Jornada Veracruz inicia aventura

Por J. Enrique Olivera Arce


Hoy lunes 29 de julio del 2009, vio por vez primera la luz pública un diario matutino que podría ser llamado a revolucionar la imagen que de la prensa veracruzana se ha formado con el tiempo en el imaginario popular. Modesto en su presentación inicial, encartado en La Jornada y apadrinado por este prestigiado rotativo, Jornada Veracruz circuló la mañana de hoy en toda la entidad, teniendo como carta de presentación un magnífico Editorial y el directorio encabezado por la Directora General, Carmen Lira Saade, Tulio Moreno Alvarado como director, y Leopoldo Gavito Nanson, como subdirector de este nuevo proyecto editorial.

Por la relevancia que para la comunidad y para el gremio periodístico de la entidad tiene el conocer propósitos y objetivos de La Jornada Veracruz, a continuación me permito transcribir su primer Editorial:

“El papel de la prensa escrita como uno de los principales medios de información a través del cual los lectores se forman una opinión sobre los acontecimientos sociales y políticos está lejos de encaminarse a una etapa terminal, tal y como auguran los profetas de las nuevas tecnologías y, sobre todo, los predicadores del derrumbe de las ideologías como preludio final del conflicto social.

Este argumento viene a ser justificación válida para quienes, desde el poder, apuestan a la preservación del actual estado de cosas y es útil recurso para que gobiernos y partidos políticos justifiquen sus desaciertos, corruptelas y actos de enorme irresponsabilidad social, visible en particular en los últimos gobiernos de la República.

Por esta razón resultan riesgosas las tentaciones autoritarias de quienes pretenden desde los gobiernos, embaucar a la sociedad por medio de la proliferación del pensamiento rosa, proclamando a los cuatro vientos, principalmente a través de los medios electrónicos, que no hay visiones del mundo confrontadas desde distintas posiciones ideológicas, que el enemigo de todos es la pobreza, la inseguridad y la corrupción como ente difícil de percibir tras el velo de la propaganda oficial, pero evidentemente en el Estado en riesgo en que se ha convertido nuestro país.

El nacimiento de La Jornada Veracruz se da en medio de este escenario el cual hay mucho que decir y hacer, pero también para quienes integramos este proyecto, es momento obligado de reflexión al que nos lleva coincidentemente el 25 aniversario de la fundación de La Jornada, diario que se ha significado por ser un espacio abierto a las ideas y opiniones divergentes, tribuna libre anfitriona de todas las corrientes de pensamiento.

Los que haremos La Jornada Veracruz asumimos el compromiso de tener como referentes a los republicanos que fundamentaron, explicaron y después defendieron el primer proyecto de nación propiamente moderno que tuvo México: Rafael Lucio, Ignacio de la Llave, Manuel Gutiérrez Zamora, los hermanos Lerdo de tejada, son nombres asociados esencialmente a la política y luchas liberales pero también a la difusión de ideas y el periodismo.

Este fue el espíritu que animó hace meses al grupo de periodistas y profesionales que decidimos asociarnos para emprender un proyecto editorial que el día de hoy se concreta en la edición que el lector tiene en sus manos.

Hace un cuarto de siglo, en 1984, nació La Jornada en medio de otra de las recurrentes crisis económicas y de empobrecimiento por las que ha atravesado el país debido a gobiernos subordinados a intereses ajenos a los nacionales.

El profundo desgaste de esta larga crisis ininterrumpida hasta la fecha ha puesto a la Nación frente al imperativo de replantear sus arreglos fundacionales con base en el consenso de todas las fuerzas políticas y sociales, y no sólo sobre la base de la imposición de la facción triunfadora, como ha sucedido durante los últimos doscientos años.

Sólo que para llegar a esos acuerdos se precisa que sean escuchadas todas las voces.

Quienes la hacemos, pensamos que es posible ser un vehículo de expresión social cercano a las preocupaciones colectivas, particularmente de aquellos grupos que suelen quedar marginados de los espacios de discusión públicos.

Precisamente es en estos tiempos como éstos que es imperativo mantener la reflexión crítica, para hacer de la vida social un algo civilizado.

Con todo y la a veces abrumadora presencia de los medios electrónicos, la prensa impresa en papel sigue siendo el punto de partida para fundar y alimentar el intercambio de las ideas, el debate y la formación de opinión pública. La lectura del periódico es el paradigma del acto cultural y cotidiano de las sociedades modernas democráticas. Es instrumento de avance para el pensamiento crítico; de la penetración en la reflexión antes que las meras coberturas audiovisuales.

La prensa regional editada en papel es el imperativo de la memoria colectiva y la firmeza de identidad en contextos más amplios. La vida del ciudadano es y seguirá siendo local. Veracruz tiene una grande tradición e historia. Hoy queremos sumarnos a ella.”

Desde esta modesta colaboración me sumo a las manifestaciones de bienvenida a esta nueva publicación, deseándole éxito y larga vida.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
http://pulsocritico.wordpress.com

Carro completo, triunfo pírrico

Por J. Enrique Olivera Arce



“El ganador no toma todo porque, para gobernar, requiere del concurso de los demás. Es el fin de los gobiernos divididos y el inicio de los compartidos.”
Manlio Fabio Beltrones

Las encuestas electorales, como ya es públicamente sabido, arrojan aquellos resultados que benefician a quien las paga. Sin embargo, sin querer queriendo algunas veces suelen ser útiles. Reflejan la dinámica del proceso de reacomodo de las diversas fuerzas políticas a lo largo de un proceso electoral, la intencionalidad del ejercicio como instrumento propagandístico de manipulación social y, por qué no, también una aproximación consecuente a la realidad.

