Tema para la reflexión y acción en consecuencia

Por J. Enrique Olivera Arce





No se puede presumir de lo que tenemos sin antes saber que hacer con ello. Con un amplio y envidiable litoral en el Golfo de México, Veracruz marcha de espaldas al mar.

A manera de preámbulo

Es muy amplia la corriente de opinión con la que coincidimos en que al Dr. Javier Duarte de Ochoa debe concedérsele el beneficio de la duda. Pese a su meteórica carrera político-administrativa bajo el impulso y padrinazgo de Fidel Herrera Beltrán -en escasos seis años, subsecretario de Finanzas, diputado federal, titular de la SEFIPLAN, y gobernador de Veracruz-, se le reconoce preparación y voluntad para afrontar con responsabilidad el reto más importante de su vida.

No obstante, también se considera que por la peculiar tónica de la campaña política y elección que le condujera a la gubernatura, está más que obligado a mostrar capacidad para el cargo que ostenta con hechos concretos que respondan a necesidades y expectativas presentes y futuras de los veracruzanos, no con discursos y proyección mediática de su imagen personal; mucho menos, con lo que podría estimarse como nefasto continuismo del triunfalismo sin sustento y estilo personal de gobernar de su antecesor.

Veracruz requiere de un buen gobernador, no de un sabelotodo y “ajonjolí de todos los moles”.

Comunicación Social

De lo anterior deberían estar conscientes quienes le asesoran, así como los responsables de las políticas públicas de comunicación social de la actual administración, cuidando que la población perciba sensatez y buen juicio y no incongruencias, contradicciones y absurdos que se prestan a la especulación, chascarrillos de mal gusto, y desprestigio del gobernante.

Los primeros cuidando forma y fondo en acciones de gobierno, presentaciones y declaraciones que trascienden a la opinión pública y, los segundos, deslindando gustos, aficiones y actividades sociales del Dr. Duarte y su familia, que son del ámbito privado, de lo que corresponde a su quehacer como servidor público. A mi juicio, no parece correcto que mediaticamente el gobernador insista en un Veracruz próspero, cuando al mismo tiempo declara que su prioridad es combatir la pobreza mediante fórmulas neoliberales ya superadas. Tampoco estimo conveniente que se haga oficial, mediante comunicados de prensa, que el gobernador tiene el don de la ubicuidad, o que en su tiempo libre gusta y disfruta de la tauromaquia.

Conferencia en el Centro de Estudios Superiores Navales

El boletín de prensa de la Dirección General de Comunicación Social, referente a la conferencia magistral del Dr. Duarte de Ochoa en el Centro de Estudios Superiores Navales, refleja, por un lado, que el texto de ésta no se sometió a un acucioso análisis en el que se considerara la calidad académica del auditorio al cual estaba dirigida y, por otro, a la revisión previa del boletín en cuestión por parte del cuerpo de asesores, teniendo en cuenta la relevancia, con repercusión nacional e internacional, de la difusión mediática de una mal hilvanada y descontextualizada síntesis de la exposición del gobernador en un centro de alta especialización de las fuerzas navales de la Nación.

Visión de Estado

Maestros y alumnos del prestigiado Centro de Estudios Superiores Navales, no son ajenos a un amplio conocimiento y visión de amplio espectro estratégico de México, incluido el quehacer político, en el marco de la doctrina de guerra del Estado Mexicano asumida por nuestras fuerzas armadas. Ante estos, de acuerdo a lo oficialmente difundido en Veracruz, el Dr. Duarte confunde el tema de la seguridad pública con el de seguridad nacional para el cual, sin duda, no cuenta con la formación, experiencia e información suficiente.

Por otra parte, no se puede presumir de lo que tenemos sin antes saber que hacer con ello. El potencial económico y social de Veracruz, es eso, un potencial no aprovechado racional e integralmente, sobre el que descansa el lastre de más del cuarenta por ciento de la población en condiciones de pobreza o pobreza extrema, ayuna de bienestar y prosperidad, hoy y, lo más seguro que mañana también en tanto se insista, al margen del contexto más general del país y del mundo, en someter a la vida económica, política y social del estado a la dictadura del mercado; sin reconocer el carácter dual de una entidad federativa en la que conviven y se retroalimentan procesos de desarrollo desigual así como exclusión y marginación de los que menos tienen.

