A Héctor Yunes Landa le debo una disculpa
Por J. Enrique Olivera Arce


Hace apenas un mes comenté que es sano conocer a tiempo a aquellos que aspiran a gobernarnos, afirmando que el diputado Héctor Yunes Landa se retrataba de cuerpo entero ante la ciudadanía como simple lambiscón. Opinión vertida atendiendo a su dicho de que: “Quien habla mal del Gobernador Fidel Herrera, quien lo cuestiona, lo señala o lo denosta, tiene automáticamente el repudio de los veracruzanos”. Hoy reconozco que me equivoqué al juzgar al legislador local fuera de contexto. Le pido disculpas.
Sin dejar de sostener que la ciudadanía está en su derecho de calificar, cuestionar, señalar, criticar e incluso de juzgar y condenar a los mandatarios que, a su juicio, no respondan al mandato ciudadano, sin que ello implique “escupir para arriba”, derivándose de ello mi crítica más que fundada a lo expresado por Yunes Landa, en su momento no consideré que en el marco del clima antidemocrático que priva al interior del partido de la fidelidad en Veracruz y en el contexto de sumisión que en el priísmo estatal se guarda para con el titular del poder ejecutivo, frente a la injuria panista el diputado local estaba más que obligado a salir en defensa de Fidel Herrera Beltrán, así fuera con una declaración tan poco afortunada como la ya mencionada.
Pasado el proceso electoral y su secuela de guerra sucia, las circunstancias cambian. El contexto es otro y en este el Sr. diputado Héctor Yunes landa está demostrando contar con valores éticos que le honran y distinguen.
No se si llegue a concretar su aspiración de representar a su partido en la elección para gobernador el próximo año. De eso el tiempo y las cambiantes circunstancias dirán la última palabra. Lo que si puedo afirmar sin esta vez tener que reconocer equivocación alguna, es que cuenta con todo el derecho a intentarlo y así deberían considerarlo quienes ahora le dan la espalda y lo injurian con el mote de “traidor”.
¿Traidor a quién? ¿Al gobernador Herrera Beltrán? Nada más alejado de la lógica política que tal aseveración. Con su decisión personal de declarar públicamente tener los atributos necesarios para aspirar a la gubernatura de Veracruz y, por ende, actuar en consecuencia, ratifica su convicción, congruente y legítima, aunque a mi juicio cuestionable, de que en la administración que preside Fidel Herrera Beltrán prevalece la libertad de expresión, el respeto a quien piensa diferente, existiendo en Veracruz un clima propiciatorio para la vida en democracia.
Quienes no lo quieran entender así, dejados llevar por la sumisión, la lambisconería o el interés patrimonialista de coyuntura, que les dice que el oponerse a la idea de que para el gobernador sólo hay un aspirante a sucederle en la gubernatura, y este es Javier Duarte de Ochoa, es incurrir en traición, son precisamente aquellos que ni toleran la libertad e independencia de pensamiento, ni mucho menos ven con buenos ojos el que la democracia prospere en Veracruz.
Por cuanto a la ciudadanía en general, ajena a la grilla palaciega, harta de la simulación, engaño y demagogia -como se pusiera de manifiesto con su ausencia mayoritaria en las urnas-, la actitud asumida por Yunes landa debería ser buena señal. Con su valor civil concita a nuevos y más limpios aires a respirarse en el PRI estatal. Sectores conscientes de la población no aceptan ya imposiciones arbitrarias y silencio cómplice, mucho menos estando de por medio la gubernatura y con ello el futuro de Veracruz.
De esto último deberían también tomar nota los partidos políticos que habrán de contender contra el priísmo en el 2010. El mensaje del pasado cinco de julio fue más que evidente.
Con el destape de Héctor Yunes Landa, el PRI cuenta no solo con dos aspirantes a la gubernatura, también se observa la existencia de dos corrientes al interior del partido; dos tendencias con diferente visión de cómo buscar la permanencia en el gobierno de Veracruz. Ello enriquece al tricolor y a partir de la sana confrontación de ideas y propuestas diferentes, la mejor opción para el PRI en el 2010 debería ser la de aquel que demuestre preparación, capacidad, madurez política, así como visión de Estado y voluntad política suficientes para convencerse, a sí mismo y al electorado, de que afrontar los no pocos retos que implica navegar en medio de la crisis no es tarea ni fácil ni de un solo hombre, cuando los rezagos estructurales pesan más que discursos triunfalistas y expectativas asistencialistas inadecuadamente sustentadas en tesis neoliberales ya superadas por la realidad.
Dadas las condiciones de desastre por las que atraviesa el país, y Veracruz no es ajeno a tal escenario, a mi juicio aquel de los aspirantes y quien en su momento candidato del PRI a la gubernatura, sea capaz de entender que la desigualdad y la pobreza alcanzan ya límites inaceptables, reconociendo que el futuro apunta a marchas forzadas por los amplios caminos de la izquierda para salir avante, contará sin duda con amplio respaldo de las mayorías. El tiempo y las circunstancias hablarán entonces.
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Como dice la canción, Javierito va

