Distractores
J.
Enrique Olivera Arce
Pulso
crítico
En Yucatán, reza el sentido
común que en noches sin luna no intentes recoger una piedra en el camino,
podrías embarrarte los dedos.
Con apenas una
votación a su favor del 13 por ciento de la lista nominal del electorado
veracruzano con derecho a sufragar, el PRI ensoberbecido confronta a la mayoría
ciudadana aprobando en el Congreso local cuanta ocurrencia propone el titular
del poder ejecutivo.
Asumiéndose como
mayoría con un triunfo pírrico obtenido el pasado 7 de junio, la primera
minoría se siente con derecho y legitimidad, para aprobar al vapor un nuevo
reglamento de tránsito, inconsulto y con serias contradicciones que, por
principio no se corresponde con la realidad cultural y de infraestructura urbana
de los veracruzanos, no educa y si castiga y reprime, a más de que es rechazado
por la población por considerársele medida recaudatoria, y no respuesta al por más de diez años
problema no resuelto de movilidad urbana en las principales ciudades de la
entidad.
O el nuevo Código
electoral, presuntamente destinado a homologar la legislación electoral estatal
con la federal, pero que, de facto resulta ser una adecuación de las reglas del
juego aprobadas en el 2012 a la
estrategia duartista de la sucesión en 2016; poniéndole más piedritas en el
camino a la aprobación de las candidaturas independientes, y facilitándose la
creación de nuevos partidos políticos locales que contribuyan a la dispersión
del voto con la intención de favorecer al partido gobernante.
Y ni se diga de las
iniciativas de reformas a las disposiciones legales en materia de salud pública
y Código Penal, que habrá de aprobarse por mayoriteo del tricolor en la Legislatura local, con
las que sin aviso y consulta previa, la administración pública pretende abatir por
decreto el alcoholismo entre los jóvenes.
Medidas todas estas
que para el imaginario colectivo, constituyen políticas públicas autoritarias y
recaudatorias que presuntamente contribuirían a alivianar las quebradas
finanzas del gobierno duartista. Mismas que no se puede ni debe contextualizárseles al
margen del tempranero proceso electoral sucesorio, como distractores
auspiciadores de un falso debate en perjuicio de una discusión seria y a
profundidad de la problemática que en todos los órdenes acusa Veracruz.
Con o sin reformas
lo mismo al Código electoral que al penal o la ley de salud, los problemas de
desigualdad, pobreza, desempleo, bajos salarios, inseguridad, analfabetismo,
alcoholismo y, en general, deterioro del tejido social y estancamiento
económico, persistirán en el tiempo a lo largo y ancho de la entidad, en tanto
no exista voluntad política y honestidad intelectual para modificar el actual
estado de cosas.
Basta con leer lo
que a petición de parte publica el cada vez más estrecho círculo de texto
servidores al servicio del fidelismo-duartismo, para percibir propósito e
intención de desviar la atención, minimizando lo urgente y necesario para
rescatar de su marasmo a Veracruz.
Ante la necesidad
de un diagnóstico estatal y su consecuente modelo programático de rescate, mediáticamente
se privilegia el intercambio de dimes y diretes sobre las reglas del juego
electoral, vialidad urbana y freno a los tragos a deshoras en lugares públicos.
Lo importante y urgente se minimiza y lo trivial se impone como distractor
mediático en los tendidos.
Esto como frágil y
sutil vestimenta que destaque mediaticamente la fortaleza y mano firme de un
gobernador –fallido- que presuntamente debería entregar en su momento cuentas
claras y un estado medianamente próspero a su sucesor, ha fracasado en el
intento.
Vana simulación. Lo
que no se hizo y logro en cuatro años y medio de mal gobierno, no se espera se
logre en seis meses escasos. Ni fortaleza, autoridad política y moral en quien gobierna, ni confianza y credibilidad
en el partido gobernante, es expectativa válida en el ánimo de una sociedad
lastimada y defraudada para lo que resta del sexenio duartista.
Manotazos autoritarios
sobre el escritorio no substituyen buen gobierno, hay que tenerlo claro. El
caprichoso autoritarismo fuera de lugar y de tiempo, mañana seguramente se
revertirá. Alguien terminará por embarrarse los dedos si a pedradas se insiste
en abatir desencanto, frustración y hartazgo.
Luego cabe entonces
para los veracruzanos el tomar conciencia de la necesidad de cambio, partiendo
de valorar responsablemente y a fondo el actual estado de cosas que priva en la
entidad, para actuar en consecuencia en los años venideros; haciendo caso omiso
de especulación, chismes, dime y diretes, legislación y políticas públicas
controvertidas inscritas en la estrategia distractora duartista para alcanzar
una sucesión tersa, que favorezca la continuidad del proyecto transexenal
“Herrera-Borunda”. En pocas palabras, no irse con la finta prestándose a un
juego sucesorio encaminado al repudiado más de lo mismo.
Hojas que se lleva el viento
El senador José
Francisco Yunes Zorrilla considera que Veracruz requiere de un gobernante
decente. No teniendo cola que le pisen, salvo haberse disciplinado tomando
partido a favor de las reformas privatizadoras presuntamente estructurales del
Sr. Peña, su dicho le enaltece ante la audiencia. Sin embargo, estimo que no basta
ser decente para bien gobernar a Veracruz. Las Méndez eran decentes, aflojaron y
se las llevaron al baile. Otros atributos son indispensables, como el
compromiso con el pueblo que elije, inteligencia, congruencia y honestidad
intelectual para reconocer y aceptar
explícitamente la realidad que hoy día se vive en la entidad; dejando claro sin
tapujos ni demagogia, qué es posible rescatar y que no, comprometiéndose a un
cambio verdadero en rumbo y destino en el que el abatimiento de desigualdad,
pobreza, desempleo, entre otros lastres, tengan prioridad por sobre compromisos
y pactos en lo oscurito, valores entendidos, disciplina partidaria y fe ciega
en un modelo de país, neoliberal y privatizador que frena crecimiento económico
y desarrollo humano.
Es exigible que una
persona decente encabece un gobierno ajeno a la corrupción impune, pero la
decencia a secas, no impide que se ofrezca más de lo que se puede cumplir, como
hasta ahora se observa en quienes aspirando a la gubernatura de dos años, no
paran mientes en comprometerse en todo y con todos para ganarse a un electorado
que hoy por hoy ya no cree ni en los santos reyes. Con que ojos, mi querido
tuerto, si las finanzas públicas están desfondadas, es lo primero en que se
piensa al escuchar el manido discurso preñado de ofertas y promesas.
-ooo-
Ya que en la
capital veracruzana se pretende dar gato por liebre, sustituyendo un plan
racional de vialidad urbana nunca concretado, con medidas coercitivas derivadas
del reglamento estatal de transito ahora reformado, sería oportuno establecer
el frente de la vivienda del alcalde Zúñiga Martínez como espacio reservado a
talleres mecánicos, tianguis y mercados sobre ruedas, para alivianar la
vialidad en nuestra ciudad. Y siguiendo con la misma tónica, asignar a las encueradas de los 400 pueblos el
frente de la residencia de Elizabeth Morales en el fraccionamiento Monte
Magno, para sus patéticas exhibiciones, librando al centro histórico de
su repudiada presencia.
<< Home