De puentes a puentes, cuestión de enfoques

Por J. Enrique Olivera Arce



Hace una semanas expresé que a mi juicio el puente más largo a recorrer por el Maestro Fidel Herrera Beltran, sería aquel cuyo punto de salida sería la entrega de la estafeta y, el de llegada, el marcado por la definición del candidato oficial de su partido para la contienda por la presidencia de la República.

Al respecto recibí diversos comentarios, coincidiendo la mayoría en que estaba equivocado en mi percepción. “Fidel tiene la suerte de brincar de una posición a otra sin mayor trámite y, siempre cae de pié. Para cuando concluya su mandato ya tendrá asegurada la continuidad de su exitosa carrera política”. Viniendo las opiniones de quienes conocen al gobernador desde el inicio de sus andanzas políticas, no me quedó de otra que aceptarlas. El prolongado puente que percibiera no es tal. Sin embargo, ya está a la vista otro, de mayor envergadura, pesado en su transitar, plagado de baches y de no pocas piedras en el trayecto.

Tal puente no es otro que el que media de aquí a la entrega de la estafeta, y al que está obligado Herrera Beltrán a transitar con algo más que su inteligencia y olfato político.

De acuerdo a filtraciones, notas de prensa y los golpes bajos que con toda insidia lanza Miguel Ángel Yunes Linares a su acérrimo enemigo, el mayor problema a que se enfrenta hoy el gobernador y que sin duda habrá de prolongarse a lo largo del 2010, es el de lograr tapar con toda pulcritud y atingencia los enormes boquetes que se registran en diversos frentes de las finanzas públicas estatales.

Las arcas de la administración pública están quebradas. Se habla de adeudos a empresas constructoras, proveedores, bancos, financieras y el Instituto de Pensiones (IPE) superiores a la capacidad real de pago del gobierno estatal. Tan cuantiosa es la deuda, se dice, que las aportaciones federales que se espera recibir en lo que resta del año y las que la federación asigne para el siguiente, más remanentes de las bursatilizaciones, no serán suficientes para dejar satisfechos a los acreedores y dar término a múltiples obras de infraestructura ya iniciadas. Amén de las exigencias sociales de compromisos no cumplidos.

Miguel Ángel Yunes Linares no anda tan errado, se comenta. Conoce cual es el lado flaco de la actual administración pública y hacia allí van dirigidos sus golpes mediáticos que, por cierto, involucran al anterior secretario de planeación y finanzas y hoy diputado federal, Javier Duarte de Ochoa.

Dada la opacidad en el manejo de la cosa pública, habría que contar con una bola de cristal para saber a ciencia cierta de que tamaño es el boquete. Pero los indicios que se filtran, como el caso de la empresa a cargo de la construcción del puente de la Plaza Cristal, que está contra la pared a media obra a consecuencia de lo que se le adeuda, o las inoportunas declaraciones de la burocracia estatal respecto al adeudo al IPE, entre otros, apuntan a que los problemas financieros del gobierno estatal pueden considerarse como graves, al grado de que ya se duda pueda cumplir con el pago de aguinaldos en diciembre próximo.

Para tratar de salir adelante, el Maestro Fidel Herrera solicita al Congreso del Estado la autorización de un presupuesto del orden de 65 mil 300 millones de pesos para ejercerse en el 2010. Cifra superior en un cinco por ciento a lo autorizado para el presente ejercicio fiscal.

Cuando se gasta más de lo que se dispone, hay problemas. Esperemos no sea el caso de Veracruz, de lo contrario, transitar con éxito por este puente monumental, efectivamente sería el reto para lo que resta de la administración a cargo de Herrera Beltrán.

Como es de esperarse, opiniones calificadas podrán convencerme nuevamente de mi error de apreciación. Ya veremos.

Izquierda social; tiempo de definiciones

Por J. Enrique Olivera Arce



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“Como en el debate universal acerca de lo público, la ideología manda y condiciona”.
Adolfo Sánchez Rebolledo


El pasado martes 22 de los corrientes, Julio Hernández López en su ya imprescindible columna “Astillero” en La Jornada, pone sobre el tapete de la discusión un tema que ya es motivo de preocupación y en torno al cual se ha venido construyendo un consenso cada vez más amplio. Bajo el título de “Replanteamientos necesarios” Julio hace referencia a la situación que tiene al país al borde del desastre y la actuación de la izquierda social en México, la que se ha venido expresando a través del Movimiento de Resistencia Pacífica que encabeza Andrés Manuel López Obrador, frente a una realidad que exige definiciones claras y contundentes para enfrentarle.