J. Enrique Olivera Arce



Adquirida la diputación federal, haiga sido como haiga sido, al joven delfín toca ahora ganarse el derecho a ser considerado el único, el ungido, el llamado a ser elegido por el priísmo veracruzano como su candidato a la gubernatura. En sus manos está el ser el legítimo representante de la Fidelidad en los comicios del 2010, o verse reducido al triste papel de aspirante fallido, incapaz de mantener con decoro la confianza que en él depositara el mecenazgo.

Consciente de ello, Javier Duarte de Ochoa se deja llevar de la mano, puebleando, de norte a sur y del este al oeste, esforzándose armado del gastado mensaje pre fabricado que lleva en las alforjas como su mejor carta. Aquí no pasa nada y si pasa, estamos blindados. La bancada priísta veracruzana habrá de encargarse de velar para que en la entidad se transite con paz y prosperidad a la fiel continuidad del gobierno cercano a la gente.

Y que mejor blindaje que seguir bursatilizando, no importa si se trata de recursos públicos destinados por el Congreso de la Unión a infraestructura y combate a la pobreza, o las pantuflas de la abuela. Bursatilizar es la consigna, pignorar el futuro de Veracruz es el objetivo.

El otro rollo. El aportar lo mejor de sí para hacer valer en San Lázaro las demandas de un mejor destino para Veracruz, por la primera, la segunda, la tercera o la cuarta vía, o por el camino que fuere, huecas abstracciones quedaron en el camino. La tarea que le fuera encomendada para destacar entre el montón de diputados, está truncada. Le fueron cerradas las puertas en las comisiones de hacienda y presupuesto de la Cámara baja. En otras, de menor valía, ni las quiere ni puede, el sólo sabe de debe y haber, al fin contador y experto en los riesgosos juegos de la bolsa de valores. No por nada es el exhibido padre putativo de la deuda simulada.

Como dice la canción del jibarito, Javierito va. Y ahí va el joven y simpático cordobés, siempre de la mano de su protector e interesado amigo. Ahora caminando, ahora trotando, sudando la gota gorda, presidiendo pantagruélicos banquetes, en pos del tamaño requerido para quien en suerte le toque contender contra verdaderas chuchas cuereras, como Miguel Ángel Yunes Linares y Dante Delgado Rannauro. Hay que crecer. Lo sabe y sufre. Imagen, voz, origen y gastado discurso neoliberal no contribuyen a ser calca fiel del mecenas ni lo que de genio y figura espera la agitada y turbulenta ola roja hoy al servicio de la fidelidad.

Terrible paradoja. Para crecer políticamente debe disminuir su imagen de pre candidato impuesto.

Temeroso escucha los pasos de los enanos del tapanco. Aquellos que al mecenas le crecieran a destiempo. La amenaza es real, se dice para sus adentros. No por crecidos dejan de representar peligro para el familiar proyecto que, a contracorriente y sin contar con la venia de Beatriz, Manlio o el futuro “gaviotazo”, le señala como fin último gobernar a Veracruz.

