La pesca, foco rojo frente a la crisis

J. Enrique Olivera Arce


Después de ahogado el niño... Tras haber eliminado a la Secretaría de Pesca, al Banco Nacional Portuario y Pesquero, a las paraestatales Productos Pesqueros y Ocean Garden, reducido a casi nada el Instituto Nacional de Investigaciones Pesqueras, así como haber incurrido en la aberrante medida de incorporar al sector a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, el gobierno federal anuncia que se evaluará el impacto del aumento de precio del diesel marino en la operación de la flota nacional camaronera. Pasando por alto que el propio gobierno a lo largo de más de 20 años, se ha encargado de auspiciar el paulatino deterioro de la pesca comercial, de altura y artesanal, hasta ponerla en situación de franco quebranto.

No hay nada que evaluar. El diagnóstico está a la vista a lo largo de toda la cadena productiva, lo mismo en la pesquería de camarón que en las de atún, sardina y escama en general. Lo que fuera una pujante actividad, generadora de alimentos, empleo y divisas, hoy está al borde de la ruina. El alza desmesurada del combustible es apenas la gota que derramó el vaso, provocando la protesta generalizada del sector.

Si para la deteriorada flota mayor el precio del diesel marino hace incosteable la actividad, para la flota menor, que utiliza gasolina, el problema es mayor. La crisis del sector es general y su efecto multiplicador negativo afecta a productores primarios, centros de recepción, fábricas de hielo, congeladoras, transporte terrestre, refaccionarias, talleres de mantenimiento, astilleros, bodegas mayoristas y expendios al menudeo, así como prestadores de servicios en general afines a la actividad.

El mal ya está hecho, el carácter integral e integrador de la pesca como forma de vida comunitaria, que ha venido funcionando a pesar del gobierno (federal y su réplica en las entidades federativas costeras), amenaza con perderse.

El presidente Felipe Calderón anunció ayer una disminución de 75% en el incremento semanal al precio del diesel, medida demagógica que ya de antemano es rechazada exacerbando el malestar en tanto no resuelve el problema de fondo. El tema no es menor ni se reduce al precio del diesel marino ó a la pesquería de camarón como insiste el secretario de Agricultura, Alberto Cárdenas Jiménez.

Se requiere de políticas públicas multisectoriales y multiregionales que a más de mantenerse ajenas a intereses políticos partidistas de coyuntura, contemplen de manera integral a la actividad pesquera en todas sus manifestaciones; retornando al esquema organizativo gubernamental que en el pasado rindiera excelentes frutos económicos y sociales. No es lógico ni mucho menos viable, que el sector esté sujeto a una estructura orgánico administrativa que pretendiendo servir para todo, no sirve para nada, como lo es la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, o sus remedos en las entidades federativas. Y aquí incluyo a Veracruz, que contando con la mayor extensión del litoral del Golfo de México, en su llamado “Plan Estatal de Desarrollo”, apenas le dedica unas cuantas y deshilvanadas líneas a la actividad, pareciendo que la SEDARPA no parece tener ni la más mínima idea del carácter integral de la pesca y sus efectos multiplicadores multisectoriales. Por cierto que para las Secretarías de Desarrollo Económico y Portuario y Desarrollo Social y Medio Ambiente, dentro de la actual visión gubernamental veracruzana a diferencia de otras entidades federativas en las que es prioritaria la industria pesquera, el problema que acusa el sector no es de su incumbencia, quizá porque para el gobernador Herrera Beltrán “...en Veracruz son pocos los pescadores que salen al mar”.

El conflicto está planteado sin solución a la vista y se da en el escenario general de crisis económico financiera global. Cuidado, en el sector agropecuario tampoco el horno está para bollos, podría haber sorpresas.

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¿Por quién votará la izquierda?

J. Enrique Olivera Arce



Siendo la crisis económica global pecata minuta a posponer en su atención para mejores tiempos, la ebullición política propia de un año electoral se concentra en la selección de precandidatos y candidatos de unidad que aspiran a ocupar alguna de las 500 curules en la renovación de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. En este marco, teóricamente es de rigor para un sector importante de la ciudadanía el preguntarse por qué partido votar en Julio próximo, sin parar mientes en que da lo mismo sufragar por el pinto o por el colorado. Todos son iguales en el ejercicio del pragmatismo que ha elevado a la partidocracia al papel de factótum de la vida nacional.