Ya en alguna ocasión, sobre el mismo tema hice hincapié en que México no va a cambiar a partir de mentadas de madre, chistes de mal gusto, protestas masivas o reiteradas denuncias, a las que la clase política presta oídos sordos. Así también deje asentado que, a mi juicio, la izquierda social debería pasar a la construcción de una sólida organización sustentada en definiciones ideológicas con visión de largo plazo, un programa mínimo para la acción consecuente en la coyuntura, en torno al cual se posibilite la aglutinación y unificación de fuerzas hoy por hoy dispersas, y desde abajo, como ha insistido Andrés Manuel, identificar y formar cuadros comprometidos que al margen de los partidos políticos representen legítimamente los intereses de sus comunidades.

Contemplar si, la participación del Movimiento en los procesos electorales acompañando y apoyando a los partidos que conforman el Frente Amplio Progresista (FAP) y a sus candidatos, cuando éstos así lo requieran, lo justifiquen y ello contribuya al fortalecimiento de la izquierda social, pero sin caer en el juego espurio de las componendas electoreras en que suele incurrir con frecuencia la llamada “izquierda electoral”. Manteniendo independencia, autonomía y libertad de movimiento en atención a los propósitos y objetivos concretos de mediano y largo plazo de la movilización popular. No atender a esta necesidad objetiva, ha dado lugar a que a lo largo de cuatro años la izquierda social le haga el trabajo sucio y desgastante tanto al PRD como al PRI, oponiéndose y denunciando el desastre del (des) gobierno ilegítimo de Calderón Hinojosa y al PAN, para que éstos partidos lo aprovechen en su propio beneficio y, de paso, beneficiando a los poderes fácticos.

Coincido plenamente con lo expuesto por Julio. Andrés Manuel López Obrador debe definir el rumbo del movimiento y definirse a sí mismo. No puede mantenerse indefinidamente un liderazgo social en la izquierda, cuando este se sustenta en torno a un solo hombre que siembra duda y desconfianza en la ambivalencia de una lucha popular de largo aliento y los intereses coyunturales de contiendas electorales. No se puede confiar en quien tiene un pie en el PRD y otro en partidos políticos distintos, con fines electorales, y al mismo tiempo conducir un movimiento de masas independiente. Más que un solo Andrés Manuel, el movimiento requiere de miles de Andrés Manuel surgidos desde abajo, en la comunidad, el barrio, la escuela, la academia, el sindicato, el surco, el taller, que a lo largo y ancho del país, más que denunciar lo obvio, construyan, organicen y promuevan respuestas propositivas ideológicamente consecuentes con la necesidad de cambio.

México se ha situado a la cola de América Latina, marchando a contracorriente de la tendencia general de abandono de las recetas neoliberales y construcción de nuevas alternativas de desarrollo frente a la crisis sistémica global. Dentro de este esquema de involución, la izquierda se ha constituido en simple compañero de viaje de la derecha, actuando bajo las reglas y candados de una ley electoral recesiva que favorece a una clara tendencia al bipartidismo y al pensamiento único y en las que la participación plural y democrática no tiene cabida. Tal postura política no tiene futuro, de persistirse en ella el movimiento nacional de resistencia terminará hundiéndose en las mismas aguas en las que hoy naufraga el calderonismo neoliberal. La definición ideológica y política es exigencia impostergable. Al margen de etiquetas y poses engañosas, la izquierda tiene que definirse por sí misma y para sí misma, ideológica y programaticamente sobre el futuro deseable para este país sin rumbo y sin destino, actuando en consecuencia.

Esperemos que la opinión vertida por Julio, abra paso a un debate serio y responsable en el que como bien señala Adolfo Sánchez Rebolledo, la ideología mande y condicione..

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Paleocanal de Chicontepec: medias verdades, medias mentiras

Por J. Enrique Olivera Arce



El Gobernador Fidel Herrera Beltrán dijo que ante la disminución de la producción de Crudo en la Zona de Cantarell, Veracruz emerge como el sustituto en la producción de Aceite y Gas, dado a que en la región de Palencanal se perforan tres pozos diarios. “Veracruz representa en estos momentos para la nación, un punto de referencia en medio de una situación de dificultad, de carácter recesivo, Veracruz sigue creciendo y hoy es un baluarte que está llamado a ser el sustituto en la producción de Petróleos que se da en la zona de Cantarell, cuya actividad ha descendido, pero en contraste en Veracruz, Petróleos Mexicanos perfora hasta tres pozos diarios en Paleoncanal en donde se extrae aceite y gas”.

