En el filo de la navaja

J. Enrique Olivera Arce

El movimiento social impulsado por Andrés Manuel López Obrador transita ya por el filo de la navaja. La decisión de establecer campamentos permanentes cerrando algunas de las principales vialidades de la ciudad de México adoptada el pasado domingo 30 por la Coalición, le puso el cascabel al gato.

Tal y como era de esperarse, los medios electrónicos, la mayoría de la prensa nacional impresa, la presidencia de la República, el Secretario de Gobernación, Senadores, Diputados, Cámaras empresariales, y destacados prestadores de servicio turístico y gastronómico del área afectada, se orquestaron para poner el grito en el cielo destacando sin proponérselo una flagrante contradicción constitucional.
Entre la libertad de expresión y la libertad de tránsito los pueblos libres privilegian la primera.

Los medios, se fueron con la finta y mordieron el anzuelo. A lo largo de toda la semana dedicaron grandes espacios a destacar y condenar los taponamientos viales, hablando en nombre de una mayoría ciudadana a la que ni por asomo representan.

La piedra estaba lanzada y los efectos deseados sobrepasaron las expectativas, colocando al movimiento lopezobradorista en el centro de la atención nacional e internacional. No sin riesgo por cierto, pues en el camino toparon con la andanada mediática en contra del Jefe de Gobierno del D.F. y de Carlos Abascal quien calificó de ''bloqueo ilegal'' el megacampamento instalado del Zócalo a Paseo de la Reforma, exhortando a Alejandro Encinas a ''garantizar el orden y las libertades de todos los ciudadanos''. Así como con la indignación de no pocos ciudadanos, entre ellos Carlos Monciváis, quién formando parte de la comisión de coordinación de la resistencia pacífica del movimiento, declaró enérgicamente que no se vale afectar el derecho al libre tránsito ni los intereses de terceros.

Conocido y aceptado por todos los actores políticos el que ningún tipo de presión modificará la decisión final que en su momento tome el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, llama la atención el que la Coalición por el Bien de Todos, decidiera no sólo adoptar la medida comentada sino profundizarla, a sabiendas del rechazo que despertaría en amplias capas de población en una ciudad ya de por sí acusando graves problemas de vialidad y como aseguran algunos, con ello la pérdida del capital político acumulado en los últimos cinco años. Costo demasiado caro en términos de la política tradicional si lo que se pretendiera era simplemente agitar el avispero para ganar presencia en los medios y mantener la iniciativa en la agenda política nacional.

¿Perdió el piso Andrés Manuel? ¿Se volvió loco? ¿Se dio por derrotado y la estrategia adoptada de resistencia civil se reduce a patadas de ahogado? ¿Para que correr riesgos innecesarios? ¿Para que restar cuando su circunstancia le obliga a sumar y multiplicar?. ¿El PRD y Convergencia estarán dispuestos a secundarle o le dejarán atrapado en la cerca? Estas y otras muchas preguntas flotan en el aire y más cuando al interior de la República ni conocemos de primera mano ni alcanzamos a percibir la profundidad de un movimiento que ha rebasado ya el marco político electoral.

El costo asumido sin duda es demasiado alto en el marco de la manera tradicional de hacer política. No así caso de que las intenciones sean otras, vistas bajo una óptica diferente. La reivindicación de la democracia como ideal de convivencia civilizada entre diferentes, bien lo vale.

Para quienes conocemos de tiempo atrás el entorno y condiciones en los que surgiera el líder natural, carismático, con una sólida formación ideológica, siempre rodeado de asesores brillantes a los que sabe escuchar en su momento e imponérseles cuando su pragmatismo y visión apuntan en contrario a lo que la mayoría considera racional, no nos es del todo extraña la tendencia a recurrir a las “asambleas informativas”, a las marchas de protesta y presión, y a la movilización de los sentimientos más ocultos pero al mismo tiempo obvios de sus seguidores, como tampoco nos sería extraño que el tabasqueño tenga puesta la mira más allá de los resultados de la elección. Andrés Manuel ya le tentó el agua a los camotes, como se dice coloquialmente, y sabe ya a estas alturas que no le dejarán llegar a la Presidencia de la República, así sea el triunfador legal de la elección. Conoce del sentir y fuerza de quienes le siguen convencidos, identifica a los compañeros circunstanciales de viaje y ha medido la fuerza de sus adversarios. Mi percepción personal es de que López Obrador está convencido de que la oportunidad se le escurrió entre los dedos, a sabiendas de que el poder real en México y el contexto internacional que pesa y determina, le han cerrado la puerta de acceso a Los Pinos.

Hoy con su estrategia se pone de pechito. Deja que los medios y el poder real le hagan pedazos pues bien ha aprendido a lo largo del camino que entre más le peguen más se fortalece. El movimiento hoy denostado y colocado entre la espada y la pared, cierra la paradoja apuntando al futuro.

Podríamos presumir entonces que la estrategia de resistencia ciudadana no está enfocada ni a presionar al TEPJF para que le conceda el acceso al poder por la vía institucional, ni a invalidar por la vía de los hechos la decisión de los señores Magistrados. El domingo 30 en el corazón de la República, Andrés Manuel fue bien claro al afirmar: “Quiero decirles que esto va más allá del hecho de que reconozcan mi triunfo como presidente de la República. Reitero: no soy un ambicioso vulgar. No me mueve el interés al dinero y siempre he sostenido que el poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud, cuando se pone al servicio de los demás. Yo lucho por principios e ideales, que es lo que estimo más importante en mi vida, no por puestos públicos, aunque se trate del cargo más importante del país. Y por eso sostengo que en estos momentos, por encima de todo, lo mero principal es dejar a salvo la democracia”.

López Obrador ve y va más allá al caminar sobre el filo de la navaja. Tiempo al tiempo que este nos dirá en su momento que hoy se está gestando uno de los movimientos sociales de reivindicación democrática e incluyente más importantes del México de nuestros días. Primero los pobres, por el bien de todos, consigna que no debemos olvidar en el futuro cercano.

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