Solo, porque solo se transita por los caminos de la vida cuando amigos y comparsas son comprados, no afloja el paso. Pueblear es su tarea, lo de legislar ya es secundario, al fin propuesta de campaña. Hoy y a lo largo de los próximos meses pueblear es su destino. Suerte si en el camino recoge polvos de aquellos lodos, no los de la contienda sucia, sino aquellos que hablan de mejores tiempos del tricolor; de ideas, de propuestas, de compromiso partidista, de experiencia y madurez política, de todo eso que hoy se le niega a una juventud que en la fidelidad sustenta tráfico de influencias, enriquecimiento al alcance de la mano, simulación e impunidad.

Polvos de aquellos lodos que si no le ayudan a obtener el cargo a que aspira, cuando menos, en un futuro no lejano, le permitan en su momento ser de su tierra natal un buen alcalde.

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El país se hunde, “nada más”

Por J. Enrique Olivera Arce



A la par que Ernesto Cordero, titular de la secretaría de desarrollo social declaraba que aunque se sumaron 6 millones de mexicanos a la pobreza patrimonial y alimentaria, elevándose el número de pobres a 50.6 millones, “vamos por el camino correcto”, Felipe Calderón Hinojosa en Puebla afirmaba que en el primer semestre del año la economía cayó 9 por ciento y el empleo 3 por ciento, “nada más”.

Optimistas y cínicas declaraciones que ponen en perspectiva el comportamiento de la ciudadanía en los recientes comicios federales intermedios. Derrota del PAN, abstencionismo por arriba del 60 por ciento y voto nulo, son apenas un pálido reflejo de lo que para el pueblo de México representa el “vamos por el camino correcto” de la administración calderonista.

El gobierno de Veracruz no se queda atrás en materia de negligencia frente a la crisis sistémica global. En la entidad no pasa nada, estamos blindados, seguimos creciendo; en materia de generación de empleos estamos por arriba de la media nacional. La mañana del domingo en Boca del Río el gobernador Fidel Herrera Beltrán convocó a dirigentes sindicales, alcaldes y diputados federales electos a una gran alianza para promover el empleo, mantener la ocupación y la dinámica que hay en Veracruz y seguir conservando el primer lugar a nivel nacional como generador de fuentes de trabajo y destino seguro para todas las inversiones productivas. Triunfalismo sin sustento.

¿Los veracruzanos a quien debemos creerle? A un Calderón Hinojosa deslegitimado, que se vanagloria de su propio fracaso como “presidente del empleo”, o a las mentiras piadosas de un gobernador que en su soberbia se niega a reconocer que si le va mal al país a Veracruz no le puede ir mejor. Todos los mexicanos vamos en el mismo y desvencijado barco, preguntándonos todos: ¿Dónde está el piloto?

¿Pacto cupular? A otro perro con ese hueso. La crisis económica que afecta a México no se resuelve con discursos ni con expresiones de voluntarismo demagógico. O se imprimen cambios estructurales puntuales para salir avante o al país termina por llevárselo la tía de las muchachas con todo y el modelo neoliberal, impuesto por el PRI y continuado por el PAN a instancias de una oligarquía criolla, vinculada a intereses externos, a la que lo que menos le interesa es el bienestar de la gente.

Quienes con su esfuerzo cotidiano generan riqueza y contribuyen en mayor medida a la hacienda pública, son los trabajadores urbanos y rurales. Para ellos no hay pacto cupular que valga ni líderes charros que puedan contener el descontento que genera el deterioro galopante del salario y las condiciones de existencia. Si los empresarios quieren pactar, sería con la clase trabajadora, reconociéndole su derecho a exigir escala móvil de salarios. A mayores índices de inflación mayor salario. A mayor deterioro de las condiciones de vida de la gente, mayor seguridad social.