Con la sana intención, quizá, de generar confianza en la población frente a una crisis a la que no se le encuentra respuesta viable en el corto plazo, el Maestro Fidel Herrera Beltrán recurre a medias verdades y medias mentiras. La Región del Paleocanal de Chicontepec, efectivamente está considerada como una más de las opciones de Pemex para mantener la producción petrolera del país, sin embargo, son muchos y muy variados los expertos que coinciden en la inviabilidad en el corto plazo de la explotación petrolera en una región que cubre una extensión de 3 mil 875 kilómetros cuadrados, en una zona que comparten los estados de Veracruz y Puebla, abarcando 14 municipios.

No se necesita estar ampliamente informado sobre un complejo tema como es el de la explotación petrolera en México. Basta para darse una idea de cómo anda el abarrote con la opinión de los expertos que difunde la prensa nacional, para darse cuenta de que la realidad es muy diferente a la que el gobernador de Veracruz anuncia a bombo y platillo. Si en la región del Paleocanal de Chicontepec “se perforan tres pozos diarios”, es únicamente porque con ello se beneficia a las empresas trasnacionales con las que PEMEX signara contratos contrarios al interés nacional, no porque con ello se beneficie al país con un incremento substancial de disponibilidades de crudo que substituyan a la menguada producción en la Zona de Cantarell.

En diversos medios de comunicación quedó asentado que: Pemex entregó en 2002 un contrato por 500 millones de dólares al consorcio integrado por Schlumberger, ICA Flour y Drillers Tecnology para la perforación de pozos. Es el contrato más grande de su tipo que ha otorgado Pemex y abarca servicios como estudios de campos, instalación de aparejos, la perforación de 200 pozos y la terminación de otros 50 pozos, reparaciones y otros trabajos de superficie, así como infraestructura de ductos, compresión y almacenamiento, en tanto que en julio del 2008, la transnacional canadiense Wheaterford se incorporó al proyecto de explotación del yacimiento de Chicontepec y perforará en cuatro municipios de la Sierra Norte de de Puebla, 600 de los dos mil 500 pozos petroleros que se ubicarán en esta entidad federativa.

Para los expertos, el tema se reduce a la relación costo-beneficio de la explotación y, de acuerdo a estudios realizados con la puesta en marcha del proyecto la Nación sale perdiendo.

El grupo de ingenieros petroleros Constitución de 1917, integrado por ex funcionarios, analistas, académicos y ex trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex), denunció que los campos productores de crudo en el Paleocanal de Chicontepec no han resultado tan rentables como aseguran las autoridades de Petróleos Mexicanos (Pemex). Detallaron que de acuerdo con datos del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI), se demuestra que en 2007 la producción incremental de aproximadamente 9 mil 100 barriles diarios requirió una inversión de 4 mil 871 millones de pesos en ese mismo lapso, por lo que extraer un nuevo barril de crudo en esa provincia petrolera tuvo un costo promedio de 133 dólares. De esta manera, la pérdida para el erario (con un precio promedio de 62 dólares por barril durante el año pasado) fue de 245 millones de dólares.

En el caso de Chicontepec, se tiene planeado incrementar la producción en 737 mil barriles diarios hacia el año 2017, para lo que se requerirá incrementar la capacidad de perforación en la zona por más de 12 mil pozos en el periodo, es decir, mil 200 por año en promedio, es la versión oficial dada a conocer por el entonces todavía director de la paraestatal, Jesús Reyes Heroles y publicada en “Petróleo al Día”.

Por su parte Carlos Morales Gil, director de Pemex Exploración y Producción (PEP) explicó en entrevista con EL UNIVERSAL el 17 de febrero del presente año, que el programa de extracción de Pemex plantea concentrar recursos financieros y tecnológicos en la llamadas reservas probables de este yacimiento (Paleocanal de Chicontepec). “El esquema contempla perforar poco más de 17 mil pozos en los 29 campos de Chicontepec, para un promedio de mil por año. “Lo que buscamos es prolongar el periodo de vida de los pozos y del mismo yacimiento”. Actualmente cada pozo puede ser productivo por cuatro o cinco años, “pero intentamos con nuevas tecnologías alargar su vida útil”. Nos hemos planteado, agregó, una producción por pozo de 100 barriles diarios; “si lo logramos, va a ser todo un éxito”, toda vez que otra de las dificultades que presenta Chicontepec es que no se trata de un gran yacimiento como Cantarell, sino de cientos, de miles de pequeñas cavernas que pueden estar separadas entre sí por metros o kilómetros, lo que nos obliga a la perforación masiva.”