El generar riqueza y acumular capital por unos cuantos, considerando que ésta por sí misma habrá de beneficiar a los más, comprobado está en el mundo globalizado que es un concepto falaz del capitalismo neoliberal, negado por la realidad de una crisis general que se acentúa. Cuando la “sociedad del bienestar” se derrumba en el primer mundo, no se puede hablar de una “sociedad próspera” en nuestra aldea, sin pecar de ingenuidad y carencia de visión de Estado.

No podemos aspirar a una sociedad próspera y segura si no se combate desigualdad e inequidad con justicia social. En México, para Calderón Hinojosa esto último le es indiferente y ajeno, luego bajo esta premisa contextual, que nos ata de manos a políticas públicas federales regresivas, no deberíamos considerarnos acrítica y explícitamente aliados de quien ha puesto a México al borde del abismo, por así considerarse, “políticamente correcto” para Veracruz. Insisto, algo está fallando en el arranque y tocaría al Dr. Duarte de Ochoa actuar en consecuencia.

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Rumor; cortina de humo como distractor

Por J. Enrique Olivera Arce



La histeria colectiva que se desatara el pasado viernes en Xalapa, ciudad capital de Veracruz, sustentada más en el rumor que en el hecho real, lamentable por la pérdida de vidas humanas, pero controlado por las autoridades, nos da la medida del impacto negativo en la sociedad de la “guerra” declarada por Calderón Hinojosa a la delincuencia organizada. “Guerra” absurda no por innecesario combatir el poder creciente del crimen en gran parte del territorio nacional, sino porque metodológicamente, de principio a fin, ni es eficiente ni mucho menos eficaz en sus resultados, cuando de ello se deriva el caos que paulatinamente se apodera de México.

El titular del poder ejecutivo federal podrá decir misa, presumiendo con un triunfalismo falaz que la tal guerra-que ya no es guerra, dice- se va ganando, que todo está bajo control, haciéndose de ello eco los gobiernos estatales y municipales, la verdad es que se generaliza el consenso de que sucede todo lo contrario.

Lamentándose y, en algunos casos hasta condenándose, el que se ante la ineficaz y corrupta actuación de los cuerpos policiacos hubiera echado mano de las fuerzas armadas, sacándolas a la calle; politizándose un tema que ya da lugar a que se cuestione al Congreso de la Unión por no acotar las atribuciones presidenciales en materia de seguridad y, de paso, a los gobiernos estatales, por seguirle interesadamente el juego a Calderón Hinojosa. Pero ese es otro cantar, del que sólo los especialistas tienen elementos para opinar.

Lo que quiero destacar en relación a las manifestaciones de histeria colectiva que se dieran el viernes en Xalapa es lo, a mi parecer, nocivo de la desinformación y el rumor. Ambos fenómenos se circunscribían al ámbito político, alimentados por la falta de transparencia en el quehacer gubernamental, conveniencia de los diversos actores de la mal llamada clase política, y el papel de los medios de información como extensión del interés por divulgar aquello que le es conveniente a sus particulares fines mercantiles, así como para gobierno estatal y/o municipal en su caso. Hoy, para nuestro infortunio, el rumor invade el ámbito privado de la sociedad en su conjunto, generando incertidumbre, desazón e incluso miedo entre la población, en perjuicio de la normalidad social y económica de la ciudad y sus alrededores.
Extrapolándose a nuestro entorno más cercano la percepción de un clima de violencia que, siendo ya parte cotidiana de la vida en sociedad de otras regiones y localidades del centro y norte del país, e incluso en las zonas turísticas del Caribe Mexicano, que no es común ni de lejos en la capital veracruzana. Vivimos en paz y un hecho, aislado y bajo control oportuno, prácticamente paralizó a la ciudad, gracias a rumores que, con el auxilio del teléfono celular y no necesariamente como operativo orquestado por oscuros intereses, corrieran como pólvora impactando negativamente en la población.
El gobernador Duarte de Ochoa reaccionó con celeridad ante lo acontecido en la noche del jueves y madrugada del viernes. Reunió al Consejo de Seguridad, se tomaron medidas preventivas que se consideraran oportunas y llamó a la población a mantener la calma, aunque extemporánea y poco eficaz en sus alcances frente al rumor que desde temprana hora corría ya por toda la ciudad.

