No es tiempo aún de llamar a misa de difuntos

J. Enrique Olivera Arce



En el descompuesto escenario político nacional resulta ingenuo pensar que de 77 millones de electores potenciales, el voto está polarizado entre el PRI y el PAN. Lo mismo podría decirse en tratándose de Veracruz, con más de 5 millones de ciudadanos en edad de votar. La cosa no es tan así cuando hablamos de una sociedad plural, política y socialmente lastimada. No puede dejarse de reconocer que los 8 partidos con registro nacional se disputarán apenas el 40 por ciento de los votantes potenciales; de acuerdo a resultados de las múltiples encuestas publicadas, el 60 por ciento restante corresponde al ejército de abstencionistas que, por indiferencia o por motivación política premeditada, desde ya han decidido quedarse en casa el próximo cinco de julio.

Luego tan ingenuo como fuera de lugar resulta la afirmación de algunos analistas que estiman que partidos como el PRD y Convergencia, perderán su registro, por el sólo hecho de que en Veracruz ni se les ve ni se les oye. Igual de ingenuo es afirmar que tanto Andrés Manuel López Obrador como Dante Delgado Rannauro, son cadáveres políticos insepultos por la sola razón de que no aparecen en los principales medios de comunicación de la entidad. O más bien, porque no pagan publicidad política en los mismos términos que el PRI o el PAN.

Aventurada opinión a mi juicio. Si el PRD y Convergencia tienen poco que ofrecer al electorado, guardada la proporción del caso, el resto de los partidos políticos en México atraviesan por la misma tesitura. Más allá de los conflictos internos que desde hace meses vienen dañando la imagen del partido del sol azteca, o del silencio mediático asumido por Convergencia, ambos cuentan con un voto duro nada despreciable.

En el 2006 el PRI atravesó por un mal momento y, sin embargo, la inercia de un voto duro, acumulado en el tiempo, le permitió ser factor determinante para jugar el papel de fiel de la balanza en la confrontación polarizada entre Andrés Manuel López Obrador y Felipe Calderón Hinojosa. Es más, como ya se ha hecho público, gracias al PRI hoy el michoacano es el inquilino oficial de Los Pinos.

Querer tomar como punto de comparación los resultados en Veracruz de un desaseado proceso en el 2007 -sin tomar en consideración los resultados de la elección presidencial del 2006-, apoyándose en un análisis lineal en el que se califica al actual proceso electoral en función del peso específico de Calderón Hinojosa o de Fidel Herrera Beltrán, beligerantes confesos, no lo considero correcto. El reacomodo de las diversas fuerzas políticas y el poder fáctico que en ellas incide frente a la elección en puerta, la mayor de las veces se da al margen del poder formal. Tanto el efecto Fidel o el efecto Calderón, expresado en recursos diversos aplicados en la compra de conciencias, pueden incidir en la elección pero no más que el peso específico de las crisis concurrentes (económica, financiera, política, sanitaria) que ya afectan a toda la población. Para el votante potencial cuenta más el más seguro lo comido de la vida cotidiana que el futuro incierto que ofrece una clase política incapaz de atender al presente.

Andrés Manuel y Dante estoy seguro saben de la profundidad del descontento más que lo que de este saben los dirigentes del PRI y del PAN. Los primeros llevan más de dos años y medio tentándole el agua a los camotes, en todos y cada uno de los municipios del país y en todas y cada una de las delegaciones del Distrito Federal. Los segundos sólo se aplican en época de elecciones y bajo la óptica de una estructura formal que se niega a reconocer la profunda brecha existente entre ciudadanía y clase política. Si contar con comités ciudadanos en toda la red municipal del país, dispuestos a seguir al “peje” y trabajar por el movimiento de resistencia pacífica, quiere decir que este está políticamente muerto, entonces están equivocados quienes así lo afirman.

Dante Delgado, a quien en Veracruz se pretende subir al ring de la guerra sucia, descalificándole de antemano para el 2010, no hace el ruido que quisieran escuchar algunos medios de comunicación, es cierto, como también lo es que su partido poco hace para hacerse notar. Pero de ahí a que políticamente sea cadáver a desechar, o que Convergencia no cuente en Veracruz, hay mucho trecho.