Bajo esta óptica, llama la atención la amplia difusión de un panfleto a todo color repartido en todo el Estado a través de la prensa escrita en donde vino encartado, con el que se divulgan los resultados de la última encuesta de Mitofsky, que a 12 días de la elección del 5 de julio otorga al PRI en Veracruz carro completo. Y no es para menos, pues apenas una semana antes tanto el PRI como el PAN daban por hecho que el carro completo era prácticamente imposible para ambos partidos, dado el clima de polarización que ha venido caracterizando al proceso electoral en marcha.

Folletín en mano, en los círculos políticos y tertulias de café se discuten los resultados apuntados; la sorpresa no es minúscula y la justificación de los mismos para quien se inclina a favor del priísmo, es atribuible, como siempre, al “efecto Fidel” y no a los candidatos, sus perfiles, propuestas o promesas de campaña. Para quienes no comulgan con la “fidelidad”, la encuesta está cuchareada y ven en ella mano negra. Los menos, analizan, echan números, recurren a rumores y comentarios que con anterioridad mencionaban que el PRI podría perder 5 o 6 distritos y, no cuadrándoles las cifras, llaman a tener paciencia y esperar los resultados finales de la elección, ante la posibilidad de sorpresas no esperadas como el triunfo del candidato del PANAL en Huatusco.

En términos de racionalidad democrática, si es que ello tuviera cabida en las actuales circunstancias del país, lo que debería estar a discusión no es la certeza o falacia de la posibilidad del carro completo para uno u otro partido; elementos como la legalidad y la legitimidad de la elección tienen mayor peso, ante el cuestionamiento de la representatividad democrática y rechazo creciente al sistema de partidos políticos en México. Esto no se da, prevaleciendo la fórmula calderonista del “haiga sido como haiga sido”, con un voto se gana.

Pasándose por alto que, estimándose a nivel nacional alrededor de un 60% de abstencionismo como escenario más optimista para el 5 de julio, en Veracruz sobre este mismo supuesto, los partidos contendientes se disputarían un máximo de 2.1 millones de votos, correspondiéndole al ganador con carro completo, si nos atenemos a los porcentajes expuestos en el panfleto de marras, apenas algo así como un poco más de 1 millón de sufragios. Lo que equivale a que la bancada priísta veracruzana en la Cámara de Diputados, habría sido electa por el 20 % del total de votantes registrados en el padrón electoral de la entidad.

Esto último sin contar con que de darse un muy posible incremento en el bajísimo y por tanto poco creíble porcentaje que la encuesta le asigna al PRD y Convergencia, este sería a costa de los dos partidos punteros.

Triunfo pírrico para el PRI y su carro completo, que podría ser legal pero no de ninguna manera legitimo; lejos de reflejar el más del 90 por ciento de aceptación del proyecto priísta de la Fidelidad, como presume el propio gobernador Herrera Beltrán, pondría en evidencia la pobreza de la representatividad democrática en la vida política de una sociedad plural como la veracruzana.

Y lo más preocupante. De acuerdo con la encuesta de marras, la votación a favor del PAN, PRD y partidos menores alcanzaría el otro 20 % restante, dando lugar a un empate entre el partido que gobierna en Veracruz y los que se le oponen, generándose un clima de polarización política que lejos de atemperarse una vez pasada la elección, se vería recrudecido precisamente en el punto de partida para el proceso electoral del 2010, poniendo en riesgo la gobernabilidad en la última fase de la administración a cargo del Maestro Fidel Herrera Beltrán.

¿Esto es lo deseable para el PRI en Veracruz en su aspiración a carro completo? Seguramente no, pero el triunfalismo desbocado suele ser mal consejero en un régimen en el que se rinde culto a la egolatría.

pulscoritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
http://pulsocritico.wordpress.com

Elecciones. No esperemos que los lobos cambien de piel

J. Enrique Olivera Arce



Así como he considerado en mis opiniones que el voto en blanco o nulo no tendrá ningún efecto en la clase política a la que se pretende castigar el próximo 5 de julio, manifestándome a favor del voto válido así sea a favor del candidato o partido que consideremos menos peor, en congruencia debo admitir que nada garantiza que sea respetado el sufragio de las mayorías.

Tras los ejemplos de incivilidad política, por decir lo menos, que a lo largo del proceso electoral en marcha han puesto de manifiesto los partidos punteros de la contienda, nada ni nadie nos puede asegurar que las antidemocráticas conductas de quienes se han asumido como auspiciadores de la llamada “guerra sucia”, o “guerra de lodo”, sufran modificación alguna a partir de las cero horas del 5 de julio próximo.

Sería ingenuo pensar que los ejércitos de porros electorales (operadores les llaman), sus estrategas y sus conductores, de la noche a la mañana trocarán la piel de lobo por la de inicuas y mansas ovejas. Tanto el PRI como el PAN van por todo y así lo han manifestado públicamente; su objetivo es “carro completo”, hágase como se haga y no precisamente por la vía democrática o al amparo de los principios éticos y morales de la Madre Teresa.

En cada entidad federativa tanto el gobierno federal como los gobernadores tienen claro que en una elección de Estado quien tenga más saliva comerá más pinole. De ahí que en la ya polarizada contienda, tanto las huestes panistas como las priístas se disputarán cada voto al precio que sea. Unos y otros ya velan armas para, recurriendo a todas las técnicas conocidas de la tradicional “ingeniería electoral”, secuestrar una vez más la voluntad popular. No se puede esperar otra cosa y, sin embargo, me mantengo en lo dicho: que la responsabilidad del fracaso anunciado del ejercicio democrático del 5 de julio no quede en la ciudadanía. Hay que votar.

