J.
Enrique Olivera Arce
Para hombres y
mujeres comunes, la percepción pesa más que cualquier intento de explicación
racional de por qué ganó el PRI en Veracruz. En el imaginario colectivo parece
ser obvio, sin mayor explicación, que dos factores hasta ahora no suficientemente
desmentidos fueron determinantes: la tradicional compra de votos y la inducción
del sufragio mediante los programas asistencialistas aplicados estratégicamente
en los sectores económicamente más vulnerables.
Para los
conocedores del paño electoral, con información histórica, ambos factores
estaban más que previstos con bastante anterioridad a los comicios del 7 de junio
en la entidad. No hay forma de que sea derrotada maquinaria y estrategia
electoral, legal y extralegal del PRI,
se dijo, argumentándose que de antemano se operó con eficacia ablandando y
dividiendo a la oposición, a más de la oportunidad de capitalizar el amplio
espectro de opciones electorales que fragmentaría y pulverizaría la intención
del sufragio.
Se argumentó
también que el abstencionismo y el voto nulo de castigo, operaría a favor de la
estrategia tricolor.
Todo esto en el
terreno de la especulación y en un primer análisis lineal previo a la elección, que se confirmaría en
los hechos.
Sin embargo, hacía
falta un análisis ex post más preciso, respaldado con números duros, para tener
claro a nivel distrital el éxito o derrota lo mismo de la estrategia seguida
que de la operación de la aplanadora priísta y, en su caso, su equivalente en
los terrenos opositores en los que se confiara en el clima de descontento y
hartazgo sustentado en la percepción negativa del desempeño de un gobierno
fallido.
Corresponde al
destacado economista Hilario Barcelata Chávez, el dar una respuesta coherente,
congruente y sólida a la interrogante de por qué ganó el PRI la diputación
federal en 16 distritos dejándole a sus opositores únicamente 5, repartidas
entre el PAN, PRD y Morena. El también Coordinador del Doctorado en Finanzas
Públicas de la Universidad
Veracruzana , con números duros en exhaustivo y puntual
análisis pone en contexto lo que sucedió el domingo 7 de junio.
En el ensayo de su
autoría, titulado “Por qué ganó el PRI en Veracruz”, Barcelata Chávez apoyándose
en el estudio realizado por la empresa Parametría, que mediante encuestas
identificó las características que definen a las personas que votan por cada
uno de los partidos políticos en México, para definir el “perfil del votante
mexicano”; destaca y desmenuza a detalle tres factores que fueran determinantes
para el pírrico triunfo del tricolor: El perfil del votante; El poder del
abstencionismo y, La insensatez del voto nulo. Destacando como variables
comunes el peso de la pobreza, el nivel de escolaridad, y el de ingresos de los votantes en cada uno
de los 21 distritos electorales.
Mapeo electoral que
coincide con el grado de desarrollo regional relativo en la entidad y el
innegable estancamiento económico, educativo y cultural por el que atraviesa
Veracruz. Y que sin duda, refleja también
la validez de la opinión sustentada en números duros de diversos
expertos, que coinciden en señalar que la
entidad veracruzana vive una profunda
crisis económica que repercutiendo en la vida social de la población, no es
ajena al pésimo desempeño de la administración pública y al endeudamiento
creciente del gobierno estatal.
Para quien escribe
estas líneas, el análisis del Dr.
Barcelata, por su contundencia y oportunidad,
no debe ser ignorado. Más allá de propósitos y objetivos electorales, da
una idea precisa de cuales deberían ser las prioridades tanto en el combate de
la desigualdad y pobreza como en el rescate y fortalecimiento tanto del
quehacer económico como de un tejido social en franco deterioro. Si para el PRI
la pobreza e ignorancia es un aliado estratégico para sus fines, para Veracruz
es un lastre que debe ser superado.
Hojas que se lleva el viento
Y a propósito del
partido en el gobierno, se está publicitando a bombo y platillo la llamada
“Escuela de cuadros” del PRI en la entidad, como medida de renovación de la
estructura jerárquica de la maquinaria tricolor. Medida sustentada en la incorporación de una nueva
camada de operadores electorales con mayor nivel de escolaridad y capacitación
político-electoral. Sobre ello vale la pena considerar lo siguiente:
Perdida la brújula
ideológica liberal con la que el PRI por más de 70 años mantuviera hegemónico
rumbo y destino, y no habiendo aún asimilado los nuevos paradigmas neoliberales
en que se sustenta el modelo de país que se promueve desde Los Pinos, a lo
único que podría aspirar hoy día el priísmo, es a trasmitir a las nuevas
generaciones de cuadros partidistas paradigmas de simulación, saqueo,
corrupción, impunidad, y un cínico y descarado pragmatismo ajeno a principios y
valores éticos. Está en su naturaleza y no se puede apartar del guión en su
afán por sobrevivir.
-ooo-
La especulación, el
chisme y la descalificación a priori, ganan terreno al análisis serio de lo que
Veracruz espera de su próximo gobernador, perdiéndose la oportunidad para revisar y enmendar entuerto tras entuerto en
la entidad. Curiosamente, el ambiente de cotorreo que domina en el anticipado
proceso sucesorio, queda restringido a los círculos políticos y periodísticos
en los que por inercia y sin duda intereses creados, dan por hecho que la
competencia por la gubernatura de dos años una vez más habrá de decidirse
cupularmente en los círculos del poder real, ignorándose tanto lo que los votantes potenciales piensen y
opinen al respecto como las siempre variables e impredecibles circunstancias
políticas y sociales tanto en el ámbito nacional como local. El sonado affaire
de la evasión del ahora más buscado capo del narcotráfico internacional, así
como el brutal e inimaginable monto del endeudamiento del gobierno duartista,
juegan en el proceso sucesorio, sumándose como un elemento más a considerar en
las bolas de cristal de los adivinadores. Al tiempo.
-ooo-
Al agitado cotarro
de la grilla veracruzana, ahora se introduce en el tema de la sucesión el
factor confusión. Como un distractor más, se auspicia mediáticamente la multiplicación de aspirantes a “candidatos
independientes” a la gubernatura de 2 años en la entidad, haciéndole el juego a
la estrategia priísta de dividir para vencer, sabiamente precedida por una
cuestionada reforma legal que estableciendo nuevos candados para dificultar aún
más el registro de los “independientes” da lugar a un falso debate.
Pretendiendo con ello dar la impresión
de que el partido en el gobierno teme a dicha opción electoral. El nuevo
elemento distractor es muy burdo, pero no faltarán los que se vallan con la
finta. Veracruz da para eso y más.
-ooo-
Primero saquean a
PEMEX, lo castigan fiscal y presupuestalmente hasta dejarlo en la lona y hoy
día, con todo cinismo y descaro el gobierno de Peña Nieto nos dice que la
empresa propiedad del Estado mexicano no tiene dinero para participar en las
licitaciones de la Ronda Uno.
Igual se nos dijo que no se privatizaría el petróleo, hoy en los hechos se
afirma lo contrario evidenciando lo que Cuauhtemoc Cárdenas califica como
traición a lesa patria.
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