El peso inercial de la fidelidad

Por J. Enrique Olivera Arce

Viviendo aún inmersos en la dinámica inercial de la anterior administración pública estatal, muchos priístas nostálgicos no conciben que alguien piense diferente en una sociedad por principio plural, como igualmente no aceptan el que el Dr. Duarte de Ochoa se proponga, entre otras cosas, el impulsar el desarrollo de Veracruz sin distingo partidista.

Sin argumento crítico alguno sobre el contenido y sentido del artículo de mi autoría sobre el PRI en la coyuntura -publicado en este sitio y diversos portales de internet-, que pudiera auspiciar un intercambio serio de puntos de vista, algunos príistas de renombre me han dicho no haber leído más allá del título de mi comentario, dando por sentado que constituyendo un “ataque más al Sr. Gobernador”, no valía la pena su lectura.

Nadie está obligado a leer mis maquinazos y mucho menos a estar de acuerdo con la opinión que en ellos vierto. Sin embargo, los que no me leen pero descalifican a priori una entre tantas opiniones diversas sobre la vida política de Veracruz, me confirman que no estoy del todo alejado de la realidad, cuando afirmo que el negativo radicalismo del priísmo más atrasado trabaja en contra de su propio partido.

No es circunstancial que quienes dominados por prejuicios y un sospechoso interés en defender a capa y espada al gobernador priísta Duarte de Ochoa, negándose al diálogo y a la confrontación de ideas, son los primeros en expresar su molestia por la presencia en el gabinete duartista de panistas, perredistas y convergentes, cuestionando el criterio del gobernador por así haber integrado su círculo cercano de colaboradores. Flaco servicio al primer priísta de Veracruz.

Ignorancia, inconsciencia, o malsano interés patrimonialista, que para el caso es lo mismo, el radicalismo de lo más atrasado del priísmo veracruzano raya en el absurdo. Sólo así se explica el que se afirme con toda desverguenza que el PRI si sabe gobernar, cuando objetivamente es del dominio público que precisamente fue un gobierno priísta, encabezado por Herrera Beltrán y su esposa, Rosa Borunda, el que impunemente saqueara, endeudara y hundiera a Veracruz comprometiendo presente y futuro de la entidad.

La nostalgia por el rojo fidelidad y el clima de corrupción del pasado reciente,   se impone por sobre ya no de la razón, que sería mucho pedir, sino del más elemental sentido común. Eh aquí un ejemplo del porqué la debilidad del priísmo veracruzano en la coyuntura. Cuando al frente no tienen oposición partidista alguna que temer,  la paranoia les gana. Pelean en contra de su propia sombra, contemplando en el espejo a su “adversario”. Vaya paradoja.

Y aún hay más. Precisamente lo más atrasado del PRI en la entidad afirma sin rubor que Herrera Beltrán cuenta con capacidad, experiencia y atributos personales para ser nominado por su partido como candidato a la presidencia de la República en el 2012. Sin más argumentos que lo referido en una encuesta a modo, pagada por el único interesado en tal despropósito.

De risa, pues siendo notoria la inclinación del primer priísta, “guía moral” y conductor de facto del PRI en Veracruz, de acatar la línea dictada de trabajar a favor de la candidatura de Enrique Peña Nieto, la ignorancia de algunos de sus correligionarios y defensores a ultranza, les lleva a oponerle al mexiquense nada menos que a  Fidel Herrera, sin parar mientes en que el corrupto ex gobernador de Veracruz si acaso tuviera un mínimo de vergüenza, debería alejarse en definitiva de la vida política de México, dedicándose en un apartado lugar del extranjero a disfrutar de una riqueza a todas luces mal habida.

A este grado del absurdo transita buena parte de la militancia priísta. Aquella que no alcanza a comprender que exaltar a estas alturas la nefasta figura de Herrera Beltrán, es combatir a Javier Duarte de Ochoa y al partido en que militan.

Con tal nivel de analfabetismo funcional en el PRI, el dirigente estatal, Héctor Yunes Landa, pierde su tiempo queriendo imponerse por sobre la inercia fidelista, enfrascado como está en un esfuerzo por recuperar unidad, estructura y liderazgo en la vida interna del ahora en Veracruz partido multicolor, pidiendo a sabiendas de que no será escuchado no más dedazos y recomendados en la designación de los cuadros de su partido.

 A mi juicio, intento fallido de antemano por fortalecer con vías al 2012 a un instituto político que en Veracruz va en picada, víctima de sus propias contradicciones y cargando a cuestas con el aún fresco recuerdo de un infausto fidelato impuesto por un priísta que no supo gobernar.