No se puede hacer de lado que, entre otras manifestaciones de la mapachería electoral, destaca la compra de votos mediante la cual los partidos políticos se aprovecharan de la necesidad de la gente. Sin embargo, la pobreza no está reñida con la dignidad y la convicción del elector de que su voz debe ser escuchada, pero, si el hambre aprieta, cuando menos que la recompensa valga la pena. Así que para aquellos que desde ahora tienen contemplado el vender su voto para beneficiar a tal o cual partido o candidato, lo menos que se les puede pedir es que vendan caro su amor, que ya habrá oportunidad de ponerse a mano con su conciencia.

Hay que asistir a las urnas y ejercer el derecho de voto. Ejerciendo también, eso sí, el derecho que nos ampara de vigilar hasta donde sea posible que partidos y candidatos no se agandallen y, si esto se da, denunciar públicamente la acción de los mapaches.

Con la satisfacción del deber cumplido y con plena conciencia de que la democracia se construye ejerciéndola, a partir del día siguiente, 6 de julio, podremos entonces valorar si valió la pena sufragar. El balón estará en los terrenos del IFE y el TRIFE y tocará entonces a la clase política demostrar a la ciudadanía si se hace merecedora a una nueva oportunidad o, de plano, prepara los bártulos para actuar en consecuencia cuando el clamor popular pida que se vayan todos.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
http://pulsocritico.wordpress.com

La Jornada Veracruz, bocanada de aire fresco

J. Enrique Olivera Arce


Para sumarse a la gran familia de La Jornada, están por entrar en circulación las ediciones veracruzanas, impresa y en línea, de la red de diarios que distingue a esa prestigiada cada editorial. Bajo la conducción del ameritado periodista Tulio Moreno Alvarado, La Jornada Veracruz ya anuncia su inicio de actividades en la entidad.

Tras un largo proceso de negociación, planeación y últimos ajustes, el diario saldrá a la luz pública en los próximos días, según nos lo diera a conocer Tulio Moreno quién, en una breve charla, delineó lo que será la línea editorial de la publicación, poniendo énfasis en que esta será congruente con la mantenida a lo largo de los años por el diario La Jornada. Resguardando independencia, compromiso con las mejores causas de la sociedad, y el tan necesario pluralismo que de los medios de comunicación exigen los veracruzanos.

Con La Jornada Veracruz, la red contará adicionalmente a la del Distrito Federal, con las de Guerrero, Jalisco, Michoacán, Morelos, San Luís Potosí, la entidad veracruzana y la del oriente que cubre los estados de Puebla y Tlaxcala.

Se le preguntó al periodista Moreno Alvarado si La Jornada Veracruz no se dejará corromper por el poder, renunciando a la independencia y libertad de criterio. Con una amplia sonrisa Tulio señaló que el compromiso adquirido con la casa editorial que hace posible que La Jornada sea considerada como uno de los más sólidos baluartes de la libertad de expresión en México, es dejar en manos de los lectores el vigilar que tal posibilidad no se de.

Para bien de Veracruz bienvenida esta nueva ráfaga de viento fresco que, sin duda, redundará en un ascenso cualitativo en el cotidiano quehacer de informar y formar opinión.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
http://pulsocritico.wordpress.com

Que la responsabilidad no quede en la ciudadanía

Por J. Enrique Olivera Arce



Ante el riesgo de que el intercambio de inmundicia a que podría dar lugar el debate anunciado entre Beatriz Paredes Rangel del PRI y Germán Martínez del PAN, fortaleciera en la ciudadanía la idea de votar en blanco o nulificar el sufragio, Jesús Ortega, Presidente Nacional del PRD entró al quite y bajo el argumento baladí de ausencia de equidad, facilitó la tarea al IFE, al TRIFE y a los presidentes nacionales del tricolor y el blanquiazul de evitar incrementar el ya de sí enrarecido clima de descomposición en que ha caído el actual proceso electoral.

No hay debate televisado, sin embargo, bacinica en ristre cada quien por su lado y por todos los medios a su alcance, los partidos punteros mantendrán a nivel de piso su línea de denigración de la política y torpedeo a la línea de flotación de la incipiente democracia.

¿O es que, atendiendo a lo que cotidianamente difunden los medios de comunicación, podría esperarse del fallido debate un intercambio civilizado de ideas y propuestas? Indudablemente que no.

La espiral de mutuo descrédito en que se revuelven PAN y PRI, a unos cuantos días de que concluyan las campañas políticas, es tan intensa que por simple reacción inercial el intercambio de inmundicias era más que inevitable. Por razones obvias, toda la clase política tenía que evitar que la mierda desbordara el bacín y que mejor que un colaboracionista experto en la materia como Jesús Ortega, se prestara a ponerle freno a tal desatino.

Desafortunadamente, el destino alcanzó a nuestros inefables políticos. El mal viene de atrás y ya no hay tiempo para borrar del imaginario popular la profundidad de la crisis por la que atraviesa el sistema de partidos en México. La corrupción e impunidad brota por doquier y son los mismos partidos los que se han encargado de destapar la cloaca. Para la ciudadanía no pasa desapercibido escándalo tras escándalo en el que se ven involucrados personeros de la vida política nacional, estrechamente vinculados con los más oscuros intereses de quienes se disputan el destino de México como botín.

