Mal inicio para Veracruz en el camino del 2012

Por J. Enrique Olivera Arce


El nada halagador panorama de la vida nacional coloca día con día a Veracruz en las primeras planas de los medios de comunicación. La nota roja, con el amarillismo que ya es parte de la cotidianeidad informativa en México,  sigue privilegiando el tema de la inseguridad y el combate a la delincuencia por sobre los temas torales de la Nación. Extendiéndose la percepción de que en tanto no se recupere seguridad y espacios públicos, el Estado mexicano no podrá reencauzar la marcha del crecimiento económico en medio de la crisis sistémica global.

El ya destacado desbarajuste social y económico que priva en el país, se refleja en la superestructura política al darse el banderazo de salida para el desarrollo del proceso electoral del 2012. La partidocracia no logró la noche del jueves el necesario consenso para, mediante mayoría calificada en la Cámara de Diputados, designar a los tres consejeros faltantes en el Instituto Federal Electoral. El desencuentro entre las bancadas partidistas en la Cámara baja, es apenas un pálido reflejo de lo que ya se considera una elección atípica salpicada de expresiones de “guerra sucia” en la pugna por el poder que, le pese a quien le pese, está enmarcada por la descarada intención de Calderón Hinojosa de evitar el regreso del dinosaurio priísta a Los Pinos.

Con la variante de que dada la correlación de fuerzas de las diversas expresiones partidistas, el tercero en discordia una vez más es Andrés Manuel López Obrador y su movimiento social, repudiado lo mismo por el PAN que por el PRI, pero esta vez al margen de las ataduras y traiciones partidistas de la llamada izquierda electoral. Lo que hace pensar o bien en un descalabro electoral del tabasqueño al mantenerse al margen, o en una reedición del fraude electoral del 2006.

Lo cierto es que en una contienda de todos contra todos, en el que no serán ajenos los poderes fácticos, la víctima propiciatoria sería nuevamente Andrés Manuel.

Como respuesta a Calderón y preparándose para lo que viene, el PRI recicla su bagaje histórico de personajes, indeseables sí, pero chuchas cuereras para sacar al buey de la barranca mediante las clásicas artimañas de que de siempre ha hecho gala.

Sin embargo, no puede dejar de considerarse la posibilidad de una escalada en el intento de establecer en México un bipartidismo al estilo norteamericano, mediante la alianza del PAN con la tribal agrupación del PRD que comandan “los chuchos”, contendiendo con un candidato de unidad, que bien podría ser Marcelo Ebrard ya que los aspirantes panistas no logran remontar. En tanto que el PRI, no decidiéndose aún, pese a lo que se afirma, entre Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, iría en coalición con el Verde ecologista y el Panal con candidato común.

Caso supuesto en el que Andrés Manuel,  Morena y posiblemente las alas más radicales del PRD, PT y Movimiento ciudadano, no serían invitados a la fiesta.

Y mientras la partidocracia y Calderón Hinojosa juegan a las pulsadas, el país avanza peligrosamente a un impredecible descalabro económico que se hace acompañar de un creciente descontento social, que si bien no se ha radicalizado es gracias, por un lado, a la apatía en importantes sectores de la sociedad y  a que López Obrador se esfuerza por canalizarle por la vía pacífica. “Ni  un vidrio roto”, es la consigna.

A este incierto panorama se agrega la amenaza del retorno al presidencialismo autoritario, en tanto que Calderón Hinojosa está dispuesto a someter a los virreyes a la voluntad de sus propósitos, ahora electoreros, de profundización y continuidad de la llamada “guerra” contra las diversas bandas criminales, que presuntamente le disputan el poder al Estado.

A un creciente y obvio doble poder se responde con la militarización del país, poniendo en riesgo a la elección del 2012, no por la violencia en sí, venga de donde venga, sino por el cada vez mayor rechazo de la ciudadanía a la acción de gobierno. Contemplándose la posibilidad de que el gran triunfador del cotejo electoral sea ni más ni menos que un nada deseable y brutal abstencionismo como expresión de castigo.

Así las cosas, a mi juicio la contienda y la reedición de los bacinicazos del 2006, se dará entre el voto duro partidista que, por cierto, ha menguado en presencia y capacidad de decisión como resultado de la pérdida de autoridad y credibilidad de las diversas expresiones político electorales. Aunque se debe reconocer que la zanahoria y expectativas de maiceo y salpique sigue siendo el motor del voto duro.

Al ciudadano de a pie, ajeno a las militancias partidistas y al tejemaneje y acuerdos copulares en lo oscurito, le queda claro que su voto es irrelevante y, paradójicamente, lejos muy lejos de reivindicar su derecho a decidir como mandante, hace como que la virgen le habla. Mientras Andrés Manuel López Obrador persiste en despertarle.

Para nuestro infortunio, en la aldea el evento “Hay Festival 2011”, que iniciara el jueves en Xalapa capital del estado de Veracruz, y en el que se esperaba diluyera el sabor amargo de los últimos acontecimientos, fue desplazado mediáticamente por otras lamentables expresiones de barbarie que ponen en entredicho una vez más el ”aquí no pasa nada”; dominando el clima de zozobra  que envuelve ya a la gran familia veracruzana, misma que antepone seguridad a una manifestación cultural de primer orden a nivel internacional. A lo que se agrega la obligada salida del Procurador fiel y el nombramiento de otro cercano a Fidel Herrera como encargado del despacho en la Procuraduría General de Justicia, alborotando el gallinero político.

Por cuanto a la también inédita situación que vive el gobernador de Veracruz, como lo apuntáramos en nuestro maquinazo del 24 de septiembre, cada día que pasa le cuesta más trabajo mantenerse en el filo de la navaja, envuelto en la telaraña que le teje Calderón Hinojosa. Hoy día está claro que desde el centro del país le han impuesto a la entidad un “gobernador castrense”, titular del mando único del programa “Veracruz seguro”, en el marco de la estrategia electoral panista para lo que se viene en el 2012.

Mal inicio en el proceso electoral, mientras en los medios nacionales ya califican a la inquietante realidad que se vive en la entidad, como “El septiembre negro” de Veracruz.