Pactar para que los empresarios mantengan al alza su tasa de ganancia a costa del sacrificio de los trabajadores, reduciéndoles salario y prestaciones, bajo el pretexto de que hay que salvar fuentes de trabajo y abrirle la puerta al capital externo expoliador, no es la solución. O se fortalece el mercado interno generando capacidad real de compra a los trabajadores y, con ello, la demanda real de bienes y servicios que permitan a los empresarios mantener la dinámica de sus negocios y al gobierno su fuente fiscal de financiamiento, o el señor Calderón Hinojosa y los gobernadores que le hacen el juego, lo que tendrían que pactar es una honrosa renuncia. Declarándose incapaces de generar condiciones para que se enfrente con seriedad la crisis y sus nocivos efectos económicos y sociales.

El pueblo está cansado de que sobre sus espaldas se haga descansar la simulación y la demagogia. Ya basta de festinar el fracaso. Ni vamos en el camino correcto ni aquí no pasa nada. El desempleo, la pérdida del poder adquisitivo del salario, la pobreza y la desigualdad, lastiman al país entero. “Nada más”.

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PRD. Enpantanadas las exequias

J. Enrique Olivera Arce



Cuauhtemoc Cárdenas, quien en el 2006 torpedeara al PRD y al Movimiento Nacional de Resistencia Pacífica oponiéndose al liderazgo de Andrés Manuel López Obrador, en su calidad de “vaca sagrada” de la izquierda electoral insiste en su llamado a que el PRD resurja de entre los muertos para iniciar una nueva vida libre de pecado.

En comunicación telefónica con La Jornada, difundida el viernes por el rotativo, aseveró que “es indispensable que se restituya la legalidad interna en el partido para que haya autoridad, en primer lugar. Pero también, agregó, para hacer un intenso trabajo de organización; para realmente rehacer el PRD, reconstituir sus bases, darle presencia en aquellas partes donde prácticamente está ausente de todo. Ésos son los trabajos que deben impulsarse desde cero, como si se tratara de fundar el PRD”. Pretendiendo una vez más asumirse como guía moral de la izquierda.

Uno de los requisitos que pone el michoacano como condición para tal refundación es hacer valer la legalidad al interior del sol azteca, expulsando a los militantes que al amparo de las siglas de otros partidos participaran como candidatos en los recientes comicios, así como a los que apoyaran o promovieran a estos en contravención a los ordenamientos partidistas. De no acatarse tal condición, no reconocerá la autoridad de la actual dirigencia nacional que, a su juicio, en tal caso debe renunciar.

Más claro ni el agua, pero sin el valor para decirlo abiertamente, Cuauhtemoc está exigiendo la expulsión de Andrés Manuel López Obrador y quienes desde las filas del perredismo le acompañan en el Movimiento Nacional en Defensa de la Economía Popular, el Petróleo y la Soberanía. Así como el retiro del PRD del Frente Amplio Progresista. En pocas palabras, pide depurar el cadáver para que en su retorno a la vida nacional esté integrado por una militancia químicamente pura que, inmaculada, arrope a aquellos, los chuchos, que legitimen su calidad de dirigentes mediante la aplicación a raja tabla de la legalidad estatutaria.

Chingón, como suele decir Marcela Gómez Salce.

El inconveniente a la vista es que Jesús Ortega y su mafia no se sienten con los arrestos suficientes para enfrentar al movimiento social que encabeza López Obrador. Mucho menos están dispuestos a renunciar a las canonjías, prebendas y manejo de las prerrogativas de que disfrutan en su calidad de dirigentes del hoy cadáver insepulto. Más, si haciendo valer principios legaloides, con ello propiciaran el que los diputados electos y plurinominales afines a López Obrador en San Lázaro o en la Asamblea Legislativa del D.F., optaran por sumarse a las bancadas del PT o Convergencia.