El cochinero no se ha cerrado aún. Falta mucho por ver de aquí a los cierres de campaña. Aún queda mucha mierda en las alforjas del PAN el PRI y el PRD, por lo que no es de dudarse que entre ella habrá que recorrer el camino entre nuestro hogar y las urnas. Más ello no debe ser inconveniente para, armados de fe más que de confianza, cumplamos con nuestra obligación y deber cívico de sufragar. Que la responsabilidad de un proceso fallido no quede en la ciudadanía.

Lo que pase después del cinco de julio será otro boleto. Otro escenario en el que la responsabilidad depositada en el arbitro de la elección y en el tribunal que habrá de sancionarla, estará en juego. Esperemos que nuestro voto se respete por el bien de todos.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
http://pulsocritico.wordpress.com










¿Se justifica el voto nulo?

J. Enrique Olivera Arce


El debate va. Las opciones de votar o no votar, inclinarse por el voto válido o por el voto nulo, a 20 días de la elección están en el ánimo de amplios sectores de la población.

En términos de racionalidad, siendo la democracia representativa en México asignatura pendiente por construir, el hacer valer lo dispuesto en la Constitución General de la República, que otorga a todo ciudadano el derecho a votar y ser votado, asumiéndose el pueblo como mandante, da lugar a que todas las opciones electorales sean respetables y legítimas, incluyendo el llamado voto en blanco o voto nulo. No obstante, la sola idea de castigar a la clase política impugnando de facto a un proceso electoral contrario a los intereses de las mayorías sin que tal determinación se haga acompañar por acciones organizadas de movilización social, no parece tener justificación alguna. No beneficia en nada a la ciudadanía ni tiene consecuencias legales, éticas o políticas para aquellos a los que se pretende castigar.

Una elección se gana, así sea por un voto, con la suma aritmética de sufragios válidos a favor de un partido o candidato, lo mismo si votan millones que si la participación en las urnas se reduce a unos cuantos miles. Lo demás, simple apunte para el anecdotario, o tema para tres años de denuncias y protestas que ni le van ni le vienen a la clase gobernante.

Sin embargo, “haiga sido como haiga sido” el origen de la campaña a favor del voto nulo, lo que no se puede perder de vista es que para el imaginario popular tiene un carácter simbólico que va más allá del marco legal, rebasando incluso el que tanto tenga de grosor y sensibilidad el carapacho que recubre el cinismo de la clase política. El descontento ciudadano ha ido en aumento, generalizándose, justificando la indignación y la búsqueda de instrumentos o vías alternativas por las cuales manifestar o canalizar el rechazo al actual estado de cosas. Y que mejor que en la coyuntura, darle la espalda a los partidos políticos negándoles el voto, aún a sabiendas de que con ello no cambia nada.

Si bien no estoy de acuerdo en lo personal con la aplicación de voto nulo como castigo al sistema político que prevalece en México, no puedo dejar de considerar que, frente al cómodo abstencionismo, el asistir a las urnas y votar, así sea de balde, constituye un paso progresista en el largo trecho por recorrer en la tarea de dignificación de la política y rescate de la democracia representativa. No porque los políticos escuchen y atiendan a la necesidad de cambio, ellos están en contra, sino visto como un aún tímido primer avance en la toma de conciencia nacional de la necesidad de avanzar en la tarea pendiente de construir desde abajo la organización popular y democrática de que hoy se carece; un partido político unitario capaz de oponerse a la tendencia fascista que hoy desde las altas esferas del poder real se impulsa en México con el contubernio del PAN y el PRI como soporte.

Bajo esta óptica, el voto nulo se entiende y justifica. Calderón Hinojosa se equivoca si cree que el pueblo de México está de acuerdo con su teoría de desideologización del quehacer público y las tareas del desarrollo económico y social, con la que pretende justificar la profundización de los procesos de privatización de la industria energética y alimentaria, de los servicios de educación y salud, así como la imposición de la flexibilización laboral y el congelamiento de los salarios. El voto nulo, en la coyuntura, le demostrará lo contrario.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
http://pulsocritico.wordpress.com

Más dinero, más policías, más soldados en las calles, no es la respuesta

J. Enrique Olivera Arce


Fidel Herrera Beltrán: “En medio de condiciones muy difíciles de carácter recesivo Veracruz sigue creando empleos; Veracruz vive y combate pobreza, marginación, hace inversiones”.

Que bueno, podríamos estar peor.


El conjunto de propuestas que formulara el Lic. Alejandro Montano Guzmán ante una nutrida audiencia en el desayuno mensual de la agrupación “Entidad Plural”, en la capital de Veracruz, destaca en la medida en que el aspirante a diputado federal plurinominal por el PRI, son las primeras en las campañas electorales en puerta que intentan abordar de manera integral la compleja problemática que tiene postrado al país.

Se puede o no estar de acuerdo con lo propuesto por el también Director General del diario Milenio El Portal, pero el esfuerzo por resumir y exponer públicamente su visión sobre el presente y futuro de la Nación, tiene su mérito ante la ausencia casi total de ideas y propuestas de candidatos de los diversos partidos a la diputación federal en Veracruz.

Antepongo que se puede estar o no de acuerdo, en la medida que, con base en su experiencia personal al frente de la Secretaría de Seguridad Pública en la administración del Lic. Miguel Alemán Velasco, su visión de la problemática actual le lleva a colocar el tema de la seguridad y la guerra contra la delincuencia organizada, como el eje central de sus propuestas. Reduciendo el renglón de la economía y el desarrollo social a segundo término, tocándole con presuntas respuestas de orden legal, fiscal, presupuestal y de técnicas parlamentarias, evadiendo el principal y de más urgente solución tema de la crisis política que vive el país.

