La
sucesión. Discurso distractor
J.
Enrique Olivera Arce
Fiar al
enemigo político la capacidad de construir un proyecto democrático y una
alternativa popular es tanto como abrir el gallinero al zorro, ponerlo de
vigilante, pretender que no se coma a las gallinas y luego negar la naturaleza
predadora del zorro. Marcos Roitman Rosenmann
Todo indica que las precampañas
de quienes aspiran a gobernar a Veracruz además de polarizar a las audiencias y
fragmentar la intención del voto,
también cumplen con la tarea de desviar la atención de la opinión
pública, privilegiando estridente ruido mediático en torno a la crisis de
gobernabilidad provocada por Javier Duarte de Ochoa, soslayando la gravedad del
momento que se vive en economía y finanzas nacionales bajo el modelo neoliberal
que impulsa Peña Nieto, como si la entidad fuera ajena a un desastre que nos
compete a todos por igual.
Todos los aspirantes, sin
excepción estiman redituable hablar de lo que en la coyuntura una mayoría
considerable quiere escuchar. “La gente quiere sangre, tiene sed de venganza”,
se dice entre quienes conocen del paño electoral y en ello se concentra la
monotemática proselitista de descalificación oportuna de un gobierno fallido,
como si toda la responsabilidad de la debacle que se vive en Veracruz fuera del
hoy denostado Javier Duarte de Ochoa y, por lo consiguiente, la solución a los problemas
vigentes y futuros radicaría en un nuevo
estilo de gobernar y simple cambio de estafeta
en la administración pública. Evadiéndose el hecho irrefutable de que
dos presidentes, Felipe Calderón y Peña Nieto no sólo han tolerado sino incluso
respaldado a quien se aspira a suceder.
Así, los que ayer callaron hoy
se asumen médicos de cabecera de Veracruz, recetando cárcel para los
prevaricadores y saqueadores a partir de un falso diagnóstico en el que lo
obvio de un pésimo gobierno es punto de partida. El modelo privatizador y
empobrecedor que se impulsa desde Los Pinos bajo la batuta de los poderes
fácticos empresariales, no cuenta, no afecta a Veracruz, no requiere de
revisión, cuestionamiento y corrección; en el discurso distractor ni es
padecimiento que acuse la entidad ni merece médico, remedio y el trapito.
Evadiéndose con pleno
conocimiento de causa, que el deterioro económico y social de un país en crisis
en el que Veracruz no es ajeno, no sólo va de la mano del desastre financiero y
de gobierno de la administración duartista, sino que incluso le antecediera a
partir de los gobiernos priístas que adoptando el llamado “Consenso de
Washington”, impusieran el modelo neoliberal que hoy padecemos, secundado en su
momento en la alternancia panista con Vicente Fox y Felipe Calderón.
Temática tabú esta última, en
tanto que por encima del interés presente y Futuro de Veracruz está el no
cuestionar, confrontar o contradecir a Peña Nieto y su cohorte de aprendices de
brujo, generadores de mayor desigualdad y pobreza. El interés personal y
partidista por encima del interés nacional.
“De lengua me como un plato”,
dice refrán popular, aplicable a la retahíla de frases hechas, medias verdades
y medias mentiras. Fácil resulta hablar, ofrecer, prometer, señalando consecuencias
y evadiendo origen último de la problemática multidimensional que se vive en
Veracruz y en el país entero. El pueblo quiere escuchar que habrá cárcel para
los saqueadores de cuello blanco, y a eso se atienen los aspirantes para ganar
aceptación y sufragios, pero lo que no se escucha es que además de merecida
prisión quienes han traicionado a Veracruz también deberían regresar lo que se
llevaron. Mucho ruido y pocas nueces, en diferente tono y con diverso énfasis,
pero el discurso distractor iguala a los aspirantes en la búsqueda del mini
gobierno de dos años. Lástima le diríamos a Margarito, en primera y última
instancia ello no augura otra cosa que gatopardismo. Luego cabe la
interrogante: ¿estarían dispuestas las mayorías a sufragar en junio próximo a
favor de partidos y candidatos que ofrecen atole con el dedo, evadiendo lo
sustantivo?
¿Votaríamos a favor de la
venganza, simulación y más triunfalismo sin sustento, a sabiendas de que
desigualdad, pobreza e inseguridad lejos
de disminuir se profundizarán con un gobierno estatal subordinado al modelo
“reformador” de Peña Nieto?
A lo mejor sí, a lo mejor no,
todo depende de si las mayorías hoy mirones de palo, estarían dispuestas a
despertar a tiempo.
Hojas
que se lleva el viento
Ramón Castro Ruz (“Mongo”),
hermano mayor de Fidel, falleció la mañana de hoy 23 a la edad de 91 años.
Paradigma de amor a la tierra y al trabajo revolucionó la ganadería bovina
cubana. Tuve el privilegio de recibirle en mi casa en los márgenes del río San
Pedro, en el Plan Balancán-Tenosique, Tabasco y, más tarde en reciprocidad me invitó a una
inolvidable velada en el Plan Especial Genético de Picadura en el que se
desempeñara como Director. A su muerte ostentaba el título de Héroe del Trabajo
de la República de Cuba. Descanse en paz.