No se puede olvidar que en política a unos les toca lanzar los cohetes y a otros el recoger las varas. Frente al repudio generalizado a que ha dado lugar la suciedad vertida en la confrontación entre el PRI y el PAN, Convergencia apoyada por Andrés Manuel, podría ser la opción menos peor de la contienda. Lo veremos el próximo cinco de julio.


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Humor negro

J. Enrique Olivera Arce


El humor negro tiene demasiadas fronteras: La tontería, la ironía escéptica, la broma sin gravedad...
André Bretón


En Veracruz la visión kafkiana de una ínsula sin mayor contacto con el mundo, guarda semejanza con la estrechez de miras del México concebido en la mente de un Antonio López de Santa Ana. Cuando menos, así se podría interpretar el surrealismo en que suele incurrir el Maestro Fidel Herrera Beltrán, cuando desbocado hace de la verborrea su propio epitafio político.

Seguramente nadie duda de las buenas intenciones del gobernador de Veracruz. Algunas encuestas incluso le califican con más de un 90 por ciento de aceptación entre sus gobernados. Y no faltará quien justifique su confrontación con el gobierno federal, en tanto ello sea en defensa de los intereses de los veracruzanos. Sin embargo, tampoco faltará quien coincida con aquello de que el auto elogio es vituperio. Los excesos verbales con los que de manera reiterada, hace centro de atención su imagen e incansable ir y venir, pretendiendo colocarse muy por encima de cualquier otro personaje de la fauna política nacional, le hacen incurrir en un auto canibalismo que habrá de lamentar.

No conforme con haber utilizado al niño Edgar Hernández Hernández para anunciar triunfalmente al mundo que en Veracruz no pasa nada, y hacer del poblado La Gloria ejemplo de eficiencia y eficacia de su gobierno en materia de salud pública y desarrollo humano, su afán propagandístico le lleva a declarar a esa misérrima localidad “destino turístico internacional”, como si el exhibir desigualdad, miseria y abandono fuera motivo de orgullo.

Cientos de comunidades veracruzanas, con cotidianos decesos certificados por enfermedad fruto de la miseria, por contraste se ocultan a la opinión pública destacando, eso sí, ante el mundo una inversión de apenas 5 millones de devaluados pesos, para acondicionar a La Gloria como destino receptor de ávidos turistas deseosos de satisfacer su morbo. Como inversión resulta más barato que montar un zoológico.

Pero si fuera poco tal despliegue de surrealismo, Fidel Herrera Beltrán se corona con una expresión de humor negro: Mientras en el concierto internacional la inminente pandemia por la influenza porcina, hoy “influenza humana”, sigue cobrando víctimas, registrándose ya en México 89 decesos, el gobernante anuncia a bombo y platillo que en los próximos días erigirá un monumento al niño Edgar Hernández, por haber sido el primer sobreviviente de la infección del virus A/H1N1, atendido y curado por su gobierno con ampicilina y paracetamol.

La atención a las demandas de los trabajadores del sector salud bien puede esperar.

No cabe duda, Bretón y Kafka, se quedan chicos.

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Mandar obedeciendo. Síntesis de la democracia participativa

J. Enrique Olivera Arce



De la percepción se pasa al consenso. El fracaso de los partidos políticos y sus personeros para avanzar en el proceso democrático de reconstrucción de un país que aceleradamente se deteriora, manifestándose incapaz para afrontar los retos del desarrollo, es más que evidente.

No son los escándalos, mediáticamente exacerbados. Para la ciudadanía, en su mayoría desinformada y atenida a lo que bien a bien quieren divulgar los medios de comunicación de masas, se pasa de la percepción confirmada a un consenso que se construye a partir del acontecer del día a día. La cotidianeidad en el enfrentar problemas que afectan la seguridad personal y colectiva; que cancelan expectativas de progreso y bienestar, generando sensaciones de exclusión, marginación y abandono en una sociedad dominada por el individualismo y el poder del más fuerte, conforman en el imaginario popular la idea generalizada de que son la política y los políticos y no los poderes fácticos escudados en el gran capital, los responsables de un estado de cosas que no es posible cambiar sin la intervención divina. El sistema económico dominante se ha encargado de tal enajenación, castrando a la sociedad.