Lo anterior viene a cuento porque en varios foros de internet, militantes y simpatizantes del movimiento social que encabeza Andrés Manuel López Obrador, así como algunas personas ideológicamente afines a la izquierda que se mantienen al margen de la política activa, viven en un estado de completa confusión. El partido que se decía representante de la izquierda institucional en México, no es tal, a más de encontrarse en condiciones de tan franco deterioro que ya carece de credibilidad, en tanto que otros partidos presuntamente de centro izquierda, que se ofertan como alternativa en tanto jugaran un destacado papel en el movimiento en defensa del petróleo, transitan por igual o peor camino, como lo acaba de poner de manifiesto la división en el Partido del Trabajo (PT).


La confusión se agiganta cuando el propio Andrés Manuel desmiente a muchos de sus seguidores que dejaron de confiar en el PRD y en su estructura dominada por las corrientes de “los chuchos”, declarando que el deterioro del partido no es tal, sino que los problemas que se viven a su interior son magnificados por los adversarios de la izquierda; intentando borrar de un plumazo lo que a nivel nacional se conociera como “el cochinero”, así como la lucha que al interior del sol azteca dieran las bases para oponerse a la traición de Ortega, Ruth Zavaleta, y asociados. Con igual talante, Alejandro Encinas da por muerto el pasado, declarando que “"No vamos a boicotear a nadie ni vamos a sabotear ningún trabajo del partido, lo que queremos es fortalecer el debate y el desarrollo ideológico para favorecer una cultura verdaderamente democrática del PRD y recuperar la legalidad interna", agregando que su movimiento en ciernes tiene un pie adentro y otro fuera del partido. Posicionamiento de ambos dirigentes, tan confusas como fuera de lugar en el escenario electoral en marcha, que dejan a militantes y simpatizantes de izquierda colgados de la brocha.


O se está dentro del PRD, o dentro del movimiento social, que involucra también al PT y Convergencia, con los dos pies en tierra, o no se está, frente a una tan necesaria como clara definición de la izquierda institucional frente a los retos que implica el participar en el proceso electoral o mantenerse al margen de este. Si se está dentro del partido ello implica, en las actuales circunstancias, subordinarse a las estrategias y decisiones electorales que este determine, no caben medias tintas. Si se opta por estar fuera del sol azteca, la disyuntiva sería apoyar a la coalición “Salvemos a México”, o de plano no participar en el actual proceso electoral, impulsando al movimiento social por otras vías distintas, renunciando a un derecho y también obligación procedente, en el arduo camino de la construcción de una auténtica democracia participativa.


Lo anterior no está nada claro para militantes y simpatizantes de izquierda, ni parece estar en el ánimo de los partidos en juego el dilucidarlo. Lo que prevalece es confusión, frustración y desanimo ante la falta de opción electoral, elementos estos que no auguran nada positivo para la izquierda en los comicios en puerta, dejándole al PRI, en el mejor de los casos, manga ancha en su proyecto de “carro completo”, haciéndole el juego a la derecha.


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¿Cuál democracia?

Por J. Enrique Olivera Arce


Lo que no entienden los cínicos es que el terreno que pisan ha cambiado, que las manidas discusiones políticas que nos han consumido durante tanto tiempo ya no sirven.

Barack Obama



Recién leí una columna periodística en la que el autor manifestaba, como algo digno de destacar, la ausencia de democracia al interior del Partido Acción Nacional. Haciendo referencia al método anunciado por este Instituto Político para la selección de los candidatos a diputados federales, como si ello fuera algo extraordinario y totalmente fuera de lugar en un país en el que la democracia solo figura en los discursos oficiales.


Para nadie es un secreto que todos los partidos políticos en México, con diferentes matices, se valen del mismo método que el que se señala para el PAN, sin que esto modifique la suerte principal. Da igual que los gatos sean blancos o negros, lo importante es cazar ratones, y para eso, la clase política se pinta sola, sin que se modifique en forma alguna la realidad de un sistema de partidos políticos que vive una profunda crisis de representatividad y credibilidad.