Para Francisco Garaicochea, experto en el tema petrolero, “El problema de la explotación del Chicontepec es, además de la pobre capacidad de producción de sus pozos, su alta declinación inicial. Esto se debe a que los yacimientos son de baja permeabilidad, pequeños, con alto contenido de arcillas hidratables, y a que al iniciar la producción se libera en ellos una gran cantidad del gas disuelto que bloquea el paso del aceite hacia los pozos. Debido a ello, un pozo puede comenzar con una producción de entre 300 y 600 barriles diarios, pero la declinación suele ser de1 orden del 50 al 60 por ciento en el primer año. Al cabo de tres o cuatro años, la producción cae a 40 barriles por día o menos, y después, de siete o 10 años la caída es a unos 20 barriles por día, sostuvo Garaicochea y describe: “en extensión, el manto petrolero en cuestión es el más grande que hay en el país, pero el costo de su exploración y explotación también será uno de los más elevados”.

Equipo editorial de Petróleo Internacional, Junio 2009, por su parte puntualiza “El Proyecto Aceite Terciario del Golfo (ATG) demanda un gran esfuerzo financiero y de ejecución por parte de Pemex Exploración y Producción (PEP). En Chicontepec habrá que perforar 16.000 pozos de desarrollo en el período 2002-2020, o sea cerca de 1000 pozos por año, puesto que la permeabilidad de la roca madre (su capacidad para permitir que un fluido la atraviese) es baja, lo que resulta en que la productividad de los pozos sea también baja. : Para dar una dimensión del reto, en Cantarell se han perforado poco más de 250 pozos, entre otras razones porque la productividad promedio por pozo en Cantarell está entre 5.000 y 15.000 b/d, mientras que en Chicontepec, la productividad promedio por pozo está entre 100 y 300 b/d.”

Para Antonio Gershenson, (La Jornada 20/09/09), “Chicontepec apenas constituye la porquería favorita de Calderón”.

Y así podríamos alargarnos sobre el tema a partir de todo lo que se ha divulgado por los medios nacionales e internacionales, referidos a opiniones de expertos reconocidos, pero sería ocioso. Basta con reiterar que de ello se dio una amplia explicación durante el desarrollo del Foro Energético que tuviera lugar en el Senado de la República y al que concurriera el gobernador Herrera Beltrán con su tesis de la “tercera vía”. La defensa popular que en aquel entonces se hiciera del patrimonio nacional frente a la iniciativa de reformas en materia energética de Calderón Hinojosa, demostró que la mayoría de los mexicanos no somos tontos y que, entendemos que no es lo mismo perforar miles de pozos que alcanzar con estos la suficiente producción de crudo como para sustituir la declinación de Cantarell. Amén del daño ecológico y social que el proyecto trae aparejado, como ya lo han denunciado agrupaciones indígenas de la región.

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El Plan Estatal de Desarrollo que nunca fue tal

Por J. Enrique Olivera Arce



Por ahí, existe una receta a la que recurren los verdaderos expertos en planeación que, de manera muy simple, establece que el conciliar lo deseable con lo posible depende de lo disponible. Para empezar, no se puede hablar de planeación sin la concurrencia de profesionales que conozcan del asunto. En segundo término, sin contar con un diagnóstico sobre la realidad sobre la que se pretende actuar para, así, determinar si es viable conjugar buenos deseos con disponibilidades de recursos naturales, financieros, materiales y humanos para, a continuación, concluir con lo que es posible realizar en cuando menos tres escenarios: el óptimo, el intermedio y, en el peor de los casos, el más pobre pero más seguro.

Es entonces cuando inicia el verdadero proceso de planeación, al que habrá de alimentar con programas y proyectos que cumpliendo con los propósitos y prioridades, pre establecidos, permitan alcanzar objetivos y metas racionalmente jerarquizados y ubicados en un tiempo y espacio específico dado. En tratándose de planificación regional, el proceso es sin duda de una mayor complejidad, dado el conjunto de factores y variables a considerar. Hasta aquí, quiero entender lo que para el sector público debería entenderse como un proceso racional de formulación de un plan estatal de desarrollo.

