Reconversión con participación social
J. Enrique Olivera Arce


Como en los viejos tiempos del Banjidal. Desde la cima del poder
se decide la vida productiva del campesinado. Que sembrar, donde
sembrar, cuando sembrar, a quien vender, decisiones entre otras
impuestas por la tecnocracia y cuyos resultados buenos o en su
mayoría malos, se cargan sobre las espaldas de los productores.


Nadie niega la bondad de toda búsqueda de alternativas energéticas a partir de recursos renovables frente a un futuro incierto y cercano del agotamiento de los recursos fósiles no renovables y el incremento aparejado de los excesos en contra del medio ambiente derivado del abuso de los hidrocarburos. La necesidad obliga a otear al horizonte y buscar nuevos caminos. En Veracruz no somos ajenos a ello.

El interés de la actual administración pública en tal sentido es más que evidente y, entre otras medidas, se explora la viabilidad de tecnologías alternativas para el aprovechamiento de recursos disponibles para la generación de energía. Lo mismo recursos eólicos, hídricos que los bióticos derivados de la agricultura y la ganadería. Tecnologías hoy ya al alcance de la mano y que en países de Europa, Asia, Sudamérica y en América del Norte, Estados Unidos y Canadá, se vienen aplicando con diversos resultados, positivos unos, negativos otros, dependiendo del enfoque con el que se les quiera ver.

Inclusive en Orizaba, en donde con carácter experimental empresarios de la región promueven la producción de biocombustibles, aún sin resultados aparentes por falta de apoyo oficial.

Dentro de este marco, el Gobierno del estado, por conducto de la Secretaría de Desarrollo Económico y Portuario, está convocando a un foro de consulta y debate en el que autoridades, investigadores, sindicatos y centros de educación superior de la entidad, se darán a la tarea de analizar la viabilidad tecno-económica de promover en la entidad la producción de etanol a partir de la caña de azúcar, así como las posibilidades existentes de su comercialización en diversos nichos de mercado, nacionales y extranjeros.

Hasta ahí, las cosas pintan bien. Se cuenta con la asistencia técnica de empresas brasileñas exitosas y con amplia experiencia en el ramo. Expertos e investigadores se muestran interesados en el tema; la Universidad Veracruzana está dispuesta a involucrarse; se cuenta con el apoyo y participación económica del gobierno del estado, y conocidos líder obrero de la industria azucarera y sus familiares están más que dispuestos a invertir en los proyectos derivados de tan importante iniciativa.

Lo que no se entiende es el que previamente a los objetivos del foro de informar y debatir sobre el tema, se da ya por sentado el echar a andar la primera planta productora de Etanol en la comunidad de El Jícaro. Habiéndose establecido ya el compromiso de compra de maquinaria y equipo y definidas las fuentes de financiamiento. Aprovechándose el foro para dar a conocer a la comunidad el contenido del proyecto en marcha.

Lo que da lugar a pensar que el foro en cuestión constituye más una justificación del camino andado que el debatir sobre la conveniencia ó inconvenientes técnicos, económicos y ambientales de la aplicación de la alternativa de fuentes alternas de producción de combustible a partir de la gramínea. Descalificándose de antemano cualquier oposición razonada al proyecto por parte de expertos y académicos.

Pero también llama la atención el que en la convocatoria al foro “etanol 2006”, no se esté considerando como parte activa en la organización a las autoridades federales y estatales de agricultura y medio ambiente, que tienen mucho que ver y opinar en el análisis de factibilidad aerotécnica de la iniciativa de reconversión industrial y agrícola del campo cañero veracruzano.

Y llama todavía más la atención que no se convoque explícitamente a las organizaciones de productores primarios de la materia prima objeto de transformación en el estado, agrupados en la Unión Nacional de Productores de Caña de Azúcar, afiliados a la CNC, y la Unión Nacional de Cañeros CNPR, presentes en todas las zonas de abastecimiento de los ingenios veracruzanos. Debiendo ser por tanto actores sustantivos en todo esfuerzo por modificar los actuales esquemas productivos. Percibiéndose con ello un retorno a los viejos tiempos del Banjidal y el Banrural, en los que desde el poder se decidía la suerte de los acreditados.

En las actuales condiciones de la industria del azúcar y frente a lo que se espera para el 2008 en este sector, la reconversión agrícola e industrial es necesaria y además urgente. Toda iniciativa que coadyuve a este objetivo en el corto y mediano plazo, debe ser bienvenida. Pero de ninguna manera al margen de los productores, salvo que se apueste al fracaso. La participación activa de estos en el diseño y aplicación de las políticas públicas que les afecten es condición sine qua non para la transformación de los campos cañeros. Esperemos que ello sea tomado en cuenta en el proyecto alternativo de producción de etanol, prevaleciendo en el ánimo y visión de las autoridades responsables el alto contenido social que la tarea requiere.