Cuando afirma que: “La crisis económica si bien se generó en el exterior, se reforzó en el interior porque no hemos logrado avanzar en las reformas estructurales que le hacen falta al país”, parte de una premisa falsa en su análisis en tanto la crisis concurrente es sistémica, globalizada e interdependiente; su origen no tiene un lugar geográfico específico y su conformación y explosividad es consecuencia de las contradicciones del sistema a escala planetaria. Incurriendo en las mismas limitaciones del análisis panista y evadiendo el hecho de que en el momento mismo en que los gobiernos priístas uncieron a México al llamado “Consenso de Washington”, se hicieron corresponsables de la crisis generalizada del capitalismo en su actual etapa neoliberal.

El no considerar el contexto más general de la crisis económica mundial da lugar a caer en recetas manidas de respuesta, como el proponer implícitamente “reformas estructurales” neoliberales, poniendo más lumbre a la hoguera.

Sin un proyecto claro de Nación, liderazgo, unidad nacional y rumbo cierto, que nos aleje del modelo neoliberal, dado ya como agotado por los organismos financieros internacionales más paradigmáticos de la época, poco puede aportar un poder legislativo secuestrado por una partidocracia insensible, que no sea el seguir profundizando en el proceso de privatización de la riqueza nacional, desigualdad, pobreza, y entrega de la soberanía al capital extranjero. El problema toral del país es político y, por tanto, las crisis concurrentes (económica, financiera, de seguridad pública, de procuración de justicia, de educación, de salud, alimentaria, y de representatividad y credibilidad), que frenan el desarrollo del país y califican al Estado- Nación como fallido, exigen respuestas políticas que no se dan. Tibiamente el senador Manlio Fabio Beltrones hace mención a ello y habla de la necesidad de avanzar en la Reforma del Estado.

Paradójicamente la clase política no lo quiere ver así. Quizá por ello tanto el PAN como el PRI coinciden en hacer del combate militar y policiaco al crimen organizado, cortina de humo tras la que se oculte su falta de voluntad de cambio de rumbo y su desinterés por atender lo que para las grandes mayorías en su orden de prioridades básicas de supervivencia y bienestar, es urgente y necesario.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com/
http://pulsocritico.wordpress.com/


El submarino rojo

J. Enrique Olivera Arce



Así podría denominarse el barquichuelo blindado de la fidelidad en Veracruz. Cual moderno Nautilus, nada ni nadie le impide navegar con rumbo cierto. Al mando de experimentado capitán y, con un inmejorable timonel que en medio de las turbulentas y oscuras aguas de un país al que por doquier le brotan ámpulas anunciadoras de desastre, avizora puerto seguro para un día después del cinco de julio próximo y, por qué no, también para el 2010.

Teniendo como marco el escenario de un Veracruz en el que no pasa nada ni nada nos inquieta, salvo caer en las garras del capitán garfio y su casaca azul, la mayoría de los medios de comunicación hicieron gala de su capacidad informativa para destacar el mediocre papel de Javier Duarte de Ochoa, candidato priísta a diputado federal por el distrito electoral con cabecera en Córdoba, en un debate auspiciado por el IFE que no trascendió más allá de las paredes de las instalaciones del árbitro fallido del proceso electoral en puerta, opacado como fue por el fantasma del llamado voto en blanco.

El timonel asignado se dio por satisfecho. Tanto que ya anuncia gira triunfal a lo largo y ancho de los 20 distritos electorales que le son ajenos, para trasmitir el optimista mensaje de lo que su tecnocrática concepción del mundo, de México y de Veracruz, ofrece como propuesta electoral del PRI para sacar al buey de la barranca.

Fuera del marco de un contexto nacional en el que el puntero de la crisis que afecta a México es evidente que no es la desquebrajada economía e incluso tampoco la de la inseguridad al amparo de propiciatorias medidas equívocas de la guerra contra la delincuencia organizada, el joven timonel habló y habló sin dedicar una sola frase a la cima del iceberg que ya sobresale entre las agitadas aguas: la crisis política de un sistema de partidos que, agotado, carece ya de oxígeno para afrontar la también crisis de credibilidad de una ciudadanía harta de simulación, corrupción e impunidad.

Postura congruente la del experto en el debe y el haber, para aquellos ya acostumbrados al blindaje verbal del submarino rojo que, cual gota de agua destilada, navega a profundidad de periscopio entre el estercolero. No así para un imaginario popular en el que la sola opción de castigar a la clase política sufragando a favor de nada -porque eso es el inútil voto en blanco o nulo-, le entusiasma más que atender a campañas políticas anodinas y carentes de sentido práctico, que conducen a un más de lo mismo.

La política real de este cada vez más hundido país no significa nada para quien las técnicas presupuestales y las falsas salidas economicistas que a la crisis sistémica global ofrece el agotado modelo neoliberal, significan todo. Fiel al capitán y a la nave, el timonel se descubre a sí mismo como el salvador del futuro incierto; ofrece puerto seguro en la tierra prometida y bonanza bursatilizada para todos.

