Oportunismo inoportuno de Javier Duarte

Por J. Enrique Olivera Arce

Aún no se enfriaba el efecto en la opinión pública de las confidencias de Elba Esther Gordillo, exhibiendo a Calderón Hinojosa, cuando vino el contragolpe presidencial por conducto de Miguel Ángel Yunes Linares, provocando con un tan estéril como engañoso intercambio de dimes y diretes, una oportuna y efectiva cortina de humo que pusiera a salvo la imagen presidencial, reduciendo lo sustantivo a un chisme de vecindad en el que Calderón se asume como árbitro con la ley en la mano.

Tan bien montada ha estado la opereta, que la cortina de humo obligó al priísmo a terciar en el asunto, provocándose un debate entre el PRI que está a favor de allegarse los servicios electoreros de Elba Esther y el PRI que, para cubrirse las espaldas ante la opinión pública, se desgarra vestiduras y rechaza los buenos oficios de la corrupta dirigente vitalicia del SNTE.

En Veracruz, se fue más allá. El priísmo atendió a la finta e hizo suyo un pleito ajeno y añejo arremetiendo con todo en contra de Yunes Linares, sin parar mientes que el peón no actúa de motu propio, sino como instrumento al servicio de Calderón Hinojosa. Tanto se perdió la perspectiva frente a la cortina de humo, que el propio gobernador Duarte de Ochoa pretendiendo clavarle la puntilla al oriundo de Soledad del Doblado, en Tuxpan públicamente se manifestó orgulloso de ser aliado de Elba Esther Gordillo, tomándose la libertad de involucrar en tan nefasta alianza a todos los veracruzanos.

¿Qué necesidad de tomar partido, cuando lo que para la opinión pública la ronda de dimes y diretes únicamente exhibe que tan corrupta es la maestra como el ex candidato a gobernador de Veracruz? ¿El Dr. Duarte de Ochoa está a favor de la corrupción de la primera, descalificando a conveniencia la corrupción del ex director del ISSSTE? Oportunismo inoportuno el del gobernador veracruzano, que no sólo muestra ingenuidad política al no entender el juego de Calderón, sino que, además, al inclinarse a favor de la Gordillo enfrenta al poder presidencial.

Si algo se ganó con Felipe Calderón en los últimos meses, con un inoportuno e ingenuo discurso lo ganado se perdió en un día. El rencor presidencial cobrará factura.

Duarte de Ochoa queda en evidencia, poniendo innecesariamente en riesgo a su gobierno y a los veracruzanos que, a su real entender, estamos todos orgullosos de contar con la amistad de la máxima expresión viviente de la cultura de la corrupción e impunidad en México. Lo que, en pocas palabras, sin deberla ni tenerla nos confronta a todos con Calderón Hinojosa, aún presidente de la República, por el simple prurito de considerar a Miguel Ángel Yunes como enemigo jurado de Fidel Herrera Beltrán y, por ende, de Veracruz.

Pero no es sólo eso. Cuando Duarte de Ochoa toma partido a favor de Elba Esther, se involucra en la tanda de dimes y diretes defendiendo indirectamente a su secretario de Finanzas, a sabiendas de que es la palabra de Yunes Linares contra la palabra de Tomás Ruiz González, despertándose suspicacias entre la opinión pública que ahora se pregunta si la llegada del ex director de la Lotería nacional y ex dirigente nacional del Panal al gobierno duartista, no es resultado de un pago de factura derivado de un arreglo en lo oscurito con el gordillismo, para inclinar la balanza a favor del candidato priísta en la elección de gobernador en el 2010. No olvidemos que la maestra sirve siempre al mejor postor, como se desprende de sus muy oportunas y fríamente calculadas confidencias.

¿Qué necesidad?

Si se parte de la idea de la debilidad de Calderón Hinojosa en la última etapa de su gobierno, la administración pública estatal no se queda atrás cuando apenas son los inicios del gobierno de Duarte de Ochoa. No hay dinero, es la percepción generalizada. Sin dinero no hay gobierno, sólo queda un ya desgastado discurso cuyo impacto mediático culmina con la falsa premisa de que todos los veracruzanos repudian a Miguel Ángel Yunes, simpatizando con la Gordillo, tanto que se llega al grado de confrontar a Felipe calderón. Mala pifia que esperamos no resulte demasiado onerosa para Veracruz.