El Comandante de la Región Militar, fue más preciso en la descripción de los hechos que alteraran la vida de la ciudad capital. No obstante, ello, lejos de tranquilizar a la población, dio pie a la oleada de especulaciones que aún no cesan, a los que se han sumado no pocos medios informativos de la localidad.

Sin embargo, en nuestra politizada y jarocha realidad, nada puede considerarse como hecho fortuito o, en su caso gratuito. De un hecho lamentable y sin precedentes en Veracruz, la expansión del rumor también jugó el papel de distractor, cortina de humo en la que el tema de la inseguridad frente a la delincuencia organizada y sus secuelas, se elevó al primer plano en la percepción de la gente, como factor determinante en la vida colectiva.

Entre la bruma, el problema toral de la galopante carestía de la vida que afecta a la mayoría de la población perdió presencia relevante. Así, el alza de los combustibles, el anuncio de los industriales de un inminente aumento en el precio de los alimentos y el transporte, la autorización del gobierno estatal del incremento en las tarifas de peaje en autopistas y puentes, la aprobación del pago de impuestos sobre impuestos por parte del Congreso local, y el aumento aplicado al consumo de agua -no potable- en el municipio, pasó a segundo plano en el ánimo de la gente. Perdiéndose de vista que la miseria y el hambre no sólo también atentan contra la seguridad e integridad física y moral de personas y familias enteras, sino que guardan especial privilegio en el actual estado de cosas que afecta a los mexicanos.
Cabiendo entonces la interrogante de ¿a quién, en última instancia, benefició desinformación y rumor?

Pero también procede preguntarse si la rapidez con que cundieran las manifestaciones de histeria, no es resultado de la ausencia de credibilidad en gobierno y medios de comunicación, a la par que surge la duda de si ello pudiera ser fruto colateral de una sociedad desinformada, manipulada por la TV, y reacia a organizarse para, a través de la participación responsable, controlar vida y milagros en nuestra ciudad capital. Una sociedad organizada, solidaria e interactiva, no sería presa fácil del rumor y la desinformación, mucho menos, caer en un estado de histeria colectiva.

Las autoridades estatales y municipales se han comprometido a erradicar violencia e inseguridad en la entidad y, en lo específico, en nuestra tradicionalmente pacífica capital veracruzana. Esperemos que así sea y no se de el caso, también muy comentado, de asegurar el proponerse contar con una Xalapa limpia, atractiva para propios y visitantes, transformándole en un destino turístico de aceptable nivel, cuando los camiones recolectores de basura brillan por su ausencia.

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Asistencialismo y ciudadanía

Por J. Enrique Olivera Arce
Enero 15 de 2011



A nivel macro las autoridades federales se mantienen en su dicho: En México la crisis global no afecta la estabilidad económica, financiera y social. A nivel micro la realidad indica lo contrario. La pequeña y mediana empresa resiente la contracción de un mercado interno resultante de la disminución de la masa salarial y de la carga fiscal, directa e indirecta, que se hace descansar sobre las espaldas de los sectores más vulnerables de la población. La capacidad real de compra del salario, aunada al impuesto al valor agregado, que empleados o desempleados pagamos por igual, castigan tanto a la demanda agregada de bienes y servicios como a la oferta de los mismos en detrimento de producción y empleo.

La inflación está controlada, nos dicen los expertos de la Secretaría de Hacienda y Banco de México. La realidad los desmiente. A menor capacidad real de compra, la demanda agregada se contrae y, desde los grandes distribuidores y cadenas comerciales, hasta el tendero de la esquina, lo compensan elevando los precios para mantener incólume su tasa de ganancia. Para este fenómeno los expertos cuentan con las herramientas para calificarle con tecnicismos fuera del alcance y comprensión del hombre de a píe pero, para este último, el calificativo escatológico aplicado es impublicable.

El año que inicia, es propicio para un repunte de la economía, afirman autoridades y banqueros, en tanto que el Secretario de Hacienda afirma, sin el menor rubor, que el incremento mensual de los combustibles no repercutirá en la economía familiar, quizá ignorando que los bienes de consumo se producen, se almacenan y transportan, utilizando energéticos a un costo mensualmente más elevado, repercutiendo el alza en el precio de mercancías y servicios, a la par que la mano de obra empleada, mayoría de la población económicamente activa, formal o informal, los absorbe, en detrimento de su ya de sí menguada economía familiar. El gran capital no pierde, los platos rotos los paga el pequeño y mediano empresario y el consumidor final.