Podrá ser diputado federal porque así el voto duro del priísmo lo decidirá, pero dudo que los galones de capitán lleguen a adornar el sombrero de tres picos de Javier Duarte de Ochoa, joven timonel que cierra ojos y oídos al clamor mayoritario de la gente.
pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
http://pulsocritico.wordpress.com

Voto en blanco, voto inútil

Por J. Enrique Olivera Arce



Cuando a mediados de marzo del año en curso detecte que en la internet se estaban reflejando las primeras manifestaciones de una corriente tendiente a promover el llamado voto en blanco, o voto nulo, como alternativa ciudadana a asumir en las elecciones del próximo cinco de julio, comente que si bien en algunos países constituye una opción válida para el electorado, habida cuenta de que con ello se manifiesta el rechazo organizado a los partidos políticos o a candidatos que no responden al bien común, en el caso de México, con un sistema electoral carente de transparencia, confianza y credibilidad, resulta, al igual que el abstencionismo, contraproducente.

Agregando que el voto en blanco ni sería tomado en cuenta como mensaje de rechazo ni contribuiría a sanear nuestra incipiente democracia. Tanto el gobierno como la clase política en México, cotidianamente hacen gala de insensibilidad y oídos sordos frente a una opinión pública mayoritariamente insatisfecha.

Hoy, a 30 días de la elección, podría agregar que no obstante haber tomado fuerza la idea de castigar a la clase política descarrilando el proceso de legitimización de una simulada democracia representativa, al grado de que ésta, ganada por la histeria, ha puesto a un falso debate el tema del voto nulo, tal opción no me convence. Antes al contrario, me dejo llevar por el “sospechosismo” que provoca el que el duopolio televisivo y poderosas cadenas nacionales de radio y medios impresos, directa o indirectamente se hagan eco de la opción del voto en blanco. Y más todavía cuando constato entre mis vecinos no solo apatía y desinterés político frente a las elecciones en puerta. También una profunda ignorancia sobre lo que está en juego en los comicios venideros.

El descontento y rechazo al actual estado de cosas en el país, más que acicate para la búsqueda de alternativas de participación y cambio por la vía electoral, en la ciudadanía es motivo de connotada indiferencia. Votar por un partido en específico, por un candidato, o asistir a las urnas con el propósito de nulificar el sufragio, no está en el ánimo de un alto porcentaje de hombres y mujeres comunes. Votar o no votar, parece ser irrelevante; el peso de la degradación de la política en el imaginario popular, llama de antemano al rechazo a un proceso electoral manipulador que no tiene más propósito que legitimar el reparto legal de un pastel demasiado manoseado.

En este escenario, legitimar la elección, asistiendo masivamente a sufragar y al mismo tiempo descalificarla votando en blanco, me parece un contrasentido. Otra cosa sería si la ciudadanía, organizada, informada y consciente, participara en un referendo o pleisbicito, optando por un si ó un no en la tan necesaria como urgente reconstrucción del sistema de partidos, la dignificación de la política, y el rescate de la representación popular. Ni la sociedad mexicana está informada y organizada para tal efecto, ni la legislación electoral vigente se contrapone a intereses espurios de la partidocracia.

Aceptémoslo o no, en las actuales condiciones del país el voto en blanco es un voto inútil, desechable, que no aporta nada a la urgente necesidad de organización consecuente desde abajo, para impulsar las exigencias de cambio de un Estado que ya, sin eufemismos, se da como fallido. Podrá satisfacer el prurito personal, individual, de saberse parte de un presunto rechazo a la clase política, pero hasta ahí. Colectivamente es caer en la trampa, dejando en manos de los partidos mayoritarios el seguir manteniendo secuestrada la representación popular en el Congreso de la Unión. Más útil sería, si de castigo se trata, votar sí, pero ni un voto al PAN, ni un voto al PRI, como sugiere Andrés Manuel López Obrador.

Por lo que a mi respecta, reitero lo afirmado el 25 de marzo: La protesta o rechazo sin objetivos claros para avanzar no tiene sentido. Más que por el voto en blanco o la abstención, debe apostarse por la participación razonada y consecuente, generando condiciones para, desde abajo y de manera organizada, exigir a la representación popular cumpla con el cometido para el cual es electa. A mayor número de votos válidos menor será la oportunidad del agandalle y el fraude electoral. Y si este último se repite una vez más en contra de la voluntad ciudadana, como sociedad tendremos la calidad moral y política para impugnarlo, privando de legitimidad democrática a los triunfadores espurios y la justificación plena para exigir que se vayan todos.

Hay que salir a votar, así sea por el partido o candidato que consideremos menos peor. De otra manera, como ciudadanos interesados en el rescate de la ahora secuestrada representación popular, estaríamos rindiendo la plaza sin dar batalla. No podemos seguir permitiendo que una partidocracia, apenas respaldada por un voto duro que representa el 15 o 20 por ciento del total de más de 70 millones de votantes potenciales, decida el destino de la Nación.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
http://pulsocritico.wordpress.com


A propósito de la libertad de expresión

J. Enrique Olivera Arce


Bajo el encabezado “Gacetilleros, gansos y embaucadores”, el diario El País (31/05/09) reproduce uno de los capítulos de “El Pianista en el Burdel”, de la pluma de uno de los fundadores del rotativo español, Juan Luís Cebrián, periodista y escritor, en el que el autor resume el quehacer periodístico a lo largo de la vida moderna en sociedad a través de una selección de ensayos que ilustran la relación entre la prensa, la sociedad, y el poder, desde las primeras manifestaciones de los medios impresos hasta el periodismo digital, fruto de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

El capítulo que nos adelanta El País, inicia de una manera por demás sugerente:

“Rebuscando en mi biblioteca a ratos perdidos me encontré con un curioso ejemplar sobre titulares y noticias disparatados, uno de esos libros que, de tanto en tanto, se publican para demostrar la ignorancia, la vulgaridad o, simplemente, la precipitación con que actúan quienes fabrican los diarios. La portada del volumen reproducía la primera página de un periódico de provincias español cuya noticia principal rezaba: “Muere aplastado por una piedra mientras hacía el amor con una gallina”. Junto al titular, una fotografía de mala calidad ofrecía la prueba fehaciente del suceso, en el que una roca de varias toneladas había machucado la existencia de un pobre campesino dedicado al refocilo con la ponedora.”

