Carestía y convivencia


J. Enrique Olivera Arce




La cuesta de enero será más pesada que en años anteriores, comentábamos en nuestra colaboración publicada en “Newsver” con fecha 7 de enero. Los hechos se están encargando de confirmarlo. Iniciamos un nuevo ciclo sexenal de vacas flacas. De facto se autorizó oficialmente el incremento al precio del maíz y sus derivados, especialmente la tortilla, alimento básico de la gran mayoría de la población. Esperándose que en las próximas semanas se actúe de igual manera con la leche, el huevo, y la carne.

En nuestra entidad, mediáticamente se ha establecido un tope al precio de la tortilla al que en teoría estarían obligados a respetar los puntos de venta del producto, previa recepción de un subsidio especial otorgado por las autoridades. La pregunta obligada que se hace la ciudadanía gira en torno a si el gobierno estatal también fijará topes en los precios y otorgará subsidios para contener el alza de otros productos básicos para la alimentación de los veracruzanos. Lo mismo que se pregunta si el tope al precio de la tortilla será permanente o simple flor de un día.

Aquí mismo, en el espacio que amablemente nos brinda “Gobernantes.com”, afirmamos que el alza de precios en el mercado nacional, llegó para quedarse. Y no consideramos estar equivocados, pues todo indica que será así.

La polémica en torno al maíz sigue creciendo de tono, mal enfocada por cierto ya que en mayor medida se concentra en el extremo último de la cadena, la comercialización del grano, y no en sus inicios que es la producción. Dando como resultado el que el énfasis se ponga tanto en la exigencia de un subsidio al consumo como de aplicar medidas represivas en contra de acaparadores y especuladores. Cosa esta última que históricamente ha resultado inoperante en nuestro país, gracias a las políticas de privilegio y cadenas de corrupción que prevalecen en la relación entre el gobierno, encargado de aplicar la ley, y las grandes empresas que dominan la actividad agroalimentaria. El debate se centra en el terreno de los negocios y la legalidad, minimizándose la connotación social, económica y cultural del problema.

El incremento a los salarios mínimos apenas si se dio oficialmente en 2 pesos día, por acuerdo de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos. Incremento por debajo de la tasa de inflación del 2006, y del incremento de la mayoría de los productos considerados en la llamada canasta básica, teóricamente establecida como el mínimo de bienes de consumo y servicios a que accede el trabajador y su familia para asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo.

Dada la relevancia de la crisis del maíz, se ignora o minimiza el alza en el precio de otros bienes y servicios que, incidiendo en la carestía de la vida, afectan en términos económicos el bolsillo de los mexicanos, y lesionan criminalmente a más de 80 millones de compatriotas que perciben ingresos inferiores a 3 salarios mínimos, sin contar a aquellos que se ubican por debajo de este parámetro


En el inter, mediáticamente en Veracruz se propicia un amplio debate sobre la penalización del pintarrajeo de bardas y fachadas, especialmente las cercanas a escuelas, que llevan a cabo niños y jóvenes en nuestras poblaciones. Atacando los efectos conductuales de un fenómeno social como lo es el deterioro y pérdida de valores y principios de convivencia, y no las causas que les originan. Estableciendo una cortina de humo con la que se pretende tapar el sol con un dedo, desviando la atención de la población para atemperar el descontento creciente frente al incremento de la carestía de la vida, el deterioro en cantidad y calidad del salario, y la pérdida de los mínimos de bienestar de la clase trabajadora.

Los problemas torales de la sociedad deben atacarse en sus raíces, nos dice la lógica. Desafortunadamente esta brilla por su ausencia opacada por la corrupción, la impunidad y los intereses creados. Cada quién se rasca con sus propias uñas y cada quién ve para su santo, en tanto que se pierde el respeto a las más elementales normas de convivencia, seguridad y bienestar. No podemos seguir así. Urge el que al margen de pugnas ideológicas y partidistas se enfrenten los problemas y se salga al rescate de la sociedad.
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