El hilo se revienta por lo más delgado, estiman no sin cierta lógica las autoridades, previendo desborde de descontento popular De ahí que, para paliar la situación de un mercado interno a la baja, propiciado por el mismo gobierno, subsidian a los sectores de la población más desprotegidos y vulnerables con programas asistencialistas destinados a un consumo mínimo, sin que se resuelvan los problemas estructurales de fondo y sí, generando como subproducto, el que cada día sea mayor el número de aquellos que viven del erario público y no del trabajo productivo, sin que ello contribuya al abatimiento de desigualdad, desempleo y pobreza.

En tal sentido, llama la atención la declaración del responsable del seguro popular en la entidad, aseverando que se incrementa la demanda aún insatisfecha de tal prestación asistencialista en Veracruz, al mismo tiempo que se abate el número de veracruzanos sin acceso al IMSS y al ISSSTE. Reflejándose una ya grave distorsión de la economía. La demanda de subsidios es mayor que la aportación a los organismos oficiales de seguridad social por parte de empleadores y trabajadores subordinados. O el desempleo y economía informal se incrementan ó, en su caso, aumenta el número de empleadores que ocupan mano de obra al margen de la seguridad social para evadir el pago del impuesto sobre nómina y/o aportación patronal al seguro social, al ISSSTE, al Infonavit o al Fovisste, y abatir así sus costos de operación.

Pero lo que más llama la atención es el hecho de que sea la propia autoridad, la que promueva un mayor número de afiliados al mecanismo de subsidios asistencialistas, inmediatistas y no el apoyo a la inversión, ahorro, producción y empleo con salarios remunerativos que contribuyan al crecimiento económico, desarrollo humano y finanzas públicas sanas. Como si el objetivo implícito sea el construir un México de holgazanes, en aras de mantener a su mínima expresión tanto el descontento popular como el deprimido mercado interno, así como la tasa de ganancia de un sector privado ineficiente, beneficiario final de las políticas públicas asistencialistas.

Diversas personas que generosamente se tomaran tiempo y disposición para leer mi colaboración anterior, en la que afirmara que en Xalapa no existe ciudadanía, me comentaron que fui condescendiente en exceso con la alcaldesa pretendiendo que sea ésta coadyuvante en el proceso de construcción de una ciudadanía consciente y responsable, cuando su carrera política ha estado vinculada a las obras de caridad, pero también me hicieron ver que no es viable tal proceso, cuando un número significativo de familias del municipio están más interesadas en ser receptoras de subsidios asistencialistas que en preocuparse u ocuparse solidariamente en la búsqueda de soluciones a la problemática de nuestra ciudad capital

“Si se pierde dignidad aceptando caridad y no existe interés por conocer y exigir derechos individuales y sociales, o por aportar obligaciones para con la misma familia y la comunidad, no hay nada que hacer en materia de ciudadanización de la población”, me dicen, agregando que lo que menos le interesa y conviene a las autoridades es contar con ciudadanos conscientes y responsables.

Tienen y no tienen razón, a mi parecer, pues nos enfrentamos a un círculo vicioso en el que no identificamos con claridad principio y fin, causa y efecto de un complejo fenómeno social y económico. Sin embargo, los ciudadanos conscientes en nuestro municipio, que los hay, tampoco hacen, o hacemos nada, por involucrarnos propositivamente desde nuestras respectivas trincheras en la búsqueda de soluciones más racionales para la reactivación y crecimiento de la economía local y los beneficios que de ello se deriven, dejando hacer, dejando pasar políticas públicas que en el mediano y largo plazo habremos de lamentar.

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Dos variantes de un mismo tema


Por J. Enrique Olivera Arce



Dejo Mérida minutos antes de iniciarse el festejo con el que las autoridades estatales y municipales celebraran el que organismos internacionales, incluyeran a la ciudad blanca, con más de un millón de habitantes, entre las 100 ciudades más seguras y pacíficas del mundo.