Pero más llama la atención, quizá por razones de cercanía, que quienes se prestan al golpeteo por consigna, no tengan empacho en insistir que la lista de presuntos aspirantes del PRI a las diputaciones federales, se está cocinando en el escritorio del “que manda en Veracruz” atendiendo a compromisos diversos con personeros del poder real. Especulándose abiertamente sobre el “palomeo” a que esta sujeta la selección definitiva de precandidatos, barajándose nombres en los medios impresos y electrónicos que pudieran estar en el ánimo e interés del gobernador.


La misma gata, con diferente revuelco, pudiéndose afirmar, sin lugar a dudas, que por lo que respecta a la selección de candidatos a cargos de representación popular, la democracia, a secas, no figura en la metodología electoral partidista. Siendo lamentable el que para la ciudadanía, en su gran mayoría y fuera de los círculos cercanos al poder político y económico, ni le va ni le viene lo que los partidos políticos tengan en gana decidir. Clase política y sociedad civil marchan en paralelo por caminos distintos, sin un punto de encuentro a la vista que le abra espacios a la vida en democracia. La ausencia de cultura política va de la mano de la indiferencia popular, dejando manos libres a una partidocracia que, a su vez, está sometida a los intereses económicos de una oligarquía rapaz, ineficiente e insensible, que ha puesto a México de rodillas frente al mundo.


En este contexto, en términos latos ni los partidos políticos y representantes populares son tales, ni la mayoría de los medios de comunicación se sienten obligados para con la vida en democracia, haciéndose eco del discurso a modo de los gobernantes en turno.


Dejemos pues en libertad a comentaristas y analistas políticos que hagan su juego a manera de catarsis purificadora, señalando la paja en el ojo ajeno, que al fin y al cabo la ciudadanía, con mayor objetividad, atiende a lo sustantivo que, frente a la crisis actual, es preservar la cotidiana subsistencia.


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Nueva época para el mundo; aire fresco para Veracruz

J. Enrique Olivera Arce




En medio de un escenario internacional marcado por la toma de posesión de Barack Obama como el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos, hito histórico considerado ya como el inicio de un cambio de época para la humanidad, México sigue atorado en la encrucijada, sin decidirse al necesario cambio de rumbo que exige el país. La fuerza inercial del modelo neoliberal heredado, superado ya por la realidad internacional, no cede ni se vislumbran visos de voluntad política para emprender nuevos vuelos que impulsen hacia a delante, a una sociedad que pareciera estar condenada al subdesarrollo.

El esperanzador discurso de toma de posesión del demócrata norteamericano, en México no ha tenido hasta ahora mayor respuesta que los lugares comunes con el que de manera reiterada, Felipe Calderón Hinojosa valora la realidad dominante, la relación con nuestros vecinos del norte y con el resto del mundo en el contexto de la actual crisis. El triunfalismo sin sustento, el evadir el carácter asimétrico entre los dos países, así como la tendencia histórica de sumisión a los designios del país más poderoso del planeta, dominan el discurso. Negando la posibilidad de una autocrítica de fondo de nuestra realidad nacional, que nos predisponga al cambio que anuncia la nueva época en puerta. Actitud inercial que a su vez da la espalda a la percepción de un reacomodo en marcha de las fuerzas políticas y económicas que definen el proceso de transición democrática.

Así, en tanto celebramos el triunfo de un proceso democrático que permitiera por primera vez el arribo de un hombre de color dispuesto a modificar el anquilosado statu quo de un conservadurismo a ultranza, dominante en la sociedad norteamericana, al mismo tiempo aquí nos preparamos para un proceso electoral antidemocrático y autoritario, que por principio y sin distingos partidistas, da la espalda a toda expectativa de participación ciudadana y al necesario cambio de modelo de país que la realidad exige.