Hasta donde me ha sido dado observar, y lo afirme en su momento, nada de esto se tomo en consideración en la elaboración del llamado Plan Estatal de Desarrollo de Veracruz, al que hoy constantemente se hace referencia. Lo comenté hace cuatro años y hoy lo ratifico a la luz de la crisis que estamos padeciendo: Lo que debería ser el eje rector del quehacer público, privado y social de la entidad, no pasó de ser un simple listado de buenos deseos con el que retóricamente se pretendiera dar respuesta a las demandas de la sociedad, recogidas a lo largo de la campaña electoral de quién hoy es el gobernador de Veracruz.

Entre medias verdades y medias mentiras, así, de alguna manera lo ha hecho público el actual coordinador del Comité de Planeación (COPLADEVER). Organismo que debiendo ser autónomo, depende de la Secretaría de Planeación y Finanzas, incurriéndose en duplicidad de funciones si consideramos que tareas similares corren a cargo del Programa de gobierno que depende de manera directa del titular del poder ejecutivo estatal. Resultando que ni uno ni otro, al parecer no tienen ni la más mínima idea de lo que significa la planeación regional.

El escenario ideal sobre el que se elaborara el listado de buenos deseos, no existe. Se carece de diagnósticos específicos de la realidad socioeconómica de cada una de las regiones en que arbitrariamente se ha dividido al estado, y mucho menos validados por los actores privados y sociales sobre cuyas espaldas descansan las tareas del desarrollo. A falta de un plan integral e integrador, el sector público actúa reactivamente, unas veces a pedir de parte, otras por conveniencia político electoral y otras, desafortunadamente, por simple capricho. Propiciándose con ello un verdadero rompecabezas regional en el que nadie sabe que piezas deberían encajar unas con otras.

Hoy nos enfrentamos al peor de los escenarios. Al que nadie tomó en cuenta. Como nadie sabe por donde transitar en un país sin rumbo; Con un Estado desmantelado y saqueado; sin un quehacer económico con expectativas de recuperación y crecimiento; con finanzas públicas quebradas que ahora van tras el bolsillo de los más desprotegidos, y sin una visión de futuro que contemple a la educación y a la salud como activos social y económicamente redituables en beneficio del país y, lo peor, sin esperanzas de que el actual estado de cosas cambie para bien de México. El poder conjugar lo deseable con lo posible, en un escenario de tal naturaleza, ni en sueños fue contemplado por aquellos que elaboraran lo que sin rubor se dice es el Plan Estatal de Desarrollo de Veracruz. La fiesta que empezara a bombo y platillo, a cuatro años y medio, se acerca al final de la tocada sin siquiera tener idea de lo que se festejara.

¿Pesimismo? Si. Sin duda. No se podía esperar otra cosa de una entidad federativa que vive solo de y para los procesos electorales de cada tres años. No termina uno cuando ya empezó el siguiente. El gobernador ya determinó, ahora sí como señor feudal, quien gobernara a Veracruz en el próximo sexenio y ya inauguró la nueva ronda de festejos en honor del elegido. Esperemos que, cuando menos, el Sr. Duarte de Ochoa no herede el mismo listado de buenos deseos. Veracruz se merece otra cosa: Un auténtico y legítimo Plan Estatal de Desarrollo sustentado en honestidad intelectual, sentido común, racionalidad y, sobre todo, alimentado por la participación popular.

Si esto no figura en la agenda del ahora diputado federal, salen sobrando matracas y fanfarrias en su honor.

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¿Estallido social?

Por J. Enrique Olivera Arce



Tema recurrente en las últimas semanas, el de un amenazante estallido social en México. Ha ocupado lo mismo a reconocidos analistas políticos como a comentaristas y columnistas de diversas tendencias y en también diversos medios de comunicación. Durante la fase de preguntas y respuestas del desayuno-reunión de “Entidad Plural”, que preside Felipe Hakim Simón, se le preguntó a Cuauhtemoc Cárdenas sobre tal posibilidad, dadas las condiciones críticas, yo diría catastróficas, por las que atraviesa nuestro país. La respuesta del ex líder moral de la izquierda mexicana, fue breve y contundente: No, no existen condiciones en el país para un estallido social. Coincido con la respuesta del ingeniero.

Hace unos momentos leí con interés la colaboración de Martín Quitano Martínez, que publica en el portal veracruzano en internet “gobernantes.com”, refiriéndose al tema. Me llamó la atención uno de los párrafos finales de su artículo, que a la letra dice: “La sombra del conflicto social se cierne sobre el país. El deterioro social es evidente, atraviesa a las entidades publicas y privadas, a la sociedad en su conjunto. Millones de desempleados, pobreza en aumento, campo en crisis terminal, violencia desatada y debilidad institucional, poca ciudadanía y apatía generalizada, desconfianza y pocas expectativas de salir del túnel oscuro que nos toca vivir”.