Por muy “vaca sagrada” que sea, Cuauhtemoc no tiene ya la autoridad moral y política suficiente para imponer su palabra a los intereses de “los chuchos” y sus corrientes afines. Ni estos estarían dispuestos a escucharlo confrontándose con el lopezobradorismo que tiene presencia y peso al interior del partido.

Enpantanadas las exequias en la cúpula, la única salida viable para la izquierda electoral sería proceder a la cristiana sepultura de un sol que ya no brilla, y a otra cosa mariposa. De lo contrario, para el 2012, será simple mirón de palo, al garete, perdida en el eterno juego de los dimes y diretes y, de paso, cancelando la opción electoral a una abigarrada izquierda social que en su movilización aún no encuentra su propio camino.

Adendum

Al concluir estas líneas leo a la analista política María Elena Fisher, quien afirma que: “Dos partidos parecen a punto de pulverizarse: el PRD tras las tonteras de AMLO y el PAN”. Creo que hace una mala lectura de la realidad que viven ambos institutos políticos, llevada por el triunfalismo del PRI en Veracruz. Una cosa es calificar metafóricamente al PRD como un cadáver insepulto en el contexto de su crisis de identidad y resultados electorales en gran parte del territorio nacional, y otra, muy distinta, es que esté a punto de pulverizarse.

No olvidemos que gobierna a la capital del país, centro neurálgico de la vida política nacional, en donde PRI no figura y el PAN es a duras penas primera minoría. En cuanto a lo que califica de tontera de AMLO, tomando como referencia lo acontecido en Iztapalapa con “Juanito”, no comparto tal apreciación. No se puede desconocer la diferencia entre izquierda electoral o parlamentaria, e izquierda social; ello impide comprender que lo que ella toma como “tontera”, es la confirmación de la fuerza de un movimiento ciudadano que bajo la conducción de Andrés Manuel López Obrador, en un santiamén le corrigió la plana al Tribunal Federal Electoral.

Por cuanto al PAN, el rechazo en los recientes comicios a Felipe Calderón Hinojosa por parte de una ciudadanía lastimada, no fue suficiente para concluir que este instituto político está a punto de pulverizarse. Está en crisis, como todo el sistema de partidos políticos en México, pero haiga sido como haiga sido, detenta el poder presidencial.

Tampoco se puede hacer de lado que no caben comparaciones simplistas. El PRD es un partido de masas en el que la militancia de base participa en su vida interna, discute, propone, pelea y, aunque ahora secuestrada por una burocracia corrupta, pesa para bien o para mal, en la toma de decisiones. El PAN y en gran medida el PRI, son partidos de cuadros sometidos a decisiones cupulares en los que el que manda, manda y si se equivoca vuelve a mandar.

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Así son las cosas en Veracruz. Lo dicta nuestra naturaleza.

Por J. Enrique Olivera Arce



Aún no concluye el cómputo definitivo de la elección federal del pasado domingo ni “Fidelidad por México” coloca en sus entendederas que el voto útil en contra de Calderón Hinojosa le dio el triunfo y no necesariamente el “efecto Fidel”, y ya en nuestra ínsula de la permanente felicidad se amarran navajas rumbo a la elección de legisladores locales, alcaldes y gobernador para el próximo año. Así es Veracruz. Para los políticos, servidores públicos y medios de comunicación, todo gira en torno a los procesos electorales y la imagen virtual del gobernante en turno. El desarrollo del estado puede esperar para mejores tiempos, al fin y al cabo estamos blindados.

Tres días antes de la elección de diputados federales, el gobernador declaró que estamos a salvo de “catarritos, tsunamis y tormentas”, etc., etc, que pudieran poner en peligro la economía, salud y seguridad de los veracruzanos. Así convenía destacarlo ante la inminente elección en contraposición a las declaraciones de claro tinte electorero de Felipe Calderón. Para el lunes, mediando el triunfo priísta en las urnas, el mismo personaje declara que ha instruido a sus diputados federales que impulsen en el Congreso de la Unión una ley de emergencia porque la economía está del cocol y la crisis está lastimando a los sectores más vulnerables de la gran familia veracruzana. No podía quedarse atrás en concordancia con declaraciones de Calderón Hinojosa llamando a la unidad de todos los mexicanos para enfrentar los efectos del descalabro económico.