Retorno a Xalapa, con la percepción de que dejo una ciudad enfrascada en sus propias y peculiares contradicciones y contrastes. Un norte próspero y pujante con todas las ventajas urbanísticas e inmobiliarias que no es común observar en la mayoría de las capitales de nuestras entidades federativas, contrastado con un sur de la ciudad, pobre, excluido de la modernidad y del interés de las autoridades por su desarrollo y bienestar de la gente, asiento de “colonias dormitorio” pobladas con migrantes del interior del estado y entidades vecinas, en su mayoría indígenas de origen maya.

Políticamente multipolarizada, la ciudad concentrando más del 50% de la población del estado, vive el derrumbe de un panismo que no asimila aún la derrota en la reciente elección municipal, careciendo del cómo y con quién recuperar la gubernatura y, un PRI que, aunque fragmentado, ya anticipadamente trabaja en la sucesión de Ivonne Ortega Pacheco que tendrá lugar en el 2012.

Esto en el marco de un gobierno estatal en el que la Sra. Ortega Pacheco auspicia la división del partido en el poder, a la par que se confronta con lo más representativo del mundo empresarial yucateco, expresión del poder fáctico que determina rumbo y destino de la Península; perdiendo aceptación entre la clase media y media alta por su altanería y frivolidad como estilo personal de gobernar.

Situación esta última que se agudiza a raíz de la intempestiva y sorpresiva presencia en Mérida de Carlos Salinas de Gortari, con el fin expreso de disciplinar a Ivonne Ortega Pacheco, como se interpretara entre los meridenses a los que no escapa el hecho de que su gobernadora está encaprichada en no aceptar fácilmente que se le imponga desde el centro a Emilio Gamboa Patrón, “el chupón” –así se le conoce localmente-, como candidato del PRI a la gubernatura en el 2012.

Arribo a Veracruz, enterándome que en el World Trade Center -sede oficiosa del gobierno estatal-, se le rendía homenaje al ex presidente Venustiano Carranza, con motivo del 96 Aniversario de la Promulgación de la Ley Agraria. Horas más tarde, leía en los medios informativos en línea, el contenido del boletín oficial y la versión publicada del evento en cuestión. Resultándome paradójico que en el discurso y lo declarado a la prensa, la trascendencia histórica de la Ley Agraria como antecedente del reparto cardenista de la tierra y del proceso inconcluso de Reforma Agraria, pasara a segundo plano. El Ejido, las Comunidades Agrarias y la reivindicación de una justicia social que nunca llega, no pesan en el ánimo de una nueva clase política que carece de conocimiento y sentido de la historia.

Paradójico pero lógico. No podía esperarse otra cosa.. Tras el desmantelamiento en el sexenio del priísta Carlos Salinas de la infraestructura de soporte al campo, la apertura legal a la privatización del ejido, y el TLCAN, tratado asimétrico de libre comercio que pusiera en desventaja al sector agropecuario nacional, -con el beneplácito de las organizaciones agrarias, corporativas y clientelares-, la visión que hoy se tiene del sector rural, responde estrictamente a la concepción neoliberal de un capitalismo en decadencia. El mercado como ley suprema, con productividad y competitividad mercantil individualizada como doctrinas dominantes, es objeto de culto; a la par que se “resuelve” pobreza y exclusión del sector social con la caridad nociva del asistencialismo. Nadie advierte que el modelo neoliberal está agotado, a más de inviable en la realidad veracruzana, como panacea de rescate, recuperación y expansión de la economía agraria.

La verborrea vertida en el espacio denominado en el idioma y concepción de nuestro principal socio comercial en el TLCAN, ignoró al campesino, a la agricultura de autosubsistencia, al ejido y comunidades agrarias, como expresiones aún vivas de la realidad del campo veracruzano. Privilegiándose el interés de una minoría de productores agropecuarios privados, enfocado a una presunta mayor competitividad y rentabilidad económica.

Pobreza, desigualdad, minifundismo, vaciamiento y migración en el agro, pérdida de soberanía alimentaria, así como exclusión y pobreza extrema en las comunidades originarias, rezagos históricos no superados, son prietitos en el arroz que no tienen cabida, salvo para retóricas promesas economicistas, en el discurso y en los hechos del neoliberalismo en el poder.