Pocos, muy pocos, alcanzan a percibir que tal actitud frente a la sociedad y la vida, hace del ciudadano parte del problema y, por tanto, también parte de la solución. El no tomar conciencia de ello, da lugar a la frustración, al desencanto y a la paralisis, que conllevan el dejar hacer, dejar pasar; cerrándose el perverso círculo vicioso que nos mantiene anclados al subdesarrollo, a la desigualdad, la pobreza, así como a la ausencia de una visión de futuro que estimule el echar mano de nuestras potencialidades y fortalezas en pro de un México mejor.

El aforismo que nos dice que todo pueblo tiene el gobierno que merece, nos viene como anillo al dedo, incluyéndonos a todos; también a todos nos iguala y hace merecedores a sentirnos incluidos, la conseja popular que sabiamente señala: tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata. El pueblo de México carga a sus espaldas un quehacer político apenas a la medida del mexicano común. Del pueblo surgen los políticos y de estos deviene con su conducta el como entendemos a la política, cuando estos no son otra cosa que imagen o reflejo de quien los elije. Si cada uno de los millones de mexicanos en edad de hacer un honesto acto de contrición, nos contempláramos a nosotros mismos juzgando con rigor nuestra conducta individual para con la comunidad que nos cobija, difícilmente aceptaríamos, sin pecar de soberbios, ser el primero en lanzar la piedra.

La necesidad de cambio de nuestro Estado-Nación, objetivamente es evidente. Nuestro país no puede seguir al garete, sin rumbo, sin piloto y bajo el control de la corrupción y la impunidad. Más sin embargo, los cambios necesarios no pueden darse ni por generación espontánea ni al margen de las instituciones que el mismo pueblo, chueco o derecho, se ha dado; siendo potestativo de este el revisarlas, ajustarlas, substituirlas para crear otras nuevas, pero siempre dentro del marco de nuestra Ley Suprema. No hacerlo así, significaría estar incurriendo en los mismos vicios que condenamos.

Si es nuestra voluntad rescatar a la política como eje conductor de la vida en democracia, estamos obligados a participar en el rescate y fortalecimiento del principio de la representatividad democrática. Exigiendo que los mandatarios acaten la voluntad de los mandantes obedeciendo lo que dicta el pueblo en pro del progreso, considerando a éste no como abstracción sino como la sumatoria de todos y cada uno de quienes constituimos ciudadanía soberana. El camino es la participación responsable en la elección de quienes nos representan; sufragando por los ciudadanos que por sus antecedentes y compromiso sean merecedores de nuestra confianza. En el entendido de que no deben interesarnos pasivamente sus obsequios, propuestas y promesas, lo que cuenta para que sean dignos beneficiarios de nuestro voto, es que estos sean receptivos a nuestras demandas. Pero también la participación ciudadana, conciente y responsable en el exigir hasta sus últimas consecuencias que el mandato ciudadano sea acatado.

En el proceso electoral en marcha, para que el voto sea legítimo y no solamente instrumento legal para perpetuar el actual estado de cosas, la agenda de los candidatos postulados debe ser la agenda que los electores determinen.

Quien mejor sabrá ejercer nuestro mandato es aquel que sepa obedecer, atendiendo a la voluntad ciudadana y así debemos manifestarlo. Sin olvidar que, por principio, como ciudadanos nos debemos obediencia a nosotros mismos; estamos obligados a exigir el cumplimiento de nuestro mandato en los términos establecidos por las leyes que nos hemos dado pero, también, el cabal cumplimiento de todo aquello a que estamos obligados para una sana y fructífera convivencia en sociedad. O todos rabones o todos coludos. El que no vote se margina de la voluntad popular, renunciando a su derecho a exigir, constituyéndose en estorbo para el cambio deseado.