El también alto ejecutivo del consorcio editorial “Grupo Prisa” y quien en 2003 recibiera la Medalla de Honor de la Universidad Veracruzana por su prolífica obra publicada, en el capítulo de referencia nos remite al Siglo XVII en el que se registran los orígenes del periodismo como quehacer social, destacando que las noticias raras y absurdas han gozado siempre de un protagonismo admirable desde que se instalaron los precedentes más conocidos de la historia del periodismo moderno: los gazzettanti venecianos o los canard parisinos. Denominaciones que se derivan, ilustra el autor, de cuando los gondoleros venecianos vendían por la más pequeña de las monedas de la República véneta, una gazzetta, hojillas manuscritas en las que se comunicaban con singular promiscuidad hechos verdaderos y falsos, pintorescos o importantes, calumnias y denuncias, maledicencias o informes que aportaban los comerciantes llegados a la ciudad y que se transmitían de boca en boca entre los mercaderes, navegantes y trabajadores de los muelles. O de la etimología que tiene que ver con el argot, referido a las imprentas parisinas que recibían los panfletos u hojas volanderas en los que los vendedores de rumores y chismes imprimían sus medias verdades o sus mentiras completas para hacerlas circular, que a le gente le gustaban y parecía dispuesta a admitirlas con naturalidad, de modo que pagaba por ellas lo mismo que por que le leyeran las líneas de la mano.

Poniendo de relieve el autor que los ciudadanos, entonces como ahora, prefieren la imaginación a la verdad a fin de que ésta no les disturbe demasiado; así como también los gobiernos descubrieron la utilidad propagandística de las gacetas, de modo que reyes y notables se dedicaron a prestigiarlas, otorgándosele a determinados súbditos el privilegio de su publicación e institucionalizando su función. La palabra «gaceta» se santificó y universalizó, dejando de denominar una moneda para dar nombre a los periódicos impresos, aunque el proceso no fue lo bastante intenso como para evitar que todavía llamemos gacetilleros a aquellos periodistas irrelevantes, superficiales o que realizan su trabajo sin rigor informativo.

A partir de tal origen y tras recoger paso a paso la evolución de los medios de comunicación, la tecnología de soporte y la conducta de los hombres y mujeres que hacen posible el fenómeno de la comunicación de masas, Juan Luís Cebrán concluye que la profesión periodística tiene a la vez un origen canalla y un pedigrí regio, características que la han acompañado durante toda su historia. Reporteros y columnistas no cesan de reclamar su pertenencia al pueblo llano, pero al tiempo luchan denodadamente por participar de la riqueza, los placeres y dignidades de la corte. Habitantes permanentes de palacio, en sus corredores tendemos a ser considerados unos intrusos tan necesarios como incómodos, sobre todo desde que los reyes y la nobleza se eligen mediante el sufragio. Basamos nuestra fuerza en un curioso y no reconocido ejercicio de populismo que nada tiene que aprender de las mañas y trucos de los gazzettanti venecianos o de los criadores de aquellos canards parisinos, auténticos gansos que inundaban con sus graznidos los arrabales del burgo.

Al celebrarse un homenaje anual más a la conquista social de la libertad de expresión, derecho que atañe a todos los seres humanos pero que gobiernos, medios de comunicación y periodistas en general celebran como de su exclusivo interés y beneficio como “Día de la Libertad de Prensa”, valga recurrir a José Luís Cebrián para, a partir de “El Pianista del Burdel”, reflexionar sobre el presente y futuro del quehacer periodístico en la transición a la sociedad del conocimiento. Con la irrupción de la internet y las tecnologías multimedia de la denominada Web 2.0, los conceptos de comunicación e información se revolucionan y, con ello, los paradigmas éticos del papel social y político del periodista en la aldea global.

Parece que ya nada es igual al pasado gracias al impetuoso avance de la ciencia y de la técnica y, sin embargo, el desarrollo desigual pero combinado de la historia nos dice lo contrario. Paradójicamente el uso actual de los más ambiciosos adelantos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación no se corresponde con el avance de una sociedad que pareciera estar anclada al pasado. La Red de Redes, por donde se le quiera ver, recrea en el presente, entre otras cosas, el origen del periodismo, reproduciendo las mismas motivaciones y paradigmas que animaran a los gazzettanti venecianos o los canard parisinos, haciendo del arte de embaucar y manipular instrumento de dominación de masas al servicio del poder. El sistema dominante así lo quiere, así lo necesita, y así lo determina.

Con la salvedad de que, como consecuencia de esa misma ley histórica, la misma tecnología creada para ejercer dominio sobre las clases subordinadas, en manos del hombre común es también herramienta de liberación. Subordinados por siempre a procesos tecnológicos que no controlan y víctimas de la enajenación a que les sujeta una cultura que les es impuesta a través de la información y la desinformación desde las altas esferas del poder, hombres y mujeres rescatan su palabra, apropiándose de la herramienta de dominación. Toman en sus manos, aún sin comprenderlas a cabalidad, nuevas tecnologías informáticas, nuevas herramientas, hoy al alcance de todos, generando el fenómeno comunicacional de la interrelación global, recíproca, horizontal, entre pares que son al mismo tiempo emisores que receptores del mensaje, sin necesidad de intermediarios. Posibilitándose la transición del ser humano de simple objeto a sujeto de su propia historia, dando lugar al periodismo ciudadano.