O sea que desde la visión electoral un día estamos bien y al siguiente más que jodidos, mientras que la realidad se encarga de demostrar que mientras transitamos de un proceso electoral a otro, más bien estamos jodidos, empezando por las finanzas públicas estatales y municipales. No es de gratis que la secretaria de desarrollo social y medio ambiente, así como mayoría de los alcaldes, ya pusieran el grito en el cielo: no hay dinero para satisfacer la demanda de servicios públicos, concluir obras iniciadas y pagar deudas. La culpa, dicen, es de Calderón quien, con fines electorales retuvo las participaciones federales.

Así son las cosas en Veracruz. Lo llevamos en nuestra naturaleza. Nuestra clase política no puede vivir al margen de la política electoral, aunque ello signifique dar la espalda a la ciudadanía.

Pues bien, mientras la crisis económica ni nos perjudica ni nos beneficia, ya inmersos en el nuevo proceso electoral los de la casaca roja promueven a la aún diputada federal Elizabeth Morales para una diputación local, en tanto que la casa rosada se inclina a favor de Guillermo Zúñiga Jr., modosito y moralmente bien portado, para la alcaldía de Xalapa, a quienes ya se les monta en el jamelgo de hacienda.

El estira y afloja que nos conducirá a la elección del sucesor de Fidel Herrera Beltrán, inicia con un alto grado de temperatura. Dos temas están a debate en el seno del partido de la fidelidad, o sea el PRI veracruzano con rostro joven: El primero bordando en torno a la dicotomía juventud y lealtad vs. Madurez y experiencia. En tanto que el segundo avocado a si es un solo aspirante a la candidatura, el delfín, o se le da participación en la fiesta al diputado Héctor Yunes Landa y al actual secretario de educación Victor Arredondo, más los que aparezcan en los próximos meses.

La atención a los efectos de las crisis concurrentes puede esperar. Estamos entre la espada y la pared, tantito a salvo y tantito no, cuando menos hasta que tomen posesión de su encargo los nuevos diputados federales y estos estén en condiciones, muy dudosas por cierto, de poder promover la ley de emergencia y una refinería para Tuxpan que saquen al buey del atolladero.

Para no perder el hilo conductor de la vida política de Veracruz, mientras de dilucida si para el 2010 el perfil del candidato priísta a la gubernatura del estado deberá privilegiar únicamente juventud y lealtad, o se opta por experiencia y madurez aunque las canas pinten en la testa del aspirante y este, a su vez, sea considerado como infiel, el priísmo bate palmas por anticipado impulsando la legítima aspiración de Fidel Herrera Beltrán a la candidatura por la presidencia de la república en el 2012

Y mientras todo esto bulle en las limitadas entendederas del priísmo veracruzano y sus corifeos, el delfín hace rabieta. ¿Cómo que otro aspirante? Si ya me gané en los medios y en las urnas –en ese orden- el derecho a ser el único, el ungido, el llamado a mantener a salvo a la familia veracruzana. Así me lo aseguraron Fidel y Doña Rosa.

A esto se reduce la política en Veracruz.

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Veracruz. Triunfo de fidelidad, cuestión de enfoques


Elecciones 2009. Cualquier similitud con la trama y personajes de la película de Cantinflas “Si yo fuera diputado”, es simple coincidencia.


J. Enrique Olivera Arce



Los resultados de la elección del pasado domingo, de acuerdo a lo registrado por el Programa de Resultados Electorales Parciales (PREP), con el 99.87 % del total de casillas habilitadas en el país, habrán de prestarse a múltiples lecturas en los próximos días que bien podrían ser valiosas lecciones para la clase política.