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Caleidoscopio maniqueo

J. Enrique Olivera Arce


“En política nada es inocuo, todo tiene consecuencias”
Manlio Fabio Beltrones


Después de escuchar la extensa alocución con la que ayer el Maestro Fidel Herrera Beltrán diera a conocer el balance de resultados de sus cuatro años y medio al frente de la administración pública de la entidad, podría sacarse en conclusión que debería quedarnos claro que ya está todo dicho sobre el pasado, presente y futuro de Veracruz. La visión de conjunto de la realidad virtual que se ofrece a los veracruzanos no deja dudas: frente a las crisis concurrentes que aquejan al planeta, estamos blindados gracias a la previsión, oportunidad y eficacia con la que el gobernador les ha y está enfrentando. Lo mismo se trate de la crisis económico-financiera y de hacienda pública, que en las de seguridad, educación, salud pública, alimentaria, de representatividad democrática, o ambiental, las condiciones están dadas para que la descomposición política, así como la recesión ya oficializada a nivel nacional, sea para los veracruzanos oportunidad para seguir creciendo.

Todo está dicho. Quien, o quienes, partidos, militantes, periodistas, o personas comunes ajenas al quehacer político, emitan opinión sobre la situación que guarda la entidad, esta deberá tener como marco esta realidad virtual, so pena de incurrir en redundancia o correr el riesgo de reflejar el poco apego o amor al terruño. En el maniqueo caleidoscopio político de Veracruz en el que dominan el rojo y el azul, para la opinión pública, de aquí para delante, sólo habrá de dos sopas: se es fiel a la verdad oficial o se es infiel atendiendo a la insistente, incisiva y terca realidad que apunta al rezago estructural, estancamiento y pérdida de rumbo que aqueja a todo el país.

En el trasfondo del discurso quedan también un par de asuntos no tocados:

Los reiterados exhortos del gobernante a su equipo político y administrativo, no han tenido efecto alguno. El último, de hace apenas unos pocos días, en el que de acuerdo a lo publicado por los medios incluyera el tema electoral, cayó en el vacío. No hubo la respuesta inmediata esperada por el Maestro Herrera Beltrán, obligando a este a tomar personalmente la defensa de su gestión y de su imagen pública.

Para la opinión pública, el balance formulado por el gobernador da respuesta puntual a las calumnias de que fuera objeto en un video difundido en internet. En tanto que para los círculos políticos la contundencia del discurso estuvo orientada a frenar no tanto al PAN como a la beligerancia activa de la presidencia de la república, en el proceso electoral en marcha y más específicamente en la contienda en el Distrito con cabecera en Córdoba.

Con base en estos dos supuestos, se podría concluir que, dados los antecedentes, la sola posibilidad de que Miguel Ángel Yunes llegado el momento se asumiera como candidato oficial a la gubernatura del estado, obliga al Maestro a imprimir cambios substanciales en su estrategia para lo que se viene en el 2010 y 2012. Todo, incluso confrontarse con Calderón Hinojosa y con la propia dirigencia nacional de su partido, antes que dar su brazo a torcer ante su más que contrincante político, enemigo. De ahí la nada velada amenaza a sus equipos político y administrativo: “O están con el proyecto de la Fidelidad, o se atienen a las consecuencias”.

Para el PAN, ni duda cabe. Ante la implícita declaración de guerra, al enfrentar a los candidatos del PRI están enfrentando al poder ejecutivo estatal. En tanto que para Convergencia y el resto de partidos emergentes, el mensaje también es claro: En las campañas de sus aspirantes a diputados federales, ocúpense de las pequeñas cosas que para los temas de macroeconomía y microeconomía, está el gobernador. Ni hablar.

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Jorge Carballo, comediante chambón

Por J. Enrique Olivera Arce



Allá por la segunda mitad del Siglo XX, el humorista español mejor conocido como “Gila”, hizo famosa una serie de parodias sobre la guerra, destacando el monólogo de un soldado que presuntamente dialogaba telefónicamente con otro del ejército contrario. ¿Es el enemigo? ¿Qué se ponga?, con estas dos frases iniciaba el monólogo cuyo objetivo era el negociar una pretendida y absurda tregua en tanto los combatientes enfrentados veían el “furbol”.