Una vez más, desde el World Trade Center, ante una clase política insensible e improvisados “campesinos” acarreados, el triunfalismo sin sustento y el aplauso fácil vuelve a las andadas.

No estoy soñando. Me encuentro nuevamente en el terruño, con su también necia realidad, asumiéndose que el escenario de fondo es la preparación anticipada de la maquinaria electoral priísta para lo que viene en el 2012. Promesas y compromisos difíciles de cumplir, por delante en el discurso oficial. Pareciera que el Dr. Duarte de Ochoa nuevamente está en campaña.

Fuentes: E-consulta ; Política al Día ; Imagen del Golfo ; Entorno Político
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En Perspectiva

Xalapa sin ciudadanía

Por J. Enrique Olivera Arce



Cuando la marrana tuerce el rabo, es cuando resulta casi imposible encontrarle la cuadratura al círculo, como es el caso de lo que se propone nuestra ya alcaldesa de la capital veracruzana, para ponerse en línea con el camino trazado por el gobernador hacia una utópica prosperidad, y lo que la realidad habrá de permitirle realizar.

Hemos insistido en este y en otros medios en los que generosamente nos dan espacio, en que nuestra ciudad capital, a ojos de buen cubero, ofrece condiciones de ingobernabilidad, no porque conscientemente la población rechace gobierno y control de la autoridad municipal sobre la vida cotidiana de Xalapa, sino porque, paradójicamente, la población exige buen gobierno al mismo tiempo que contribuye, por comisión u omisión, a impedir que tal situación se de en la práctica.

Tenemos población pero no ciudadanía, definida esta como un status jurídico y político mediante el cual el ciudadano adquiere unos derechos como individuo, a la par que unos deberes respecto a la colectividad en el ámbito geopolítico en que se desenvuelve, además de la facultad de participar activamente en el seno del colectivo de que se trate, en este caso, nuestro municipio y la ciudad que es cabecera municipal y al mismo tiempo capital de Veracruz. Facultad esta última que surge del principio democrático de soberanía popular.

La mayoría de la población no tiene noción de cuales son sus derechos y deberes individuales y sociales en lo político, económico y social y, mucho menos, de la facultad de participar en la vida colectiva de la comunidad, en la toma de decisiones encaminadas al buen gobierno de la ciudad y el municipio. Considerando de motu propio con extrema simpleza, que la facultad de gobernar es tarea de las autoridades en su carácter de mandantes y no tarea común de toda la colectividad como mandatarios.

Bajo este supuesto, ni se cuenta con ciudadanía ni mucho menos con soberanía popular, quedando al arbitrio de las autoridades el hacer o dejar de hacer lo conducente para el ejercicio de una sana y armónica convivencia y gobernabilidad democrática, afín a los intereses de la colectividad. Así que, por principio de cuentas, se inviertan los papeles de gobernante y gobernados. Asumiéndose la autoridad como mandante y la población como mandatario, inhibiéndose la participación individual y colectiva en la toma de decisiones que a todos competen como ciudadanos conscientes. De ahí a la anarquía, solo hay un paso, en tanto el municipio no cuente con ciudadanía.

Lo anterior implica, de hecho, un divorcio entre autoridad y población. y ahí es donde la marrana tuerce el rabo. La alcaldesa tendrá que gobernar no con todos, sino contra todos, debiendo dedicar la mayor parte de su tiempo a solventar conflictos y no a contribuir a la necesaria y cada vez más exigible atención a los problemas torales del municipio. Proyectos ambiciosos y buenas intenciones perderán prioridad frente a una realidad en la que cada quien jala por su lado y cada cual trabaja para su santo, empezando en el seno mismo del cabildo y la estructura administrativa del Ayuntamiento.

La responsabilidad de construir ciudadanía en teoría descansa en primer término en el sistema educativo. La escuela debería ser formadora de ciudadanos, más no es esta su prioridad en un proceso en el que fomentar principios, valores y conciencia cívica en los educandos, atraviesa por una crisis de retroceso. Igual responsabilidad le correspondería a los partidos políticos, más estos, en la vida cotidiana, han sido rebasados lo mismo por organizaciones gremiales con liderazgos espurios por éstos propiciados en su afán de contar con estructuras clientelares que les favorezcan electoralmente, que por organizaciones religiosas que se reproducen cual células madre sin ningún control por toda la ciudad, capturando feligreses, y dando lugar a estériles confrontaciones y actitudes y conductas de intolerancia que más que sumar, dividen.

