Xalapa sin visión de futuro

Por J. Enrique Olivera Arce



Sin una estrategia de largo plazo que ponga orden al caos a que ha dado lugar el crecimiento anárquico de Xalapa, capital de una de las entidades federativas con mayor potencial económico y social, seguiremos dándole vueltas a la noria. Trienios van y vienen y nuestra ciudad persiste en ofrecer a propios y extraños una pobre imagen de lo que sus habitantes no desean para sí y para las nuevas generaciones, contrastando con el pujante desarrollo de otras capitales estatales tanto en el ámbito nacional como en lo específico en el sur sureste del país.


Cada presidente municipal en turno reinventa el mismo rollo, concentrando su atención en el insoluble problema vial de la ciudad capital, cerrándose a aceptar que este problema no sólo es consecuencia del exceso de tráfico vehicular o de insuficiente ingeniería de tránsito para hacer de calles y avenidas, vías fluidas que faciliten la intercomunicación funcional entre el centro histórico y los ya varios cientos de colonias periféricas.


El Xalapa colonial fue diseñado en sus inicios de acuerdo a las condiciones topográficas prevalecientes y a un lento crecimiento demográfico determinado por su carácter de ciudad de paso en el tránsito de viajeros y mercancías de Veracruz al altiplano. Más que calles, estrechas callejuelas dominaron el paisaje urbano y, con ello, una vialidad considerada para carretas y peatones. El diseño original subsiste y a este se le han venido agregando anárquicamente, como parches mal puestos, lo mismo colonias que avenidas presuntamente vías rápidas de desfogue de un centro histórico concentrador de oficinas, comercios, planteles educativos, hospitales y espacios públicos, sin respetar el obligado ordenamiento derivado del entorno topográfico y, por ende, sin considerar el alto costo de hacer llegar a todos los habitantes el beneficio de los servicios públicos indispensables para la vida en comunidad.


Hoy la ciudad es un caos y su población, lo reitero, ingobernable. Problemas de toda índole brotan por doquier y la autoridad municipal en turno se manifiesta incapaz de su atención y pronta respuesta, con el consiguiente disgusto permanente de los xalapeños. Las autoridades estatales y municipales no quieren verle así, cerrando los ojos ante lo obvio. De ahí que lo mismo autoricen el anárquico crecimiento de un servicio de transporte público obsoleto que la incorporación de varios cientos de taxis o la apertura de nuevas colonias colgando de los cerros circundantes, haciendo acompañar a tal aberración un llamado plan de ejes viales que como vías rápidas atiendan a la necesidad de conductores de vehículos y desatiendan a los peatones, mayoría entre los habitantes del municipio. Sin que nadie se preocupe por el futuro de mediano y largo plazo de la capital veracruzana.


Si algo hay que aprender de la pujanza de otras capitales es la visión de futuro de habitantes y autoridades que de manera coordinada, se han echado a cuestas la tarea de romper con inercias negativas, adoptando planes estratégicos de ordenación del crecimiento urbano que conjuguen pasado, presente y porvenir en un espacio que es de todos.

El proceso electoral en marcha, que desembocará con la elección de nuevas autoridades municipales, no contempla en quienes aspiran a gobernar a Xalapa propuesta alguna en tal sentido. Elegiremos a nuestras autoridades a ciegas como ciegos seguirán siendo quienes pretenden gobernarnos, y nuestra otrora bella y culta capital de Veracruz seguirá en su letargo siendo lo que sus habitantes no desean, ciudad para carretas y vendedores ambulantes.


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