El recuerdo difuso de tal parodia viene a mi memoria al leer las también absurdas declaraciones de otro comediante, ni cercanamente inteligente como Gila pero también dado a utilizar el monólogo en un diálogo de sordos, como lo puede ser el pretender negociar reglas y condiciones de civilidad en medio del combate.



Teniendo como escenario el intercambio de dimes y diretes entre el PRI y el PAN, salpicados de mutuas ofensas, calumnias, acusaciones, diatriba y coronado por la total ausencia de ideas, propuestas, así como de debate y racionalidad democrática que atienda a la inteligencia de un electorado, hasta hoy indiferente, Jorge Carballo Delfín, Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en Veracruz, no hace reír, no se gana el aplauso en los tendidos, ni indudablemente convence al auditorio de que la pretendida civilidad para hacer de la guerra sucia día de campo, empieza en casa.


En uno de sus absurdos monólogos, el joven político al que se le conoce en las tertulias de café como el ex encargado de pasar la charola, dice al auditorio que “los diputados federales del tricolor propondrán una iniciativa para que el Instituto Federal Electoral regule las campañas electorales en Internet”. Argumentando a su vez que “"Estamos en un momento donde los partidos debemos de ofertar campañas limpias, pero Acción Nacional se ha obsesionado en denunciar, lastimar y calumniar al gobierno de Fidel Herrera; es cierto que no hay facultades para que el IFE ordene a YouTube para que esto no vuelva a suceder, no solo con Fidel sino con todos los partidos y actores políticos del país, el PRI, a través de sus diputados federales, va a proponer que este tipo de lagunas, mas allá de la censura, regule las campañas y tenga facultades en medios electrónicos, en especial Internet".


O no escuchó bien al gobernador, mal aprendió el libreto, no está enterado que Fidel Herrera Beltrán no contiende en el actual proceso electoral, ni mucho menos ordenara al delfín de Gamboa Patrón presentar iniciativa alguna tendiente a ponerle mordaza al internet, o bien, no tiene ni la más mínima idea de lo que son las modernas técnicas de la comunicación y la información en las que la Web 2.0 constituye el paradigma de la revolución tecnológica de nuestro tiempo.


El IFE podrá regular por consenso las conductas de aquellos que aspiran a un cargo de elección popular o de los partidos que les postulan, sujetándoles a un a mi juicio utópico desempeño en campaña apegado a principios éticos, morales y de civilidad democrática, si así por mayoría lo determinara una partidocracia para la que tales principios de convivencia social y política son irrelevantes. Pero de ahí a que una institución ciudadana, como el IFE, pueda tener facultades para ejercer control de lo que se dice y hace en la internet, hay un mundo de distancia.


Primero, porque el Estado mexicano no tiene facultades legales extraterritoriales. La Red de Redes a escala planetaria es de todos y de nadie. Los controles mínimos existentes y consensuados a nivel internacional, son de carácter técnico y no de contenidos, salvo algunos pocos temas, también consensuados entre la mayoría de los países, como lo referente al combate de la pornografía infantil. El Estado español ha intentado imponer controles legales con fines políticos al uso de internet y ha fracasado rotundamente. La libertad de expresión no se negocia, es la respuesta contundente de millones que constituyen el ejército internacional de internautas contrarios a las leyes mordaza.


Segundo. Si bien tecnológicamente es posible filtrar legal o extralegalmente contenidos expuestos en la internet, como ocurre en China, también existen herramientas a disposición de todo mundo, incluidos niños y adolescentes, para superar tal inconveniente a todas luces autoritario y represor; en el ciberespacio por principio está prohibido prohibir.


Tercero. Un rápido monitoreo de lo que al respecto se difunde en la red de redes, pone en evidencia la pobreza tecnológica y de contenido por parte de las organizaciones políticas formales en nuestro país, en el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. El tema no tiene aún prioridad en las estrategias partidistas ni es comprendido a cabalidad por los políticos.



Por último, aunque hay más, lo más relevante en el tema de las campañas políticas baciniqueras que preocupan a nuestro novel comediante, como lo probara la campaña presidencial de Barack Obama, las manifestaciones de mayor impacto en el ciberespacio, en pro o en contra de un partido político o de un personaje en específico, son resultado de la iniciativa y libre albedrío de la gente, sin necesariamente responder a un maquiavélico plan predeterminado o consigna partidista.