En nuestro terruño, esta realidad se refleja cotidianamente. Las inercias del pasado se recrean en el presente, reproduciéndose tanto las viejas formas de hacer política como, en lo económico la visión estrecha de inversionistas locales que todo tienen, menos imaginación, sentido moderno del emprendimiento, y voluntad para correr los riesgos que demanda la actual crisis global. Incidiendo ello en forma negativa en las expectativas de desarrollo de una sociedad que arrastra el pesado lastre de la pobreza y la desigualdad.

De ahí que para muchos veracruzanos, la concentración de varios miles de priístas que respondieran a la capacidad de convocatoria de Héctor Yunes Landa, compartiendo el pan y la sal el pasado sábado en Boca del Río, se considere bocanada de aire fresco para la vida política de la entidad. No porque ello constituya un cambio en sí, ni porque el discurso sufriera modificación alguna que apuntara a cambios sustantivos largamente esperados en la estructura y propósitos del PRI en Veracruz. Para quienes percibieran la relevancia de la reunión en torno a la asociación política denominada “Alianza Generacional”, lo que en esta ocasión cuenta es un principio de ruptura de la falsa unidad monolítica en torno a la “fidelidad” de que presume el PRI; abriéndose espacios de participación para un auténtico reacomodo de las fuerzas políticas y corrientes diversas de opinión al interior del partido. Lo que sin duda habrá de incidir en un esfuerzo por democratizar la vida interna del tricolor, así como influenciar a otras corrientes hoy opositoras en Veracruz a operar en el mismo sentido.

Por lo pronto, para observadores acuciosos de la vida política en Veracruz, ha quedado claro que para el 2010 y posiblemente para el 2012, aún lejano, no va ser fácil para el gobernador Fidel Herrera Beltrán el mantener la unidad en torno a su proyecto político personal. Al inicio de su quinto año al frente de la administración pública estatal y del priísmo veracruzano, las ya agitadas aguas del reacomodo y surgimiento de nuevas corrientes políticas presumiblemente ajenas a la “fidelidad”, parecen estarle ya enmendando la plana. Lo que ahora es simple especulación, podría cobrar validez en el futuro cercano gracias a los nuevos aires que alimentan las expectativas democratizadoras que, para México, ofrece la llegada al poder de un negro talentoso y carismático en camino de transformar al mundo. El tiempo lo dirá.

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Acuerdo cupular nacional en favor de la economía familiar y el empleo. El aterrizaje, asignatura pendiente


J. Enrique Olivera Arce



En su tercer intento por conectarse con la realidad marcada por la crisis global, el gobierno federal, tras reconocer explícitamente la profundidad de esta, con el acuerdo nacional de 25 puntos para afrontar los efectos del “catarrito” es de reconocerse logra niveles de congruencia y acierto en relación a las demandas sentidas de amplios sectores de la población, que han generado, cuando menos, consenso entre los principales actores de la vida política y económica de México. Obteniendo Calderón Hinojosa, incluso, la temprana felicitación de la Organización Mundial de Comercio y Desarrollo (OCDE), por las políticas públicas concertadas.

Como era de esperarse, no a todos satisfizo del todo el acuerdo nacional logrado, en la medida en que este ha sido cupular, orientado más a proteger y fortalecer al capital y a la economía formal, bajo el pretexto de proteger el empleo, pasando por alto aspectos tan importantes para coadyuvar en la defensa de la economía familiar como el poder adquisitivo del salario, el control de precios de la canasta básica y el freno al alza del diesel, energético que incide de manera determinante en el transporte de personas y mercancías, así como en el precio final de bienes y servicios. El propio Secretario de Hacienda reconoce que la prioridad está puesta en mantener a flote a la actividad exportadora frente a la caída del consumo de los estadounidenses, manteniendo el equilibrio macro económico más no impulsando el crecimiento general de la economía.

Para algunos analistas y politólogos, como Porfirio Muñoz Ledo, el acuerdo nacional se queda corto, “es pobre y timorato” señala; no obstante, dados los antecedentes, es de destacarse el que en esta ocasión se pretenda afrontar el efecto de la crisis de manera integral, señalándose el que, el como, el cuando y con quién instrumentar las medidas anunciadas, lo que ya constituye un avance que desafortunadamente se desdibuja, cuando lo anunciado no contempla recursos adicionales a lo ya presupuestado y aprobado por el Congreso.