Coincido plenamente con la síntesis de las aristas más ásperas del deterioro social y económico que vive México frente a la crisis. Las que sin duda habrán de agudizarse con la insanía etílica que refleja el proyecto de presupuesto calderonista de egresos para el 2010, ahora en manos del Congreso de la Unión. Sin embargo y, pese a existir múltiples ejemplos históricos en los que el principal asesor de los pueblos oprimidos, aconsejándoles recurrir a la violencia desbordada para dejar de ser tales, ha sido el estómago vacío, ejemplos sobran de estallidos sociales con los que ha quedado demostrado que un estómago vacío toca mal son, terminándose por caer en la anarquía, el caos y un autoritarismo brutal que se hace acompañar de genocidios sin nombre.

Con todo y la desinformación existente, el pueblo de México sabe de estos nefastos ejemplos. Como también reconoce que un alto porcentaje de nuestro cada vez más perdido sentido de identidad nacional es y seguirá siendo el pacifismo, como fórmula ante propios y extraños para dirimir diferencias muchas de las veces insolubles.

Para la gran mayoría de la juventud actual, la Revolución Mexicana, no pasa ya de ser anecdótico episodio de la charla de sus abuelos. Para los mayores, parte de la memoria histórica, aún subsiste en nuestras mentes como el trágico suceso que acarreara más de un millón de muertos, sin mayor resultado que el México heredado que hoy padecemos, víctima de la corrupción, la impunidad, la pobreza ancestral de los de abajo y el obsceno enriquecimiento de la clase dominante. El gatopardismo ha sido la constante y, lastimosamente, a el nos hemos acostumbrado. El conflicto social en México tiene carácter permanente, no es un fenómeno nuevo, y lo hemos resistido y superado.

En el párrafo citado de Quitano Martínez, toca en su breve pero contundente diagnóstico, dos aspectos de nuestra realidad nacional: poca ciudadanía y apatía generalizada, que yo me permitiría traducir como “sentido real de la impotencia para operar los cambios que este país requiere”. Para los clásicos del marxismo, la condición sine qua non para que una revolución tenga lugar, es la coincidencia entre las condiciones objetivas y subjetivas, dada en el momento y en el lugar preciso. Tal coincidencia no existe en México. Por mucha proximidad al borde del desastre, en el que los principales afectados serán los desheredados, o en palabras de Frantz Fanon, “los condenados de la tierra”, que podrían ser las condiciones objetivas, en la gran mayoría de la población no existe eso que también los clásicos denominan “conciencia social y política”, el factor subjetivo. Tampoco organización y liderazgo alguno que promueva la construcción de tal condición.

Más de 25 años de neoliberalismo han castrado a la mayoría de la juventud de México, en la que debería imperar la rebeldía y la convicción de la necesidad de cambio. El reunirse cien mil jóvenes en el D.F., en el que se concentra la mayoría de la población informada y participativa del país, frente al monumento más emblemático de la independencia de México, para rendir póstumo homenaje a Michael Jackson, ídolo con pies de barro de la descomposición de la sociedad norteamericana, nos da la medida del tamaño de la apatía, desinterés y hasta cierto punto masoquismo, de las nuevas generaciones, llamadas a impulsar el fin del estado de cosas actual y el cambio de rumbo para la construcción del México que todos, en nuestro fuero interno, deseáramos.

El abstencionismo y el llamado voto en blanco, promovidos por jóvenes a través de las redes sociales en la internet, no es elemento de juicio suficiente para considerar que el rechazo a un sistema de partidos políticos obsoleto y corrupto, sea manifestación de conciencia social y mucho menos uniforme, con consenso sustentado en concepción ideológica alguna, que expresara voluntad consciente de cambio.

En el México de la democracia simulada, no hemos sabido transitar por la cultura política. Nos concretamos a protestas y denuncias, la mayor de las veces no escuchadas y mucho menos atendidas. Lo que si sabemos es el retraernos y rumiar a solas nuestra inconformidad frente a un estado de cosas que nos lastima, individual y colectivamente.