Obcecarse en atribuir al PAN la difusión de un video con el pretendido interés de dañar la fiel imagen del gobernador de Veracruz, atenta contra la inteligencia de los veracruzanos y contra el buen humor. Aunque reconociendo que la política en México es labor de humoristas, simuladores y nunca bien intencionados personeros, hay de comediantes a comediantes. Carballo tendría que aprender, si pretende ganar audiencia con su squetch, que gracias al sentido del humor vertido en “YouTube” por posiblemente un chamaco de 14 o 15 años, el Gobernador Herrera Beltrán es figura mediática internacional, habiéndose “robado” el corazón de los veracruzanos y de algunos allende nuestras fronteras, a más de los asiduos visitantes del blog que, sin mordaza, el gobernante mantiene para su proyección de imagen en “blogspot.com”.



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Organizador de Derrotas

J. Enrique Olivera Arce



A más de dos años, los esfuerzos de Calderón Hinojosa por legitimarse van de la mano de fracasos recurrentes. Lo mismo en el ámbito doméstico que en el escenario internacional la sombra de la ilegitimidad democrática oscurece su gestión al frente del Estado mexicano.

Hasta el día de hoy la guerra que declarara a la delincuencia organizada, sin necesidad de mayor análisis, se da como fallida. Lo mismo podría decirse del errático e ineficiente manejo de la crisis económico financiera que, como anunciara el Sr. Cartens tiene ya sumido al país en situación de recesión; de la reforma educativa hasta ahora empantanada, del combate a la pobreza cuyo renglón más emblemático del calderonismo, el del empleo, lejos de repuntar se mantiene a la baja. Y ni que decir del rezago social, cultural y científico. En la política interna, la partidocracia le impone la agenda en un riesgoso sendero de vacío de poder e ingobernabilidad, en tanto que, en la externa, carece de capacidad, visión, autoridad moral y política para rescatar el prestigio perdido de la diplomacia mexicana.

En este contexto de vanos esfuerzos y peores resultados, habría que ubicar al fallido manejo mediático de la amenaza epidemiológica en curso.

Tras el mediocre papel desempeñado durante la visita de Barack Obama, Calderón asiste a la llamada “Cumbre de las Américas jugando el triste papel de patiño de los intereses norteamericanos, abrogándose un liderazgo y representatividad latinoamericana que ni por asomo, frente a los mandatarios del Cono Sur, se vio o se escucho, salvo para proponer una iniciativa energética contraria a la postura asumida en la Cumbre del G-20 y al amplio consenso de América Latina en torno al fallecido neoliberalismo, que no fue tomada en cuenta.

Frustrado, Calderón Hinojosa se propuso mostrar ante el mundo una legitimidad y una autoridad que no tiene, capitalizando en provecho propio la amenaza epidémica de influenza porcina, magnificándola mediáticamente, asumiendo un falso liderazgo, y jugando un papel protagónico de caricatura, que le ha llevado a afirmar, envuelto en el lábaro patrio, que México está salvando a la humanidad del desastre. Los resultados están a la vista.

En el concierto internacional a los mexicanos se nos trata como apestados, nuestras exportaciones se ven con recelo y al jefe de Estado de México se le califica como un patán. En tanto que, en el orden doméstico, pasamos del miedo a la indiferencia, bajando la guardia frente al riesgo de una inminente pandemia. La crisis nacional de credibilidad y gobernabilidad se incrementó, condenándose más que aplaudirse lo que para la opinión pública se juzga como cortina de humo y un gran engaño. En este escenario, el costo que en lo económico y social tendrá que pagar el país por la pifia calderonista es muy alto. Sumándose a los efectos negativos que ya se venían arrastrando como consecuencia del impacto de la crisis sistémica global. En lo político, las urnas el próximo 5 de julio se encargarán de ratificar la ilegitimidad del “haiga sido como haiga sido”, juzgándose a Calderón, parafraseando a Trotsky, como el gran organizador de derrotas.

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