Luego cabe la interrogante: ¿por donde empezar? Eh ahí el dilema.

Quizá la respuesta esté en la propia población, tomando la iniciativa, desde abajo, organizándose para el fomento de la participación democrática con vías a construir ciudadanía. Siendo en este renglón en donde el entusiasmo y visión de Elizabeth Morales aplique, estimulando y propiciando tal proceso, mediante el establecimiento de espacios públicos coadyuvantes, orientados a la socialización de la cultura cívica de la población. Sembrando semillas que al fructificar resuelvan uno de los más ingentes problemas del municipio, como lo es la carencia de ciudadanía. Sin esta, en Xalapa cada quien, incluidas las autoridades, seguirá haciendo lo que le venga en gana.

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Xalapa sin ciudadanía


La burra no era arisca…

Por J. Enrique Olivera Arce




Algo anda mal en el inicio del gobierno del Dr. Duarte de Ochoa. O son sus asesores, o los que en gran número tiene a su servicio la Sra. Directora de Comunicación social, aunque también pudiera darse el caso de que algunos medios publiquen, por la libre, encabezados y textos que no cuadran con el boletín oficial. Lo que la prensa difunde sobre lo que cotidianamente destaca el gobernador o sus funcionarios de primer nivel, adolece de falta de congruencia y, en algunos casos, hasta de seriedad y respeto a la inteligencia de los lectores.

En artículo anterior, refiriéndome al Plan Estatal de Desarrollo, comentaba que por tal podrían darnos gato por liebre. Esperemos que no sea así, no obstante, resulta por demás incongruente el que si se anuncia que dicho ordenamiento normativo estará concluido en Marzo para ser sometido a la consideración y, en su caso aprobación , del Congreso local, desde ya el gobernador o los miembros de su gabinete, tomen medidas y formulen declaraciones que, de una u otra forma, habrán de incidir en la vida social y económica de Veracruz, sin contarse aún con la visión de conjunto que habrá de derivarse del Plan Estatal de Desarrollo y/o programa sexenal de gobierno. No por mucho madrugar amanece más temprano, decíamos en otro artículo referente a la creación de la Secretaría del Medio Ambiente.

El que mucho abarca poco aprieta, reza la sabiduría popular. Así que más vale paso que dure que trote que canse. Hechos concretos y menos discurso u opiniones vertidas en entrevistas banqueteras, es lo que todos esperamos de la nueva administración pública a cargo del Dr. Duarte de Ochoa. No es de ninguna manera procedente que el priísta presidente de la mesa directiva de la XLII Legislatura, salga a la palestra con el ya clásico: “lo que el señor quiso decir…”

No se trata de hacer un chacoteo de lo que se pone en boca del gobernador, por lo que no exponemos ejemplos concretos de incongruencias y ligerezas en discursos o declaraciones periodísticas. Con mencionar al Secretario de Desarrollo Económico y Portuario como autor de barbaridad y media expuesta a la consideración de la opinión pública, es suficiente. Lo que sí, respetuosamente sugerimos, es que se haga un análisis serio de lo hasta ahora publicado por la prensa en torno al quehacer gubernamental y, en especial lo que se pone en boca del Dr. Duarte, sacar conclusiones y, en su caso corregir. No se puede hablar de un Veracruz próspero y encausado en un proceso de desarrollo sustentable y, al mismo tiempo, llamar a la unidad para enfrentar los grandes y lastimosos rezagos de una entidad federativa que exige esfuerzos extraordinarios para su rescate. Bien vale la pena que los asesores y sus respectivos asesores trabajen sobre ello.

La burra no era arisca… Fidel Herrera nos enseñó a lo largo de seis años, a desconfiar de la fragilidad mediática de sus aseveraciones frente a una realidad que no se podía tapar con un dedo. No sería sano ni deseable que un mal manejo de la comunicación oficial diera lugar a la falta de credibilidad en las acciones de gobierno. Los veracruzanos queremos creer en prometedoras expectativas de crecimiento y desarrollo a partir de la administración pública estatal y municipal que inicia, no nos defraude gobernador.

