencia organizada., sin mediar una evaluación autocrítica y creíble sobre los resultados hasta ahora obtenidos en la sacudida al avispero. Y mucho menos sobre la situación que hoy guarda el Estado-Nación, caldo de cultivo para la trasgresión impune del estado de derecho.

Después del niño ahogado, todos a una a tapar el pozo. (¿Quiénes?) ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿Con qué? Nadie lo sabe a ciencia cierta, pues para empezar, una guerra no se inicia dando palos de ciego, sin tener claros propósito, objetivos, estrategia, y medios para alcanzar la victoria. Naturalmente, también y en primer término, identificar al enemigo, conocer de sus propósitos últimos, calificando a su vez su capacidad real y potencial para saber a que y a quienes se pretende enfrentar.

Se nos dice de un poderío financiero del enemigo, muy superior a las disponibilidades del gobierno; se habla de sus nexos con aliados externos desparramados por todo el orbe, y se afirma todos los días, que se le va venciendo en la medida del alto número de capos de rostro patibulario que las fuerzas del orden atrapan o eliminan y que, en esa misma medida, son substituidos por otros de igual o sin duda ya, peor catadura. El cuento de nunca acabar. Pero nunca, hasta ahora, se ha tenido la atingencia de informar a la ciudadanía que el ejército de capos y sicarios que operan en el terreno, está al servicio de poderosas empresas criminales y altos ejecutivos que desde lujosas oficinas, con sofisticada tecnología planean y conducen impunemente sus ilícitas operaciones, lo mismo en México que en otras latitudes.

Nada parece indicar que contra estas altas esferas de la delincuencia organizada, personajes de cuello blanco y finas maneras, se privilegie la estrategia de la guerra emprendida. Nada se nos dice al respecto ni se observan avances en tal sentido. La cabeza principal de la hidra sigue siendo un misterio no resuelto. No se conoce al enemigo más allá de los daños que hoy lamentamos.

Por los resultados y daños colaterales, para el común de los ciudadanos queda la impresión de que no se ha tomado para nada en cuenta lo anterior. El enemigo, al que ya se califica “traidor a la patria”, es un fantasma que está en todos lados y al mismo tiempo no está en ningún lugar. Lo mismo podría ubicársele en el bando de los malos que en el de los que se dicen ser los buenos. La corrupción y la impunidad que domina en México, impide establecer distingo alguno para diferenciar a los unos de los otros.

La sabiduría popular enseña que “según el sapo es la pedrada”. Y está visto que no se alcanzará la victoria oponiendo violencia a la violencia en el terreno, si no se combate al corazón del enemigo en su madriguera, oponiendo inteligencia superior a la que hoy por hoy parece dominar en las altas esferas de la industria del crimen, como bien lo saben los señores de las fuerzas armadas que conocen de la manufactura del paño.

Así que unidad ¿para qué? ¿En torno a qué? ¿A los gobernantes en turno? ¿A un sistema de procuración de justicia cuestionado? ¿O a una inexistente política con visión de Estado que sin atentar contra los derechos humanos y clima de libertad cuya construcción ha costado mucha sangre al pueblo de México, haga de la racionalidad, buen juicio, honestidad, y un profundo amor a la patria su estandarte? La unidad a secas, en abstracto, al costo social y político que sea, únicamente conduce al pensamiento único; al fascismo dictatorial que el enemigo real pretende imponernos.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com



¿Una tribu más?

J. Enrique Olivera Arce


Con todo el respeto que me merece un luchador social como el Maestro Atanasio García Durán, la terca realidad se ha venido encargando de poner sobre la mesa una realidad incontrovertible: el PRD ya no quiere queso sino salir de la ratonera. Ya no necesita más tribus ni dirigentes cupulares, con lo que tiene es suficiente para estar como está.

Es por ello que llama la atención el que el ex diputado local, frente a una crisis que ya no tiene ni pies ni cabeza, proponga la constitución de una agrupación más que, bajo la denominación de “Nueva Izquierda Veracruz”, influya y determine en la conducción de la estructura perredista en la entidad. Siguiéndose los mismos pasos de los recientemente creados “Frente Amplio Social” y “Alianza de Pueblos y Organizaciones de Veracruz”, promovidos por Uriel Flores Aguayo y Juan Carlos Mezhua, respectivamente.