Pero también, con base en experiencias previas, si bien cabe otorgar el beneficio de la duda al acuerdo nacional adoptado no es tiempo de echar las campanas a vuelo, pues no por ello se resuelve el problema de la incertidumbre respecto al aterrizaje de lo anunciado estando ya el país en plena efervescencia electoral, así como de la capacidad y voluntad política de servidores públicos para, superando la clásica improvisación y despilfarro de recursos, se pueda dar cumplimiento en tiempo, forma y eficacia a lo acordado. A lo que habría que sumar que, por lo que respecta a los principales actores de la vida económica y política del país, ni están todos los que son, ni son todos los que están, pues es un hecho que la clase empresarial y su contraparte política, no responden necesariamente al unísono al interés nacional o al interés de los más de 40 millones de mexicanos excluidos social y económicamente a lo largo de los últimos seis lustros de políticas neoliberales.

Con relación a estos últimos, sobreviviendo en condiciones de pobreza o pobreza extrema como eufemísticamente se le llama a la miseria, el acuerdo nacional no contempla nada para su rescate ó, como en el caso del decálogo veracruzano de Fidel Herrera Beltrán para paliar los efectos de la crisis, se circunscribe a generalidades, instrumentos y acciones asistencialistas, insuficientes en la coyuntura, que no apuntan a una solución real y de fondo a los orígenes de la desigualdad y la pobreza.

Será el tiempo el que diga la última palabra, con la salvedad de que México no puede darse el lujo de fracasar en este nuevo intento calderonista. Lo que está en juego es la supervivencia de millones de mexicanos.

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Para el agro, 2008 fue malo; 2009 será peor, prevé la CNC

J. Enrique Olivera Arce


No lo digo yo, lo afirma El secretario general del cascarón priísta mejor conocido como la Confederación Nacional Campesina (CNC), Cruz López Aguilar. Llegado el momento de hacer un balance de resultados sobre el comportamiento del sector rural a lo largo del 2008, el líder agrario coincide con la mayoría de los especialistas: fruto del desmantelamiento del campo mexicano y políticas públicas contrarias a la soberanía alimentaria de México, el comportamiento de los sectores agrícola, pecuario, forestal y pesquero, acusa un deterioro creciente que en el año que culmina alcanzó sus niveles más críticos: por falta de apoyos para trabajar, más de 350 mil productores abandonaron el campo y con ello se dejaron de producir unas 23 mil millones de toneladas de alimentos, por lo que se tuvo que importar casi 50 mil toneladas en los últimos doce meses, señala el junior del ex gobernador de Oaxaca y líder moral de la CNC.


En paralelo, a partir del primer día del 2009, la pesca comercial de altura en las principales entidades federativas en las que se concentra la actividad, por acuerdo de armadores, cooperativistas y productores independientes, se paraliza por incosteable; más de dos mil barcos camaroneros, sardineros y atuneros de Sinaloa, Yucatán, Oaxaca, Tamaulipas y Sonora, suspenden su actividad productiva por tiempo indefinido en tanto no se reduzca el precio del diesel marino.


Aunque para la Campesina los magros resultados obtenidos en el año en curso, son resultado de un cambio muy drástico en el ejercicio presupuestal de los recursos federales al campo, dado que se compactaron los programas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), al reducirse de 50 a sólo ocho, lo cierto es que el deterioro de la economía rural es fruto de toda una estrategia gubernamental que, inscrita en el modelo neoliberal de desarrollo adoptado por el país desde hace más de 6 lustros, ha tenido como propósito alentar la producción privada de un reducido número de neo latifundistas y exportadores, a costa de la economía de subsistencia de la mayoría campesina. Estrategia que, en las actuales condiciones de crisis de la economía real a nivel planetario, únicamente beneficia a especuladores y empresas trasnacionales que controlan la disponibilidad alimentaria internacional.


El atribuir el deterioro del campo a razones presupuestales, no es circunstancial ni responde de manera simplista a la ausencia de análisis de la realidad del campo mexicano. Para las organizaciones y sus liderazgos, importa más el beneficiarse de montos importantes de los presupuestos asignados, que los intereses vitales del campesinado y la soberanía alimentaria de México. De ahí su reclamo y el clima de rebatinga que impera en la negociación con los gobiernos federal y de las entidades federativas. A lo que habría que sumar el estira y afloja, o chantaje, de los líderes para obtener posiciones políticas en un 2009 de claro tinte electoral.