No existiendo, pues, condiciones subjetivas frente a la objetividad de una realidad real que apunta al desastre, la tesis del estallido social me parece tan equívoca como lejana. Sin embargo, no podemos hacer de lado que la crisis y las políticas públicas para hacerle frente, más estupidez que ceguera del gobierno federal panista, hace del estómago vacío mal consejero en regiones y sectores específicos del país, lo que podría dar lugar a protestas airadas y conatos focalizados de revueltas, para las que el Estado está más que preparado para sofocar, sin mayor efecto en el conjunto nacional.

Lo que dudo exista, es capacidad de los partidos políticos para prevenirlas y conducirlas pacíficamente por el camino del diálogo y la conciliación, evitándose con ello tanto la violencia popular como el ejercicio legal del monopolio de la fuerza del Estado, para hacer de la represión fórmula generalizada para administrar y resolver conflictos.

El México de los jodidos de siempre, cifrará sus esperanzas en quien resulte electo en el 2012 como el nuevo presidente de la República. Lo vimos con Fox y se repitió con el inútil que pasará a la historia como el mayor promotor del voto de castigo. En eso desembocará toda amenaza de estallido social.

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“El señor de los puentes”

Por J. Enrique Olivera Arce



Por razones obviamente electorales y proyectándose al 2010 se observa que, siguiendo un plan de “austeridad” acorde a los tiempos de crisis, los diversos partidos políticos no han retirado las toneladas de basura propagandística con la que prácticamente tapizaran a toda nuestra ciudad capital, previamente a la elección federal del pasado cinco de julio.

De entre toda esta basura electoral destacan algunos espectaculares de “Fidelidad por México”, en los que se utilizan imágenes de diversas obras públicas a cargo del gobierno del estado, llamando poderosamente la atención aquel en el que aparece en primer plano la leyenda: “El señor de los puentes”, en alusión a las obras que mayormente se presumen como la magna realización del gobierno fidelista. Mensaje subliminal con el que se evita destacar la imagen del gobernador en ilegales tareas de proselitismo a favor de los candidatos de su partido.

“Señor de los puentes”, suena bien. Dados los tiempos que se viven en Veracruz, no sólo obliga a pensar en obra pública o en la polémica entre el gobierno estatal y la delegación de la SCT, sobre la paternidad de la misma. En tanto constituye un anticipo para lo que electoralmente se vivirá en el próximo año, podría pensarse también en la sucesión del Maestro Fidel Herrera Beltrán y, lo más relevante, en lo que será la vida política del ahora gobernador de Veracruz una vez que haga entrega de la estafeta.

Se especula mucho al respecto tanto en los círculos cercanos al titular del Poder Ejecutivo como en las tertulias de café. Todo mundo pretende tener su propia bola de cristal y todo mundo se constituye en calificado rumorólogo. Afirmando unos que es quien mayor mérito tiene para ocupar la candidatura del PRI a la presidencia de la República, en tanto que otros, más optimistas, de plano afirman que Fidel será el próximo titular del Poder Ejecutivo federal. Nunca faltan los que encuentran pelos en la sopa que, con diversos y sesudos argumentos, afirman que ya está negociado con la triada que conduce al PRI, el que Herrera Beltrán ocupará la Secretaría de Gobernación en el mandato de Enrique Peña Nieto.

Y claro, los que de plano en su pesimismo sólo alcanzan a ver oscuros nubarrones, sin mayor argumentación afirman que si dios no lo quiera enfermara Beatriz Paredes Rangel, a lo sumo Fidel ocuparía la silla vacante en la presidencia nacional del partido ó, en su defecto, sería el coordinador de la campaña del mexiquense, aprovechándose su indudable capacidad para ganar elecciones.

Sin embargo, como es lógico suponer, nadie se atreve a dudar de que sea cual sea la situación que se viva al término del mandato del actual gobernador de Veracruz, éste esté llamado a seguir siendo figura protagónica en la vida política nacional. Nadie lo quiere ni lo contempla, el que el Maestro pudiera estar destinado a calentar la banca a lo largo de seis años, ó a dedicarse a promocionar negocios con firmas internacionales para impulsar el desarrollo de Veracruz, como parece ser su fuerte.

Lo que no se dice, ni siquiera a manera de insinuación, es que el mandato del Maestro Fidel Herrera Beltrán, termina a finales del 2010. Un año antes del de Enrique Peña Nieto y su “gaviota”, y alrededor de 10 meses antes, de que de inicio el rejuego de la selección de aquel candidato que abanderará al PRI en el propósito de recuperar su lugar en “Los Pinos”.

