¿Cambios en la administración fidelista?

J. Enrique Olivera Arce



Si nos atenemos a lo publicado en los medios, no hubo cambios en el gabinete, como estos mismos lo han venido insinuando, en algunos casos, ó en otros, exigiendo groseramente desde los inicios de la actual administración estatal. El gobernador no contempló en su agenda la necesidad de imprimirlos, simplemente reaccionó ante la renuncia del Sr. Murillo por razones de salud, que no de edad, y la del maestro Zúñiga por razones hasta ahora no explicitadas pero comprensibles dadas las diferencias, incluso personales, de quien venía haciéndose cargo de la proyectada universidad popular para adultos, con el rector de la U.V., y el titular de Educación.

Partiendo de tal supuesto mediático, el relevo de Murillo y de Zúñiga no se inscribe dentro de un proyecto de renovación generacional, como algunos señalan, ni modifica en forma alguna la orientación general de la marcha del gobierno fidelista. Los otros movimientos, simples enroques y reacomodos, en áreas de menor relevancia, precisamente careciendo de relevancia ni benefician ni perjudican, salvo en lo individual en las economías personales de los funcionarios involucrados y sus adláteres.

En el caso del actual titular de la SEFIPLAN, simplemente se ratificó lo que de facto ya existía. Quien ha sido responsable del manejo de las finanzas públicas desde el inicio de la administración, simplemente pasó a ocupar la oficina de su antecesor, quien se venía prestando a ser figura decorativa y presuntamente vínculo de tersa transición entre el gobierno fidelista y la administración alemanista.

El caso del Director del IVEA, quizá en el fondo tenga otro cariz. La importancia del organismo en la estructura gubernamental estatal es menor a la que pretendiera darle un funcionario con antecedentes, tamaños y expectativas suficientes para brillar con luz propia, mucho más intensa que la de la mayoría de los miembros de primer nivel en el gabinete fidelista, lo que ponía a Guillermo Zúñiga de pechito para generar y recibir una constante y cotidiana andanada de golpes bajos, intrigas y descalificaciones, de las que se cansó el destacado funcionario.

Pero si bien, en la SEFIPLAN no se espera cambio alguno en la conducción del manejo de los dineros públicos, salvo servir de plataforma para lanzar al delfín a la búsqueda de la gubernatura, la situación en el IVEA es también diferente. El nuevo director del organismo, buen hombre, decente y bien intencionado, se saca la rifa del tigre: no puede dar marcha atrás en el proyecto que encabezara su antecesor, sin lesionar a más de 40 mil educandos inscritos en preparatoria abierta y más de 20 licenciaturas, a más de perjudicar la imagen del titular del ejecutivo, a quien se le atribuye la iniciativa a favor de los adultos a los que se pretende beneficiar; en el supuesto caso de seguir impulsando el proyecto de constitución de la universidad popular veracruzana, no sólo le falta una probada capacidad, experiencia y conocimientos para ello, también las tablas políticas para mantener, sin demerito de la tarea, el bajo perfil que del organismo exigen la mayoría de los funcionarios de primer nivel de la administración.

Lo verdaderamente relevante para este segundo trienio de la administración pública, llamado a ser el de la consolidación fidelista, no lo ventilan los medios de comunicación de la entidad. Nada se dice en la prensa escrita o electrónica, si Veracruz se va a alinear con la política a contracorriente de Calderón Hinojosa, pronunciándose a favor de las reformas estructurales, energética y laboral auspiciadas desde la presidencia de la República, ratificando así el beneplácito a favor del rumbo incierto de un modelo neoliberal de desarrollo sustentado en la apertura total de la economía a las trasnacionales extranjeras, o si Veracruz, consecuente con su pasado histórico en el que se inscribieran las más brillantes páginas de nacionalismo y reivindicación de la soberanía nacional, se niega a navegar a contracorriente de sus propios intereses en la barca de la ultraderecha. Ello no figura en la agenda mediática, aunque no cesa el soterrado y nada gratuito ataque a PEMEX y el destacar las bondades de la generación privada de electricidad en tierras veracruzanas, pasando por alto que la industria energética pública, nos da más de lo que presuntamente quita a nuestra entidad, lo que debería aclarar a la opinión pública nuestro flamante secretario de planeación y finanzas.