Más allá de los intereses coyunturales, particulares y de grupo, que animan a las organizaciones agrarias y sus liderazgos, la realidad que se vive en el campo mexicano y su extensión pesquera en los litorales y aguas interiores, es de un franco desastre. Desmantelada la infraestructura productiva y estructura política de apoyo y sustento científico técnico y financiero, la atención focalizada orientada al fortalecimiento de ventajas comparativas determinadas por el mercado internacional, combinada con políticas públicas asistencialistas, cancela toda expectativa de desarrollo económico y social para el sector rural, pauperizado y sin esperanzas. Situación que efectivamente, para el 2009, con el posible retorno y reincorporación de migrantes a sus comunidades de origen, con la sensible y esperada reducción de remesas, no puede esperarse sea mejor que la que se viviera en el 2008.









Veracruz. Decálogo y blindaje

J. Enrique Olivera Arce



El pretendido blindaje de la entidad frente a la crisis, tras varios meses de minimizar esta, por fin se intenta concretar en un Pacto de Articulación Gubernamental al que deben sumarse tanto las diversas fuerzas políticas como los actores productivos en sus respectivos ámbitos de competencia. Sustentado en un decálogo que al igual que el Plan Estatal de Desarrollo, no pasa de simples generalidades y lugares comunes, destaca por un nuevo llamado a sumarse a las políticas neoliberales “anticíclicas” de Felipe Calderón Hinojosa. O lo que es lo mismo, un nuevo llamado a misa para más de lo mismo.
Paradójicamente, el día que se anuncia en Veracruz el nuevo “Pacto de Articulación Gubernamental”, llamándose a cerrar filas en torno al “presidente”, el Sindicato Mexicano de Electricistas denuncia la política “anticíclica” y antipopular calderonista de reducción de las tarifas eléctricas a la gran industria, a costillas del consumidor doméstico que pagará los platos rotos.
Igual de paradójico resulta el que una vez más, el panismo veracruzano da la espalda a las iniciativas del gobernador; poniendo en entredicho la posibilidad de un acuerdo político para los fines buscados, entre el gobierno de Veracruz y el calderonismo en el poder. La proximidad de las elecciones intermedias, nuevamente se impone por sobre todo intento, por mínimo que sea, para encontrar alternativas tendientes a paliar los efectos de la crisis.
Llamando la atención en este nuevo esfuerzo de Fidel Herrera Beltrán por mantener su liderazgo, que, fruto de la costumbre, los miembros del gabinete y la mayoría de los medios de comunicación, simplemente y sin el más mínimo talante crítico, dan como un hecho que las medidas anunciadas en el largo discurso del gobernante del día 29, son las técnica y políticamente correctas para afrontar una crisis global, geopolítica, económica y social, que a estas alturas no tiene ni pies ni cabeza y mucho menos respuestas para enfrentarla con relativo éxito. Nadie cuestiona si el gobierno estatal y la sociedad veracruzana en su conjunto, están en condiciones de aterrizar tan buenas intenciones, superando la tendencia nacional e internacional al desastre.
Los rostros de los funcionarios, plasmados en las imágenes difundidas, hablan por si mismas, al igual que los comentarios de la mayoría de columnistas y analistas políticos de los principales diarios de la entidad. La inercia domina, reincidiéndose en la aceptación tácita y el halago fácil para con la estrategia fidelista, plasmada en el decálogo. En este escenario brilla con luz propia el Coordinador del COPLADEVER, que sin tapujos difunde su propio diagnóstico sobre esa terca realidad que se opone al discurso triunfalista. Entre el contenido del decálogo y lo expresado por el economista Rafael Árias, hay un mundo de distancia. No se puede seguir tapando el sol con un dedo cuando el creciente descontento popular que genera el sombrío panorama económico reflejado en el bolsillo de las mayorías, exige se afronte la crisis con seriedad, realismo y sentido social.
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