Meses y días que para Herrera Beltrán constituirán el período de espera más largo de su historia. Fuera de la intensa luz de los reflectores, sin el cobijo de la prensa a la que tanto ha beneficiado, víctima de las maledicencias de los hoy lambiscones y mañana sus más acres detractores, sin más armas que su natural inteligencia, indudable sagacidad y don de la ubicuidad, tendrá que transitar solo entre el punto de salida y el de llegada a su siguiente paso en su exitosa carrera política.

Cuando llegue ese momento, entonces no faltará quien refiriéndose a su persona, le cuelgue la etiqueta de: “El solitario del puente”.

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Frente a la crisis perder el tiempo es pasatiempo

Por J. Enrique Olivera Arce



El tiempo sigue inexorablemente su marcha. Las crisis concurrentes derivadas de la debacle económica y social del país no se detienen. Antes al contrario, se profundizan mientras en Veracruz el tiempo no cuenta, la crisis menos. Lo relevante es inventar candidatos, especular en torno a dimes y diretes, regocijarse por la paja en el ojo ajeno, haciendo de la polémica estéril, fuente inagotable de estulticia política ayuna de propuestas racionales que con visión y compromiso contribuyan a paliar el descalabro.

Si no es el tema inagotable de la bursatilización, mejor conocida por los que saben, como deuda, es el presupuesto del Instituto Electoral Veracruzano, o si le rebajan nominalmente el salario a los servidores públicos de primero o segundo nivel. Lo relevante es polemizar y, si es en los medios de comunicación, mejor, para dar públicamente la apariencia de que la inmovilidad y triunfalismo sin sustento de la administración pública es mito infundado.

En este permanente escenario en el que el perder el tiempo es pasatiempo, una nueva polémica preocupa y ocupa lo mismo a la alta burocracia que a sesudos politólogos: ¿Sirven o no sirven de algo las delegaciones del gobierno federal en la entidad? ¿Deben desaparecer?

Naturalmente los dimes y diretes lo mismo tíñanse del color rojo fidelidad que del azul celeste que tanto escozor provoca en la administración fidelista. Ello enmarcado en una “patriótica” concepción de un federalismo venido a menos, así como al mismo tiempo deleznable competencia por ver quien se beneficia del voto popular en las elecciones del año venidero.

Para el joven delfín el hilo negro es novedoso: “Vivimos aún en un régimen presidencialista”. La última palabra la tiene el titular del ejecutivo federal, pero ya se encargará la diputación veracruzana de modificar históricas reglas del juego que hacen de las delegaciones federales onerosa carga para una hacienda pública quebrada que se niega a compartir lo poco que le queda.

Para otros, el tal presidencialismo es cosa del pasado. Con el PRI fuera de Los Pinos el presidencialismo se tornó entelequia. Vivimos un proceso de feudalización en el que los gobernadores cual señores de horca y cuchillo definen el rumbo del país. No es tanta la preocupación de los nuevos señores feudales lo que en pesos y centavos representa el mantener las tales delegaciones del gobierno federal; cuenta más el papel lo mismo de vigilantes del manejo de las aportaciones federales a las haciendas locales que el de operadores políticos trabajando para inclinar la balanza electoral a favor del desgobierno panista.

Lo importante es polemizar. Pero todos se niegan a reconocer que en tanto el cordón umbilical que mantiene el nexo indisoluble entre el presidencialismo venido a menos y la presunta autonomía de los señores feudales, siga siendo la hacienda pública federal. Todo intento de “balcanizar” a un Veracruz que todo lo tiene, que todo lo puede pero que en términos de finanzas públicas depende y vive en más de un 90% de la federación, tan estéril es el intento como la polémica desatada. Las delegaciones federales, representantes localmente del gobierno federal, son intocables.

Se habla de dualidad de funciones. Más ardor debería causar la viga en el ojo propio que la paja en el ajeno. Si de reducir dispendios onerosos en la hacienda pública se trata, lo que cabría es una revisión a fondo de las dependencias diversas del gobierno estatal y las correspondientes a los gobiernos municipales. Desorden y despilfarro en ambos órdenes de gobierno son más que evidentes. Están a la vista de todos y los ciudadanos son los primeros en descalificar el gasto superfluo en que se incurre, así como lo que, al margen de la legalidad va a parar a los bolsillos de corruptos servidores públicos, cuyo pronto enriquecimiento es objeto de obscena ostentación.

Sobre esto último no se da la polémica. Todo marcha bien, en tanto el poder salpique, aunque las respuestas a la crisis sigan el mismo tenor de pasar el tiempo entre dimes y diretes.

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