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Rousseff, marxista y ex guerrillera, primera mujer presidenta del Brasil.

Por J. Enrique Olivera Arce





Hecho histórico sin precedente en América Latina.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, destacó hoy, en su primer discurso tras asumir la presidencia. "Mi compromiso es honrar a las mujeres, proteger a los más frágiles y gobernar para todos".
ABC Internacional




Dilma Rousseff hoy tomó posesión como Presidenta de Brasil, con la difícil tarea de mantener la misma aceptación de su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva, tanto en la política interna como de admiración y reconocimiento internacional por la pujante estrategia económica y liderazgo político regional con una “sana distancia” de los Estados Unidos.

Hecho histórico, a más de insólito. Cuando el mundo parece volcarse a la derecha en un proceso de retroceso social en todos los ordenes frente a la crisis sistémica global, Brasil, con una de las economías más prósperas de América Latina, será gobernado a partir de hoy sábado 1 de diciembre, por una mujer progresista, destacada estadista, congruente e intelectualmente honesta. Si el arribo de Barack Obama al gobierno del país más poderoso del mundo, rompiera con paradigmas sólidamente arraigados en el mundo anglosajón, el acceso de Dilma Rousseff a la presidencia del poderoso subcontinente sudamericano, no tiene parangón en una América latina machista, con gobiernos en su mayoría de derecha, y sensiblemente enemigos jurados de la equidad de género y de la ideología marxista, a la que dan por muerta y enterrada.

Con 63 años se convirtió en octubre en la primera mujer en ganar unos comicios en esa nación sudamericana, que hasta hace unos años arrastraba severos problemas de desigualdad, pobreza y de desempleo, así como sujeción a los organismos financieros internacionales y al llamado “Consenso de Washington” y sus recetas neoliberales. Sólo con el apoyo de un gobierno exitoso, presidido por un ex obrero metalúrgico, líder sindical progresista, constructor de una de las más amplias alianzas de la izquierda en América Latina y, con un muy amplio margen de aceptación a su gestión, ha sido permisible el ascenso hoy de Dilma a la presidencia.

Los ocho años que Lula gobernó no aliviaron del todo rezagos históricos y grandes males del subdesarrollo de la sociedad brasileña, pero sí dieron un impulso inédito que, a juicio de prestigiados analistas, cambiaron la visión internacional del Brasil considerándosele hoy como una de las economías más sólidas y prometedoras del planeta.

Corresponderá a la Sra. Rousseff, y a un gabinete en su mayoría integrado por colaboradores de Lula Da Silva, probados y eficaces funcionarios públicos, el darle continuidad y profundización al proceso de transformación estructural y fortalecimiento de las políticas públicas de corte social y progresista de inclusión y combate a la desigualdad y la pobreza. Cuando menos estas son las expectativas esperanzadoras del pueblo brasileño, reflejados en declaraciones periodísticas de líderes de opinión de diversas tendencias políticas.

Fenómeno ejemplificador para una pulverizada, dogmática y sectaria izquierda latinoamericana, pero también para la reivindicación de la igualdad y equidad de género, perdida en un feminismo a ultranza, tan sectario como esteril en sus alcances.

Específicamente, por lo que a nosotros toca en México, para la llamada izquierda electoral, que muy lejos de construir un frente amplio en torno a un programa mínimo consensuado que sume y no divida, se pierde y aleja de las fuerzas progresistas, apostándole a las alianzas con su enemigo histórico, la ultraderecha cobijada en el PAN y el PRI.

Ya en lo tocante a nuestra gatopardista aldea veracruzana, es muy poco lo que se puede decir. La izquierda electoral, en los hechos, ha dejado de existir; reducida a grupúsculos que respondiendo a posicionamientos canibalescos tribales de la cúpula perredista nacional relacionados con los procesos electorales del 2011 y 2012, se pliegan acríticamente a un gobierno estatal, neoliberal y por principio reaccionario, que sirve a los poderes fácticos que controlan la vida social, económica y política del país y de la entidad. El nuevo paradigma establecido con la ascensión de Dilma Rousseff a la presidencia del Brasil, le pasará de noche, preocupada y ocupada en respaldar la aprobación de políticas públicas contrarias al interés de las mayorías.

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