En términos gruesos, apegados a la legalidad electoral vigente, lo determinante en la elección de diputados federales es el triunfo del PRI sobre el PAN, con 2´970,620 votos de diferencia, a favor del primero. Con ello podríamos darnos por satisfechos. Constituye, en teoría, un freno y acotación significativa desde el Congreso a las pretensiones de la derecha calderonista. Como contrapartida, en el Distrito Federal, centro neurálgico del país y bastión del lopezobradorismo, el PRI ni pintó ni pesó por lo consiguiente en la elección.

Queda la duda de si la derrota del PAN respondió a una estrategia electoral equivoca dictada desde Los Pinos, o esta fue fruto del rechazo y repudio de amplios sectores de la sociedad, como continuidad de la elección del 2006, al gobierno del considerado “espurio” presidente Calderón Hinojosa. De lo único que podemos estar seguros es que no existen visos de que el triunfo priísta se corresponda con una plataforma de propuestas que haciendo suyas los candidatos a diputados federales, respondan a las necesidades y demandas, reales y sentidas, de la sociedad. Así como también podríamos estar seguros de que la izquierda electoral, dividida y perdida en la confusión ideológica y programática, tocó fondo y sin expectativas a la vista de recomposición en el corto plazo.

Entrando un poco más a detalle en la numerología, no basta con los resultados gruesos para que doblen las campanas del triunfo en los partidos punteros. La cuestionada representatividad popular ha quedado exhibida como insuficiente para nuestra incipiente democracia en construcción. El abstencionismo al que se le suma para un primer análisis el voto nulo, ascendió en el territorio nacional a más del 60 por ciento de los ciudadanos legalmente empadronados. Esto es grave y se presta a no pocas interpretaciones que incluso ponen en tela de duda objetivos y eficacia del proceso electoral. Se festina el triunfo legal y se subestima el fracaso, en términos de legitimidad, de la democracia representativa en México.

La elección en Veracruz

En este marco, los resultados electorales en Veracruz se inscriben con la misma tesitura. Confirmándose con el 100% de las casillas computadas, lo que a mi juicio he dado en llamar “triunfo pírrico de la fidelidad”.

De un total de 5 millones 221 mil ciudadanos empadronados, se recibieron en las urnas 2´361, 957 sufragios efectivos – descontando los considerados nulos-, siempre en base al PREP. Lo que equivale al 45.2 % del total del padrón; contra un abstencionismo del orden de 54.77 % que sumado a los votos nulos arroja un 58.78 % en relación al total. Porcentaje aproximado al 60% que se venía manejando a nivel nacional semanas atrás.

A su vez, en 17 Distritos electorales de la entidad el PRI triunfa legalmente con 1´112,296 sufragios, que representan el 47 % del total de votos útiles y el 21.3 % de la totalidad de votantes potencialmente habilitados para sufragar. En tanto que los partidos que se le opusieran sumaron en conjunto 1´249 280 votos, correspondiéndoles el 52.9 % en relación al número de votos útiles y el 23.9 % del total potencial. En términos de correlación de fuerzas la fidelidad en Veracruz queda en desventaja frente a sus oponentes. Entre otras cosas, el PAN no está muerto en la entidad, no olvidemos que hasta el momento de redactar esta nota, gana 4 distritos y suma a su favor más de 800 mil votos.

A la luz de la aritmética, haiga sido como haiga sido y muchos sabemos como fue, el triunfo del PRI en la entidad es contundente e inobjetable hasta el momento del cierre del PREP, y así se registra legalmente con los números provisionales anotados. En términos de representatividad democrática, con apenas el 21.3 % del total del padrón, frente al 23.9 de sus adversarios, el triunfo a mi juicio resulta cuestionable; prácticamente no contribuye en nada a la vida democrática de Veracruz. Además de que pone en duda las aseveraciones que otorgan a la administración priísta de Fidel Herrera Beltrán una cifra cercana al 90 % de aceptación ciudadana.

