Entre gitanos y clarividentes el futuro de Veracruz no es tema relevante

Por J. Enrique Olivera Arce




Entre gitanos no se vale leer la buenaventura, sin embargo, en lo concerniente al gremio periodístico, en especial para aquellos propietarios de los varios cientos de medios de comunicación impresa que cual hongos siguen proliferando en Veracruz, no sólo entre sí se leen la suerte, también se dan mordiscos echando por tierra la vieja conseja que nos dice que perro no come perro.

El gremio se ha dividido entre aquellos que con la nueva administración, el camino a seguir es el mantener una estrecha y muy amistosa cercanía con la ya prácticamente Directora General de Comunicación Social, compañera periodista Gina Domínguez Colio, estableciendo lo que entre tundeteclas se conoce como “valores entendidos” y, los que llanamente afirman que la única relación viable de amistad para con ella es que salpique y, en tanto esto no suceda, la señora no figura aún entre los “seguros” personajes a ocupar un alto cargo en el gabinete del joven cordobés.

La posición maniquea parece ser la que domina el escenario, Todos van sobre el dinero pero la mayoría condiciona aceptación, amistad y colaboración con la aún no confirmada Directora General de Comunicación social, con la paga, anticipada, cuantiosa y oportuna, siguiendo la tónica del fidelato manirroto.

Los papeles se invirtieron. De modesta reportera haciendo sus pininos de búsqueda del chayote en un diario local de Chetumal, hoy, con su cercanía e influencia en el estrecho grupo de confianza de Javier Duarte de Ochoa, como funcionaria de primer nivel, o salpica o se le se pega, es el dilema al que habrá de enfrentarse Doña Gina Domínguez.

En este escenario, la ex secretaria auxiliar de Mario Villanueva Madrid, quien fuera gobernador “inconcluso” de Quintana Roo, es comidilla cotidiana en los círculos periodísticos, en tanto trascendiera que el dinero para la prensa será abundante para “los consentidos de la señora” y escaso o nulo para la mayoría que valora en metálico su pobre contribución a la construcción meteórica de imagen de un desconocido que, hoy por hoy, en unos días gobernará a Veracruz.

Si el por ahora gobernador electo quiere cercanía y buen trato de la prensa, estará sujeto a los caprichos de Gina, afirman sus detractores, en tanto que los más “diplomáticos” desde ya tejen la red en torno a la posible sucesora del “Goebbels” de pacotilla, alimentador mediático de la gran mentira de la fidelidad.

Lo anterior viene a cuento porque es apenas un ejemplo paradigmático, estira y afloja que en diversos sectores de la clase política, empresarios oficiosos y periodistas afines a lo que denominan como “el sistema”, se está dando en torno a la integración del gabinete duartista. Las listas de los listos, que parecen salir de la misma bola de cristal en tanto van haciéndose coincidentes, es el tema cotidiano. Los que aparecen en los medios de mayor circulación o de la pluma de los considerados “vacas sagradas del periodismo”, son los buenos o los malos, atendiendo a si son amigos, proclives a la componenda y el cochupo, o enemigos por tener antecedentes de “miserables”, incapaces de salpicar a quien considera merecerlo.

Curioso. En estas discusiones sobre cual de los oráculos es simple invento de los listos de las listas, o calificada información avalada por los brujos de Catemaco, especulándose, incluso, si es filtrada con muy mala leche por el que dicen que aún manda en palacio, el tema ausente es Veracruz; a nadie le importa un pito presente y futuro de la entidad, como tampoco si Javier Duarte acertará o se equivocará tanto en la elección de su primer equipo de colaboradores como en la conducción de su mandato, llevándose entre las extremidades inferiores a la mayoría de los veracruzanos.

La corrupción se anticipa, lo relevante es con quien, con cuanto y como se tendrá acceso a la ubre oficial. En pocas palabras, los tradicionalmente beneficiarios del poder político, están por la misma gata, aunque esta se revuelque de manera diferente, para estos Veracruz no cuenta.

Para hombres y mujeres comunes, ello se reduce al “más de lo mismo”, con lo que suelen calificarse los relevos gubernamentales. Ni participan ni se les consulta, sólo esperan lo peor de los futuros integrantes del gabinete. Si Alemán puso de responsable de la atención al campo a un dentista y Fidel a un dipsómano empresario de medio pelo, lo mismo puede Duarte designar para esta tarea a una sedicente dirigente de la inútil burocracia cenecista. Para el caso es lo mismo, las cosas seguirán igual o peor. Más de lo mismo, dice la gente.

Esto último es sin duda el dilema que bulle en el cerebro de Javier Duarte de Ochoa, ante el bombardeo mediático en torno a quienes serán los hombres y mujeres del gobernador. O mantiene y alienta el statu quo, ó se inclina a favor del tan necesario como urgente cambio del actual estado de cosas.

Lo justo y necesario sería que quien habrá de gobernarnos, opte por el cambio, rodeándose de gente capaz de dentro o fuera de la clase política, partiendo, antes que nada de un exhaustivo y preciso diagnóstico regional y sectorial de la situación nada optimista que guarda el Veracruz de nuestros días. Para cada reto en puerta, con visión de mediano y largo plazo, el funcionario y personal idóneo para enfrentarlo.

De lo contrario, siguiendo con la tradicional improvisación, atención a compromisos de campaña o pago de facturas, sin necesidad de bola alguna de cristal se puede augurar el fracaso en el intento. Veracruz, ni quiere ni merece seis años de más de lo mismo. Exige cambio de rumbo en lo económico y social, así como eficacia, honestidad y voluntad política, en la conducción y desempeño del servicio público, para salir de su marasmo.

Antes de que finalice el año, sabremos a que atenernos. En manos de Javier Duarte está el optar por seguir siendo considerado el “delfín impuesto”, guardaespaldas de su antecesor y al servicio de la corrupción y la impunidad, o legitimarse plenamente con inteligencia y visión de estado, inclinándose por el cambio a satisfacción de la mayoría de sus gobernados.

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