Así, en este marco, lo que hoy se conoce y se celebra como libertad de expresión, ejercitada por una minoría privilegiada, cobra su verdadero sentido como un derecho universal al alcance de todos. Ejercerlo a plenitud sin más cortapisas que el propio compromiso ético, moral y político de cada quien con los otros, más que motivo de celebración es asignatura pendiente en el largo camino de la construcción de la democracia y el bien común.

El capítulo que nos adelanta el rotativo español, invita a leer con avidez “El Pianista del Burdel” de Juan Luís Cebrián.

pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
http://pulsocritico.wordpress.com

“María Cristina nos quiere gobernar...”

J. Enrique Olivera Arce


Dentro del escenario maniqueo que se nos quiere imponer como preámbulo a la elección del 5 de julio próximo, he escuchado de labios de priístas una frase lapidaria que hoy hace suya la Sra. Beatriz Paredes, Presidenta nacional del PRI: “El PAN no sabe gobernar”. Extraña afirmación que considero totalmente fuera de lugar y al margen del contexto histórico de México.


Más allá de hechos probados que demuestran fehacientemente que los últimos 4 presidentes de la república emanados de las filas del PRI no supieron gobernar, adoptando el modelo neoliberal de desarrollo que condujera al más que evidente desmantelamiento del Estado y empobrecimiento de la Nación, hoy, a más de cinco lustros de distancia, es ya del dominio público que en los casi nueve años de gobierno panista el PRI ha cogobernado, compartiendo con la derecha la toma de aquellas decisiones que hoy tienen al país al borde del desastre anunciado.


¿O es que existe duda al respecto?


A unas cuantas semanas de los comicios del 5 de julio un alto porcentaje de la población así lo percibe; juzgándose por igual no sólo al PRI y al PAN, sino a la partidocracia que en conjunto constituye la clase gobernante. Tan es así que entre la ciudadanía cobra fuerza la idea de no sufragar o de nulificar el voto, antes que legitimar un estado de cosas en el que la voluntad de cambio no se da. La clase política no puede ni debe hablar y mucho menos afirmar, que un partido político en específico sabe o no sabe gobernar a un país que hoy día se contempla sin rumbo, sin liderazgo, sin destino cierto y sin esperanza, sin morderse la lengua.


De ahí que la estrategia priísta en su afán de contrarrestar el efecto de un garlito que les pusiera Felipe Calderón y su equipo de expertos extranjeros en “guerra sucia electoral”, resulta ser harto simplista. No conforme con haber caído en la trampa, el PRI, - los partidos emergentes parecen no contar en el polarizado combate -, se revuelve con generalidades, con palos de ciego circunscritos a un ámbito electoral que pasa por intereses personales y de grupo de la clase política, evadiendo una estrategia de propuestas concretas que apunten a dar respuesta puntual a lo que hoy día, frente a la crisis sistémica global, ocupa y preocupa a la mayoría de una población a la que ni se le ve ni se le escucha.


Si el partido tricolor supiera gobernar, frente a las crisis concurrentes tendría las respuestas a flor de labio y tiempo ah, como oposición responsable, hubiera renunciado al maridaje con el PAN; dejando de prestarse al juego de la derecha que, entre sus logros más destacados, tiene en su haber la militarización del país, el derrumbe de la economía y el retroceso democrático. No es así. La coincidencia en intereses estratégicos con la derecha, hacen del PRI un simple colaborador y compañero de camino del panismo en el poder. Ambos partidos se tapan con la misma sábana y los artífices de la estrategia del terror lo saben y de ello se valen para arrinconar al priísmo.


Dejar hacer, dejar pasar, es la consigna priísta. Manos libres al gobierno de Calderón Hinojosa, lo mismo para concluir la tarea histórica de desmantelamiento del Estado, la venta de garaje ofertando al capital extranjero lo poco que queda del patrimonio nacional, que para poner la soberanía en manos del mejor postor ante la incapacidad manifiesta del (des) gobierno para brindar seguridad y bienestar a los mexicanos. Las campañas políticas de los candidatos priístas en curso, no indican la existencia de la más mínima voluntad de corregir el rumbo. Para el PAN su estrategia electoral es congruente con su naturaleza y con sus objetivos: mantener el poder a cualquier costo para profundizar el proceso de derechización fascistoide del Estado mexicano. ¿Cuáles son los objetivos de mediano y largo plazo del PRI? Esta pregunta se queda sin respuesta. En la coyuntura sólo habla de un triunfo pírrico de sus candidatos.


El PRI va a ganar en las elecciones en puerta. Casi es un hecho pero, ¿conoce la ciudadanía de sus intenciones de mediano y largo plazo en lo que a rumbo y destino del país concierne? ¿O la elección es únicamente un paso previo en la búsqueda de la recuperación de Los Pinos; la recuperación del poder por el poder mismo, para después compartirlo con el PAN? No hay respuesta, como tampoco se dio el cambio democrático al interior de este partido, en respuesta a una militancia dolida y confundida tras la derrota de Roberto Madrazo.


pulsocritico@gmail.com
http://pulsocritico.com
http://pulsocritico.wordpress.com