En los tres casos, los promotores han afirmado que no pretenden integrar grupos corporativos, no obstante, conociendo de qué pie cojea el perredismo y ante la proximidad del proceso electoral federal del 2009, es de dudarse que no se tengan intenciones clientelares. Aunque cabe destacar –y por ello llama la atención el nombre de “Nueva Izquierda”- que cuando menos en lo que toca al maestro García Durán, este se ha mantenido firme y consecuente al lado de Izquierda Unida, tanto en la pugna por la presidencia nacional del partido, como en las tareas del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

Si lo que se pretende es recuperar la estructura perredista en Veracruz, las últimas experiencias indican que esta acción debería tener lugar a partir de la unidad y no de la dispersión, bajo la condición de que el rescate debe partir desde abajo, con la participación democrática de la base. Y por favor, alejada de la concepción tribal y clientelar que tanto daño ha infringido a la izquierda de este país.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com

El Reto “socialdemócrata”

J. Enrique Olivera Arce



De placemes el priísmo veracruzano. Su percepción apunta hacia un camino libre de tropiezos para el 2012, que pasa por los procesos electorales del 2009 y 2010. Carro completo en la elección de diputados federales, sucesión en la gubernatura y el premio mayor, la presidencia de la República, son las metas por alcanzar que prácticamente se tienen ya en la bolsa.

Sin mayor análisis, tal percepción la sustentan, primero, en lo que consideran resultados exitosos de la XX Convención Nacional de Aguascalientes, que en lo interno da cohesión y fortalece unidad cupular y estructura. “Superada la división interna resultante de intereses confrontados, personales y de grupo, tanto a nivel nacional como en las 32 entidades federativas el PRI está preparado y equipado para lo que viene”. Bastó enarbolar la bandera de la izquierda modernizante, etiquetándose como un partido social demócrata, para alcanzar tan anhelado propósito.

En segundo término, quizá de manera más objetiva, diversos personajes emblemáticos de las capas medias del tricolor veracruzano, dan por sentado que el fracaso del gobierno panista del Sr. Calderón Hinojosa en renglones sustantivos de la problemática que vive el país, derivará en automático en un rotundo fracaso electoral para el partido blanquiazul. Acompañándose de la también percepción de la muerte insepulta del PRD y con ello, “la creciente pérdida de presencia y autoridad moral y política de Andrés Manuel López Obrador en el tinglado político nacional”.

Bajo esos dos supuestos, la bandera del triunfalismo tricolor veracruzano ondea por todo lo alto. Obviándose el contexto dentro del cual se construye tan optimista percepción.

Pasándose por alto dos circunstancias que conforman la coyuntura electoral actual: El poder presidencial, con todo lo que ello implica en un régimen presidencialista, aún está en manos del PAN y por ende, tiene tomado el sartén por el mango en renglones tales como, entre otros, la hacienda pública federal; en tanto que el hecho de que el PRI haya optado por incluirse en el campo socialdemócrata, pretendiendo quedarse con los despojos del naufragio de la izquierda electoral, le obliga ante la Nación y ante el mundo a un comportamiento eficaz como oposición consecuente. Para lo cual debería afrontar el reto, en primer término, de democratizar su gestión partidaria para, a continuación, abanderar las reivindicaciones ciudadanas de defensa de la soberanía y seguridad energética; soberanía y seguridad alimentaria; seguridad pública; seguridad en el empleo; seguridad educativa, seguridad social. Sin faltar el combate a la desigualdad y la pobreza, que debería incluir la consigna a agitar de la escala móvil de salarios, para restituir a los trabajadores el poder adquisitivo que le tienen secuestrado desde hace más de dos décadas.

Con la circunstancia adicional de que México ya no es el país que en el pasado el PRI gobernara. El “menor de edad” de fácil manipulación, es hoy un pueblo que exige resultados y que, por principio, ya no se conforma ni con el manido discurso ni con la salida demagógica. Si hasta hoy el PRI comulgara con la vieja fórmula neoliberal de que si la minoría se enriquece, necesariamente los beneficios escurren y salpican hasta la base misma de la pirámide, su nueva vestidura de partido socialdemócrata le obliga a rechazarla, proponiendo nuevos caminos para los cuales su actual dirigencia y estructura no está preparada. Y tan no lo está, que en los 25 minutos escasos en que la cúpula nacional priísta determinara cambiar la etiqueta de su raída vestidura, su pronunciamiento en tal sentido fue escaso, tibio y con temor a enfrentarse frontalmente con el poder real de este país.

El tiempo apremia, el 2009 está a la vuelta de la esquina y tales banderas a enarbolar están aún en manos del movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador, que no en un PRD que no sabe como salir de su crisis. Pues no debemos confundir, una cosa es el cascarón que se ostenta como partido, controlando una anquilosada y corrupta estructura y beneficiándose de los recursos públicos que le ley le confiere como prerrogativas, y otra un movimiento cada vez más amplio en el que se participa, se debate y se defiende el interés de la Nación.

Escollos aún hay por delante y de ellos debe ser conciente nuestro priísmo de aldea, so pena de topar con pared. Salvo claro está, que el PRI pretenda, como siempre, ganar las justas electorales por el camino fácil de la derrama económica, comprando votos y conciencias capitalizando la miseria de amplios sectores de la población. Y aún así, como ya se está previendo, el poder presidencial podría, con la misma fórmula, y con todo el peso mediático del duopolio televisivo, inclinar la balanza a su favor, la marcha “iluminemos México” es un ejemplo.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com