El nuevo reacomodo de las fuerzas políticas en Veracruz, indican, primero, que el verdadero triunfador de la elección del domingo fue el abstencionismo, al que se le sumara el voto nulo que parece si estar pesando en el resultado final de la elección. Segundo, no todo es rojo en la entidad. Tercero y quizá lo más importante, en el actual proceso electoral para la sociedad salió más caro el caldo que las albóndigas; demasiada pérdida de tiempo y valiosos recursos públicos para elegir 21 diputados federales, que sólo representan a una minoría atrapada por una partidocracia que responde directa o indirectamente a los poderes fácticos.

Un triunfo de la fidelidad veracruzana legalmente soportado pero, a mi juicio, democráticamente irrelevante como expresión política de una sociedad plural.

De ahí que el llamado del gobernador a la conciliación, en previsión a lo que viene en el 2010, debería enfatizarse al interior de nuestra entidad, más que pretender que a nivel nacional el encono generado por la “guerra sucia” pase al archivo muerto.

Lo destacable

La suma de sufragios a favor de Convergencia y PT, resulta insignificante como plataforma de lanzamiento en las aspiraciones futuras de Dante Delgado Rannauro. Su partido en Veracruz no supo o no quiso estar a la altura de una circunstancia coyuntural que pudo haberle sido favorable. ¿Insistirá el senador en su propósito de gobernar a Veracruz?

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Lo que viene

Por J. Enrique Olivera Arce



Sea cual fuere el resultado de los comicios a celebrarse el próximo domingo, un día después iniciará la verdadera batalla por el poder en Veracruz. Si el actual proceso para elegir diputados federales se ha venido dando en un escenario de guerra sucia, polarizando a la sociedad, no quiero ni imaginarme el que vivirá nuestra vernácula clase política a partir del próximo seis de julio. Porque de algo puedo estar seguro: el enfrentamiento por el toma todo entre Calderón Hinojosa y Fidel Herrera Beltrán no tendrá límite. Los aspirantes del PRI y del PAN a gobernar Veracruz, pasarán a segundo plano en tanto que los dos mandatarios habrán de dirimir de cual cuero salen más correas.

Esto, cuando menos en lo que resta del 2009 pues para nadie es un secreto que el poder de Calderón tenderá a fortalecerse, por la vía que fuere, en su presunción de prolongar la estancia del PAN en Los Pinos cuando menos hasta el 2030, en tanto que para Fidel Herrera irá disminuyendo conforme concluye su sexenio. Y si bien tampoco es de dudarse que a nivel nacional el PRI habrá de acotar la capacidad de maniobra de la casa presidencial, a como están las cosas difícilmente metería las manos al fuego por el hombre fuerte de Nopaltepec. Razones sobran, pero lo más lógico dentro de la surrealista lógica del poder formal en México, es que al interior del partido tricolor se buscará disminuir y no incrementar el número de posibles aspirantes a la presidencia de la República.

Aún no concluye el proceso de elección de la diputación federal y ya en el ámbito nacional el tricolor da señales de tal tendencia a la depuración del puñado de aspirantes a la candidatura presidencial en el 2012.

Subestimándose el papel que en el 2010 pudieran jugar Convergencia y PRD, a los que no se les ve ni se les escucha, es de considerarse que la pugna electoral para la gubernatura de Veracruz se reducirá a la confrontación PRI-PAN. Sin embargo, no hay que olvidar que esta se daría en un escenario social de crisis económica, deterioro de la credibilidad en las instituciones, así como de descontento y rechazo al quehacer de los partidos políticos. Pudiendo darse el caso de que la izquierda electoral irrumpiera con mayor fuerza y presencia en un banquete al cual no ha sido invitada, modificando el esquema hasta ahora planteado.

Si esto último se diera, llegado el momento, guerra sucia y autoritarismo, que incluye la criminalización de la protesta popular dominarían el escenario. Por lo que salta a la vista la interrogante: ¿Se cuenta en Veracruz con un político que como candidato a la gubernatura pudiera dominar y salir avante en un escenario de tal naturaleza?

Se los dejo de tarea a los que saben de estas cosas.

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